El gesto de Rézola que impactó en las redes

Fabiana García

Veinte mil pesos es una suma de poca relevancia en cuanto a lo que se puede resolver con ese monto, pero sin embargo, fue el subsidio que recibió el deportista olímpico en canotaje Rubén Rézola por parte del Enard, para afrontar las consecuencias del coronavirus y que él decidió brindar como donación para mitigar aunque sea un poco la situación.

“No esperaba la viralización que tuvo esta decisión y mientras se hace efectiva esta ayuda, estoy viendo a que institución lo destino. Me gustaría brindarlo a alguna que esté atendiendo la alimentación o desnutrición infantil, ya que este momento agravó la situación”, dijo el palista integrante del equipo argentino de canotaje, que ganó la medalla de plata en los Panamericanos de Toronto.

“Quería colaborar con una obra del Hospital Iturraspe; pero bueno -como debe ser- ya tenía lo necesario, así que va ser otra entidad”, comentó el santafesino que inició su carrera en El Quillá y tuvo una infancia y adolescencia con restricciones desde lo económico.

“No creo haya sido un gesto muy grandioso, pero es desde el lugar de donde cada uno esta y es una decisión personal. Tiene que ver con un aprendizaje de vida; valores que me dio el deporte, el olimpismo. A veces los deportistas somos egoístas, nos preocupamos por mejorar cada uno en lo personal, pero esta vez se nota una gran empatía para estar ayudando al otro”, señaló.

Medidas necesarias

El año para el canotaje argentino se había planificado con un selectivo nacional qu iba a ser el 7 de marzo, después un selectivo interno y el Preolímpico. “De esta forma se iba a dar clasificar, o no, a los Juegos Olímpicos”, detalló.

“Venía con una preparación muy buena, no había llegado al máximo y es una lástima. Pero no lo veo como un impedimento en mi carrera; la verdad, que en buena hora se tomaron las medidas necesarias para hacer los Juegos Olímpicos el año que viene, y las clasificaciones también. Ante la situación que se produjo lo mejor fue posponer todo, opinaba que lo importante era la salud y no los rendimientos deportivos”.

Hace cuatro años, por los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, la empresa santafesina Sotig le obsequió a Rubén Rézola, un bote ergómetro. Era la posibilidad de simular un kayak fuera del agua y darle al deportista un instrumento de primer nivel para reforzar el entrenamiento.

“Quien iba a pensar que cuatro años después iba a ser una herramienta fundamental para seguir entrenando”, dijo Rubén en relación al elemento que le permite entregar en su cochera. Hace siete años vivo en un departamento y tuve que correr todo, tengo un mini gimnasio armado, y para la parte de agua, tengo el simulador”, indicó.

“La competencia pasó a ser algo secundario, no va haber actividad este año, la cabeza está más relajada, pero el entrenamiento continúa verdaderamente por el amor que uno tiene hacia lo que hace”, dijo el deportista .

El kayak ergómetro en la cochera, el gimnasio de pesas desmontable en el comedor: “esto es algo que me sorprendió de todos; como les ha salido la creatividad por los poros. Se han armado un kayak a su manera, algunos implementaron con una pileta, otros con un elástico y un palo para hacer el gesto de la pala. Básicamente lo que me ha impactado es la creatividad que los atletas del mundo implementaron para entrenar en un rincón de su casa”.