La comedia juvenil que marcó una época y ahora llega a Netflix
Se estrenó en 1985 y se convirtió en película de culto. El director John Hughes logró algo inédito: una historia protagonizada por adolescentes, inspirada en sus problemas y con sus propias formas de hablar y desenvolverse.
Archivo El Litoral Hughes dirigió 16 velas , Todo en un día , que recupera el espíritu de las slapticks comedy de los ?30 y ?40 y la divertidísima y alocada La mujer explosiva . Pero en ninguna de ellas logró la conexión con el público jóven que obtuvo en El club de los cinco .
Hasta la década del ‘80, era infrecuente ver a los adolescentes y sus dramas retratados en la pantalla grande. En los ‘50 y los ‘60 se mostraba el costado más luminoso de esta etapa de la vida a través de filmes almibarados, más orientados al romance. Y en los ‘70 quedaron estereotipados como víctimas en las películas de terror con asesinos seriales o psicópatas despiadados. Pero hacia 1984, apareció un guionista-director llamado John Hughes que se propuso hacer películas sobre los jóvenes, centradas en sus temáticas de interés, protagonizadas por ellos y, principalmente, a través de sus propios códigos, conductuales y lingüisticos.
Su primer intento fue “16 velas”, que elevó a Molly Ringwald a la categoría de estrella juvenil y alcanzaría su cumbre en “Todo en un día” (1986) que mezcla cierto temor al futuro y la adultez (“La vida pasa muy rápido, si no te detienes y miras a tu alrededor, te le podés perder”, dice el protagonista) con el espíritu libre de las comedias clásicas de Hollywood. Pero fue con “El club de los cinco”, que a partir del próximo viernes 10 de abril estará disponible a través de Netflix, cuando logró captar con detalle el sentir de los jóvenes de su tiempo y, con cierta pretensión de crítica social, exponer sus preocupaciones, inseguridades y sobre todo la ecasa comprensión que encuentran por parte de los adultos.
“El club de los cinco” resultó un hito generacional y se erigió como la película que cambió para siempre el rumbo del subgénero de la comedia juvenil. Su argumento no es, ni mucho menos, complejo o rebuscado. Simplemente es la crónica de un sábado en el cual cinco estudiantes deben pasar castigados en la biblioteca del instituto al que asisten. Son completamente diferentes entre sí, pero a lo largo de ocho horas de convivencia irán exponiendo ante los otros sus miedos, sus secretos y sus infortunios, irán acercando posiciones y terminarán formando un inesperado equipo para resolver sus inconvenientes. Y, principalmente, caen en la cuenta de que tienen mucho más en común de los que pensaban al principio.
Hughes, que escribió el guión de la película en solo dos días hacia 1982, se permite algunos momentos de humor muy fresco, sobre todo en la mutua incomprensión entre los jóvenes castigados y el severo director del establecimiento escolar, Paul Gleason, que desconfía de los jóvenes y los mide continuamente desde la soberbia. Pero su éxito radica en el modo en que construye a los cinco personsajes protagonistas, cada uno con sus propias características, y en el modo en que narra cómo se entretejen las relaciones entre ellos durante las horas del forzado confinamiento. Los dialogos y situaciones son tan convincentes, que el espectador no puede hacer otra cosa que simpatizar con los jóvenes.
Cuidadas actuaciones
Gran parte de la credibilidad del film y su eficacia como pintura social de una época y de una franja etárea bien concreta, responde a la gran calidad de las interpretaciones. Hughes desarrolla un puñado de personajes (el atleta, el intelectual, el delincuente, la princesa y la rara) que sintetizan a cada uno de los estereotipos construidos por la sociedad. Emilio Estévez, Anthony Michael Hall, Judd Nelson, Molly Ringwald y Ally Sheedy, compusieron, respectivamente, a cada uno de ellos. Y aunque varios de ellos desarrollaron carreras más o menos significativas dentro del cine o la televisión, quedaron de una manera u otra atados a sus trabajos en este filme. Las cualidades actorales del grupo aparecen de manifiesto en una serie de escenas que fueron totalmente improvisadas a lo largo de la película, como aquella en que los jóvenes explican los motivos por los que han sido castigados ese sábado a pasar el día en la biblioteca.
“El club de los cinco” es una película que marcó una época. Se estrenó en Estados Unidos el 7 de febrero de 1985 y llegó a los cines argentinos en mayo de ese mismo año. Pasaron más de 35 años, pero todavía se mantiene en pie como una de las obras que pudo hablarles, desde la pantalla, a los adolescentes. Con las mismas palabras que ellos.