Cuando la tarifa es plana gana terreno el débito automático. Los consumidores que cuentan con ingresos fijos mensuales seguros -por ejemplo los empleados públicos o los docentes- son más proclives a dejar que los bancos hagan el trabajo del pago, siempre que se trate de un servicio en el que no haya sorpresas. Así, la regla sería que a menor variación del pago mayores chances de anotarlo en el débito automático.
La cochera, el seguro del auto, la cuota del colegio de los chicos, los planes de telefonía celular de tarifa plana, el servicio del cable o de internet. Ante esos servicios (que a diferencia de los impuestos se pueden cortar si no se los paga a tiempo) los usuarios argentinos parecen más dispuestos a tomar la decisión de dar el clic, a casarse con el pago y si después las cosas no resultan como parecían ir a reclamar por ventanilla a iniciar un divorcio.
En el caso de Aguas Santafesinas SA, cuya fórmula tarifaria no ha variado en casi dos años, el consumo presunto (no cambia según los metros cúbicos que en realidad requieren los hogares) se podría convertir en un aliado para que el impacto de la cuarentena sea menor.
Aproximadamente, el 40 por ciento de los usuarios residenciales ha optado por pagos con medios digitales, en especial, el débito automático. Y en la empresa estatal se ha tomado a la cuarentena como un desafío: buscar que esa proporción crezca, porque se estima que más del 50% de sus clientes residenciales están bancarizados.
Hay un sector que podría sumarse a esos pagos y así no habría una merma tan dura, que impacte tanto sobre las cuentas finales, se sostiene.
De todas formas, se estima que la recaudación estará lejos de lo normal y que será una muy buena noticia si este jueves o viernes se llega al 60%.
Desde hace décadas, las organizaciones de usuarios y el Ente Regulador de los Servicios Sanitarios le reclaman a Aguas Santafesinas SA (antes Aguas Provinciales SA) que avance con la micromedición del servicio, que cada familia tenga en su domicilio un caudalímetro, para que se pague por lo efectivamente consumido del servicio.
En la actualidad, hay 170 mil medidores en clientes residenciales sobre 400 mil conexiones domiciliarias que podrían ser medidas. En toda la concesión son 710 mil las facturas para todas las categorías.
En otras palabras, en apenas el 40% de lo “técnicamente medible”, que es sólo una parte del total de los clientes residenciales, se cobra por lo que se consume. La gran mayoría sigue pagando el agua y las cloacas como si fuera un impuesto.
Esa debilidad en la infraestructura puede hoy dar alguna esperanza para la cobranza. Los usuarios saben cuánto cuesta y cuánto costará el agua. Y está claro que no habrá aumentos en el mediano plazo.
El cobro del agua y las cloacas de acuerdo con la superficie, la ubicación y el valor de los inmuebles sin medición- predomina en las dos ciudades más importantes, Rosario y Santa Fe, donde la disponibilidad de agua cruda de calidad para su potabilización no es un problema. Otras ciudades, como Rafaela, tienen medido el 95% de sus usuarios.
La mayoría entonces tiene una tarifa plana, lo que invita a tomar la decisión de adherir al débito automático.
La página de internet de Aguas Santafesinas SA cuenta con enlaces para abonar la tarifa por medios electrónicos en www.aguassantafesinas.com.ar/portal/brindamos-un-servicio-esencial-para-luchar-c ontra-el-coronavirus/.