Rodajes suspendidos, estrenos nacionales y festivales cinematográficos postergados indefinidamente, salas cerradas. La pandemia del coronavirus abrió un panorama complejo para el cine argentino, en sintonía con el resto de las actividades culturales. Y las perspectivas son oscuras para las decenas de miles de personas que, en forma directa o indirecta, tienen a esta actividad su medio de vida: actores, actrices, técnicos, proveedores de equipamiento, servicios de transporte, catering y seguridad, empresas distribuidoras y productores. Justamente en este último rubro se encuentra Vanessa Ragone, santotomesina, hoy radicada en Buenos Aires, quien participó en filmes como “El secreto de sus ojos”, “Las viudas de los jueves”, “Betibú” y “La noche de 12 años”, que ganó un Goya el año pasado. Vannesa dialogó con El Litoral y trazó un panorama sobre la situación que atraviesa el sector en esta instancia de cuarentena obligatoria.
—No se puede producir, no se puede filmar, obviamente tampoco se puede estrenar en las salas. ¿Qué es lo que están haciendo hoy los que integran la industria del cine?
—Depende en que estado está cada proyecto. Hay gente que está fundiéndose, directamente. Que está perdiendo sus empresas. Estaban por empezar a filmar o filmando y debieron cancelar sus rodajes. A la vez, tienen que pagar la totalidad o buena parte de los contratos tanto de actores como de técnicos. Es una situación gravísima. El que estaba en esa instancia está, relativamente, en quiebra. Las productoras tenemos empleados fijos a los que hay que pagarle el sueldo todos los meses, pero en una situación de rodaje tenemos a lo mejor cincuenta, setenta, ochenta o cien técnicos y actores que tuvieron que parar, pero pretenden cobrar sus contratos y luego cuando se recupere la situación volver a comenzar. Hay entre diez y quince películas en Argentina que tuvieron que interrumpir sus rodajes.
—¿Sin posibilidades de avanzar en ninguna de las instancias de una producción?
—Si, estamos en cuarentena. Tener setenta personas juntas en un lugar es imposible, así que las actividades fueron canceladas. Y ya previamente al comienzo de la cuarentena, la Asociación Argentina de Actores instruyó a sus asociados para que no fueran a rodaje por el peligro de la proximidad. Hace más de un mes que los rodajes quedaron suspendidos. A la vez, la negociación con los sindicatos es muy compleja, por las expectativas laborales. Y la actividad probablemente será una de las últimas que se restablezcan.
—¿El sector está contemplado en alguno de los programas del Estado para mitigar los efectos de esta cuarentena?
—No hay un anuncio específico. Hicimos gestiones para estar contemplados dentro de las líneas de créditos a tasas relativamente bajas, que tampoco lo son. Se está viendo por algún fondo de desempleo para técnicos y actores, pero eso tampoco va a prosperar por el momento. Algunas de las cosas que se gestionaron para las Pymes las podemos solicitar, aparentemente, pero somos un sector extraño, porque nunca calificamos para un crédito bancario, por no tener mucha facturación, básicamente porque se desarrollan los proyectos a partir de los subsidios del INCAA.
—Los proyectos que ya estaban en una instancia más cercana al estrenos se canalizaron a través de plataformas como Cine.ar. ¿Cómo ves esta iniciativa?
—A algún tipo de película le ayuda. Para algunas películas, cuyos presupuestos fundamentalmente provienen de subsidios del INCAA, la manera de poder acceder a esos subsidios es estrenando en salas. Así lo indica la Ley de Cine. Una de las pocas resoluciones que tomó el INCAA a partir de la pandemia, es que se pueda estrenar en plataformas, en principio, cine.ar. Eso es tomado como estreno y activa el largo proceso de recibir un subsidio. Para algún tipo de películas, chicas e independientes es una posibilidad. Hay otras películas, el estilo de cosas que yo hago, en las cuales no te sirve.
—¿Dentro del panorama oscuro, no puede considerarse como aspecto positivo que haya más público que antes no miraba cine argentino y ahora si lo hace, a través de los dispositivos tecnológicos?
—Eso seguro que sí. Hay plataformas que han logrado un crecimiento exponencial de sus suscriptores en este último mes. Mucha gente que no sabía que existían o no sabían que se podían suscribirse y lo han hecho, ya que muchas son gratuitas o muy accesible. Ese es un aspecto, supongamos, positivo. Inorgánico, lamentablemente: nadie desearía una pandemia mundial para que la gente vea cine argentino. Más allá de la broma, que la gente se acerque a producciones nacionales que de otra manera no vería, es interesante, valorable y ojalá terminada la pandemia siga accediendo a estos contenidos.
—¿Qué pensás que va a pasar con la industria del cine el día después de la pandemia?
—Creo que no habrá un día después, sino diversos pequeños días después. La industria del cine tiene características particulares: para que nuestros productos se vean, hace falta que la gente se junte en una sala. Eso será muy difícil, al igual que todo tipo de eventos que sean en lugares cerrados. No se abrirán rápidamente. Por otro lado, las plataformas van a necesitar contenidos y es posible que haya un mayor interés por parte de ellas.
Fondo de Fomento y plataformas
Desde la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica, emitieron un comunicado ante la compleja situación que se planteó para el sector a partir de la pandemia. “Actualmente el impacto de la cuarentena ha paralizado a toda la cadena productiva del sector. Las medidas que se han tomado de manera atinada y responsable desde el Estado Nacional en procura de evitar la propagación del virus y la concentración de personas, han derivado en un aplazo total de la actividad, con rodajes suspendidos, estrenos nacionales y festivales cinematográficos cancelados, salas de cine y espacios culturales cerrados por tiempo indeterminado”.
Ante este cuadro de situación, y tomando en cuenta que el cine de casi todos los países del mundo se sustenta con impuestos que las empresas que exhiben películas retienen a quienes pagan por verlas, recordaron que en Argentina, en el marco de las disposiciones previstas por la Ley de Cine, del 21% que en concepto de IVA tributa la entrada a una sala de cine, la mitad (es decir el 10,5%) está destinada al Fondo de Fomento del INCAA creado por la misma normativa.
“Casi veinte años después, la actual tecnología permite el acceso y el consumo de contenidos por canales diversos, a través de diferentes dispositivos. Incluso en el extremo contexto de aislamiento actual, lejos de verse afectado, ese consumo no ha hecho más que aumentar: en millones de hogares de nuestro país se están viendo más películas y series que en ningún otro momento a través de las plataformas OTT (Over The Top) como Netflix, Flow y Amazon, de las UGC (User Generated Content) como YouTube o Facebook y de las VOD (Video on Demand)”, expresaron.
“Al igual que con las salas de cine y los videoclubes, al abono que estas empresas cobran al usuario en Argentina se le suma a partir de la reforma impositiva de 2017 un 21% en concepto de IVA. En la práctica esa carga impositiva debería ser derivada en un 50% al Fondo de Fomento Cinematográfico. Pero no existe aún la reglamentación que indique cómo instrumentar esa derivación”, añadieron. “Si consideramos que hoy, al estar clausuradas las salas de cine por tiempo indeterminado, una de las vías principales de financiamiento del Fondo de Fomento Cinematográfico se ve reducida a cero, resulta evidente la importancia de reglamentar con urgencia la derivación de los impuestos de las OTT, VOD y UGC. La producción de películas en la Argentina depende completamente de esta medida, tanto como la continuidad de las fuentes de trabajo y la supervivencia de un tejido productivo que ha llevado décadas construir”, finalizaron.