Por Pedro Bayugar (*)
Llegamos a la Pandemia del Covid-19, no sin turbulencias ni retrocesos. El Sistema Educativo, debió encarar el sostenimiento de la Educación, como fuere y como se pueda, rifando la igualdad y sus instrumentos.
Por Pedro Bayugar (*)
La escuela sarmientina, a partir de la sanción de la Ley 1420, irrumpió en la sociedad argentina de aquel momento, reuniendo en torno del acto educativo a niños y niñas de todas las condiciones sociales, lo cual no fue del todo bien recibido y en algunos sectores fue resistido.
En la película “1420: la aventura de educar” se muestra muy claramente la reacción de algunas “Señoras de la sociedad” que rechazaban la idea de que sus hijas se junten en la escuela con las hijas de una cualquiera...
En síntesis, la Escuela argentina desde sus orígenes, además de instrumentar una educación popular, gratuita y laica, trajo a nuestra sociedad un principio de igualdad, que finalmente impacta en la concepción de una comunidad democrática, en la que todos los ciudadanos tenemos derechos sobre la base de la igualdad, igualdad reconocida constitucionalmente y construida desde la Escuela de Educación común, establecida y organizada como Juana Manso la soñó y Sarmiento la instrumentó en la referida Ley 1420.
Este principio de igualdad no se quebró, al menos a mi entender, por la organización o el reconocimiento a la Educación Privada, a partir de la sanción de la Ley 13047, que sustentó sus postulados sobre el concepto de equiparación de programas, sistema de promoción y derechos y obligaciones de los trabajadores de la educación de este subsistema, con respecto a los postulados y normas de la Escuela pública o estatal.
Así las cosas el Sistema educativo, con pluralidad de opciones, siguió construyendo la igualdad de los ciudadanos ante la Ley, la igualdad de derechos y la igualdad social, consagrada en el art. 16 de la Constitución de 1853 “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la Ley...”.
Pero reitero, todo estos nobles principios, fueron efectivamente construidos desde la Escuela o desde la Educación, que no sólo abrió sus puertas a todos/as, como ninguna otra institución lo había hecho hasta el momento, sino que también, en gran medida, igualó las oportunidades a todos/as sus egresados/as para insertarse en el mundo del trabajo.
No hace falta que destaque que pasaron los años, las dictaduras, y que ya hace casi 40 años que vivimos en Democracia, democracia con matices diferentes que también se encargaron de organizar el Sistema educativo, con más acierto o con defectos, pero en ningún caso hubo pretensión de eliminar de la Escuela, al menos en la teoría o en el discurso, ese valor de la igualdad, ese principio democratizador que abarca y contiene a todos los habitantes de la Nación Argentina.
Fruto de este paso del tiempo es que hoy tenemos en plena vigencia la Ley de Educación Nacional, ley que no sólo define cómo debe ser la Educación, también cuál es el horizonte u objetivo para todo el Sistema Educativo, y además reconoce que hay un solo Sistema Educativo, a cargo del Estado nacional, las Provincias y los gobiernos locales, Sistema único que es Público, aunque reconoce la existencia de dos tipos de escuelas, la estatal y la privada, profundizando aquel principio de equiparación entre ambas escuelas y trabajadores/as, como lo organizaba la Ley 13047 y después la Ley 14477, estableciendo ahora la igualdad de derechos en el caso de los trabajadores/as.
Fue así que llegamos a la Pandemia del Covid-19, no sin turbulencias ni retrocesos, pero este virus infernal significó un cataclismo, no sólo para el sistema sanitario mundial, sino también para el sistema financiero mundial, para la globalización del comercio y los servicios, para la libertad de los ciudadanos del mundo para deambular por dónde se quiera, y también para el Sistema Educativo, que intempestivamente y sin planificación debió encarar el sostenimiento de la Educación, como fuere y como se pueda, mostrando a todos, como al Rey en su cuento, que la Educación o el Sistema Educativo está desnudo y que hoy “rifó” la igualdad y a los instrumentos que la hacían realidad.
En efecto, inmediatamente el Ministerio de Educación de la Nación organizó su plataforma en internet
En el nivel universitario se inició el ciclo lectivo “a distancia”, como si nada ocurriera en el mundo, para satisfacción de algunos y el hastío y desilusión de muchos de los participantes de este proceso digitalizado.
Quien escribe estas rudimentarias reflexiones no es encumbrado pedagogo y maneja la tecnología con impunidad, avanzando empíricamente, sin rechazar ninguna oportunidad, pero asumiendo un precario conocimiento.