Más allá de las excepciones que hay desde el principio de la cuarentena —y que esos permisos con el correr de los días se fueron ampliando—, lo cierto es que el coronavirus generó temor en la gente, y más aún en aquellas personas que por un motivo u otro deberían asistir a una clínica o consultorio médico. Así lo señaló el presidente de la Asociación de Cardiología de Santa Fe, Guillermo Lerman (Mat. N° 5824), en diálogo con El Litoral. “Las consultas cardiológicas en Santa Fe disminuyeron un 80%, pero lo más llamativo es la merma del 40% de las intervenciones por infartos (o agudas), como un cateterismo, estudio que destapa las arterias y se coloca un stent”, aseguró el cardiólogo.
“Lo que vimos desde el momento en que se inició la cuarentena fue una disminución drástica de la consulta cardiológica, algo lógico y correcto en un principio, sobre todo en aquellos pacientes con cuadros leves. El asunto es que también se empezó a notar que las consultas por cuadros graves tampoco se hacían. Y no es que desaparecen, porque uno sabe que la gente, lamentablemente, se sigue infartando o sufriendo un Accidente Cerebrovascular (ACV). Ocurre que la merma de las consultas probablemente es por el miedo a salir de sus casas. Esta es al menos una primera impresión que tenemos”, consideró Lerman.
Tal como lo hicieron en una primera instancia en China, Europa y Estados Unidos, “estamos haciendo un estudio con los centros cardiológicos de la ciudad, para ver cómo están las consultas por infarto y a las cuántas horas llegan. Si bien recién arrancamos, sacamos la conclusión de que hay mucha gente que tiene cuadros, pero igualmente se queda en la casa y se infarta ahí mismo. Y muchos que llegan tarde. O sea, después de estar horas con dolores en el pecho, asisten y ya tienen un infarto evolucionado”, advirtió Lerman.
Lo que hacemos es un estudio observacional, anotar y registrar la cantidad de personas que consultan por infartos, y preguntarles por ejemplo hace cuántas horas que está con dolor en el pecho (si ése es el síntoma). Son muchas variables que vamos teniendo en cuenta”, añadió el profesional.
“Lo que aconsejamos desde la Asociación de Cardiología de Santa Fe es que aquel paciente que esté con síntomas, fundamentalmente los que tengan antecedentes, pero también quienes no los posean y tengan un dolor en el pecho, falta de aire, síncopes con pérdidas de conocimiento o palpitaciones fuertes, que no dejen de consultar al servicio de emergencias o a su cardiólogo de cabecera. Para pacientes que están sin síntomas, compensados y dependiendo de cuál sea la enfermedad de base, también la sugerencia es que vayan a la consulta. Aquellos que tuvieron infartos graves, que ahora seguramente están bien, no deben dejar de hacerse un control”, subrayó el médico.
La mayoría de los cardiólogos hoy está respondiendo consultas por teléfono, como una primera medida. No obstante, insisten en las consultas personales. En las clínicas o centros cardiológicos, lógicamente se toman todas las medidas preventivas vigentes como dar turnos espaciados para que no se junte mucha gente en las salas de espera, asistir con los tapabocas, elementos para higienizarse las manos, etcétera.
El consejo concreto que elevan desde la asociación es que el paciente con síntomas o antecedentes con enfermedad grave, no deje de consultar. Sí quedan exceptuados quienes tengan una enfermedad leve, como puede ser un hipertenso que tome su medicación de manera regular desde hace un tiempo y con la presión controlada. “Que quede claro: no pretendemos que se llenen los consultorios para trabajar. Simplemente sugerimos que vayan a controlarse aquellos que realmente lo necesiten, que por su patología ameriten la atención personalizada”, concluyó Lerman.