La Compañía Coral de Santa Fe, fundada hace más de cinco años por su director, Pablo Villaverde Urrutia, encontró su propia manera de hacerle frente al aislamiento y compartir la música. Desarrollando una logística de ensayos y de conectividad, grabaron una versión “at home” (“en casa”) del emblemático “Va, pensiero”, el coro de la ópera “Nabucco” de Giuseppe Verdi.
En diálogo con El Litoral, el director contó cómo se hizo y cómo afecta la pandemia a su actividad.
—Ya unos días antes de que se declare la cuarentena empecé a decirles a los chicos del coro que seguramente iba a pasar esto, entonces nos empezamos a organizar para hacer ensayos virtuales: yo les iba a ir mandando videos, grabaciones, de todo lo que iban a tener que ir practicando, sea tanto las vocalizaciones del coro como la obra que estábamos trabajando, que no era esta con la que hicimos el video; era una obra de Mozart, que íbamos a hacer con orquesta y cuatro solistas del Teatro Colón en octubre.
Ya medio como que abrimos el paraguas antes de tiempo, viendo lo que estaba pasando en Italia, en París, con otros músicos que me iban comentando cómo estaban trabajando. Así que estuvimos trabajando toda una semana de esa manera: los chicos me iban mandando audios en respuesta a los que les iba mandando yo, casi como hacen en las escuelas y los colegios.
Después se me ocurrió hacer esto, es algo que se llama “at home”, que lo empezaron a hacer los grandes teatros del mundo: tanto el Met Opera de Nueva York, el Royal Opera House de Londres, el Coro de la Ópera de París, y otros coros ultra importantes en el mundo. Se nos ocurrió hacer esto que fue re difícil de sincronizar: entre todos mandar una obra que ya conocen los chicos, que ya la cantaron, y cada uno desde sus casas al mismo tiempo conectarnos a la red. Y a través de una plataforma (Jitsi Meet; probamos antes con Zoom pero se trababa, son muchos) cantar todos juntos con una pista que ellos tenían en su oído; sincronizarnos, ensayar un poco, y cantar todos juntos al mismo tiempo. Así lo hicimos, lo cual fue bastante difícil.
—A nivel técnico se hizo en teleconferencia, todos en simultáneo.
—Sí, mandamos la pista, buscamos un horario en que la conexión sea más cómoda, porque ahora las conexiones de red está recontra saturadas; lo hicimos bastante temprano. Cada uno tenía en su oído la pista, y yo solamente tenía la general que es la que se escucha. Así hicimos la filmación, en una pantalla más grande; la mayoría lo hizo con un celular, algunos desde la computadora. Así se fue generando hasta que lo logramos. Solamente dos chicos no pudieron participar, porque en ese horario ellos trabajan.
—¿Quién colaboró en la parte de la edición?
—Nadie, yo lo hice (risas). Una vez que estuvo grabado me fijé cómo podía acomodarlo un poco pero nada más, es bastante rudimentario el video. Si te ponés a escucharlo un poco, en la parte orquestal de la introducción se escuchan grillos de las casas de los chicos (risas). Habían dos grillos que los volvían locos, pero como no lo podían encontrar les dije: “Dejen el grillo, total es parte de lo que estamos haciendo”.
—El “Va, pensiero” siempre se canta, especialmente en Italia, como un tema de unidad del pueblo. ¿Lo pensaron por ese lado?
—El “Va, pensiero” fue durante algunos años el himno de Italia. Y siempre Verdi, cuando componía una ópera, siempre ponía un coro que a la gente le quedaba en el oído y era mucho más cantable que el resto de la ópera, que por supuesto era más difícil.
En “Va, pensiero” tiene un peso el texto, todo lo que va diciendo, que recuerda la patria, añora sus praderas. Tiene una cosa muy linda, que justamente en esta época es más linda todavía. Tiene algo de nostalgia, de tristeza, pero al mismo tiempo de esperanza. Entonces como ellos ya lo cantaron millones de veces, en todas las galas de ópera lo hacemos como un bis, decidimos hacerlo porque lo tenían muy ensayado, dijimos “esto va a salir”.
—Decías que proyectaban una obra de Mozart.
—Estábamos por hacer con coro, orquesta y cuatro solistas, en la primera o segunda semana de octubre, esa misa de Mozart, que es una de sus obras más grandes. Ya teníamos hablados a los solistas que iban a venir, son del Teatro Colón.
—Todo eso queda en suspenso.
—Sí, sobre todo por el tema de los solistas, que van a tener reprogramadas todas las funciones, tanto en el Colón, como uno que tenía un concierto en los Emiratos Árabes. Todavía no se sabe muy bien cómo va a funcionar eso. Tampoco se sabe bien cuándo se va a dar el permiso para que los coros puedan volver a cantar. Tanto los coros como las orquestas exhalan muchísimo aire, es algo muy problemático por el tema del virus: imaginate en un grupo de 40 personas, más 50 o 60 en la orquesta, exhalando a todo nivel el aire de los pulmones, tanto los instrumentistas como los cantantes.
—Mucha gente queriendo respirar junta.
—Exactamente, y largando con mucha más potencia el aire de lo que se larga normalmente. Lo mismo pasa en los ensayos: si bien nuestra sala es grande, tenés la problemática de que uno respira de una forma más profundamente y exhala más profundamente.
—Ni los podés distanciar a uno de otro...
—Sería imposible. El otro día el director de la Ópera de París subió algo diciendo: “¿Qué va a ser de nuestras vidas?”. En Alemania habían dicho que a partir del 21 de septiembre iban a ver la posibilidad de abrir las salas de teatro. Pero eso implica que a partir de esa fecha tal vez la Filarmónica de Berlín, por ejemplo, podría llegar a ensayar en su sala. A partir de ahí se reprograma absolutamente todo: los grandes conciertos, las óperas, no se sabe cuándo va a volver a reactivarse eso y de qué manera se va a hacer. Así que imaginate nosotros, con más razón.