“Con el esfuerzo de todos los colonistas, hemos conseguido la tan ansiada meta. Disfrutémosla apoyando permanentemente a nuestra institución”, rezaba el aviso aparecido en El Litoral, aquél 28 de diciembre de 1976. En este cumpleaños 115 de Colón, es justo reconocer el gran esfuerzo que se hizo en aquella inolvidable década del ‘70 para la institución, no sólamente disfrutada desde la expresión futbolística depurada, con la incomparable jerarquía y calidad de esos equipos armados por dos hombres que siempre están en el recuerdo de los sabaleros (el Vasco Juan Eulogio Urriolabeitia y el Gitano Miguel Antonio Juárez), sino también en las obras que le fueron cambiando el aspecto en general a la institución.
Mucho se habló, en estos tiempos modernos, de la ampliación que se hizo del estadio. Pero aquella dirigencia encabezada por el doctor Eugenio Marcolín, que continuó los pasos del contador Salerno, reafirmaron lo que, en sus propios momentos, aportaron al club otros dos hombres que quedan firmes en el sentimiento y recuerdo de los sabaleros: Francisco Ghiano, para ser clave en la construcción de la cancha inaugurada el 9 de julio de 1946 en un partido ante Boca, e Italo Giménez para ser fundamental en la aventura del ascenso a Primera, tomando un club que estaba en la “C” para llevarlo en dos años a la “A”, marcando el camino para el crecimiento del fútbol santafesino.
Recuerdo una carta de Ricardo Juárez, un antiguo socio sabalero, hablando de Ghiano: “... En ese entonces, Colón no era más que un sentimiento; sin cancha ni jugadores. Un club a la deriva. Sin la necesaria conducción que pueda avizorar un futuro digno para un sentimiento que ya se notaba muy arraigado en la ciudad. Fue allí, entonces, cuando apareció un señor venido desde Rosario para hacerse cargo de ese sentimiento: don Francisco Ghiano. Fue en este período, y con dinero propio, que el Sr. Ghiano compró el terreno en donde está ubicado el ‘Cementerio’ actualmente...”, pidiendo luego que la cancha lleve su nombre.
Pero en este nuevo aniversario del club y volviendo a la década del 70, el buen andar futbolístico con equipos plagados de figuras de buen pie, que le dieron un toque de distinción y un estilo al fútbol de Colón, algo reconocido a nivel nacional por la gran cantidad de jugadores que luego fueron pretendidos y transferidos a los grandes del fútbol argentino, estuvo acompañado por un crecimiento institucional que fue llevado a cabo “sin utilizar los recursos ordinarios del club”, según se encargó siempre de comentar el mismo presidente de ese entonces, el doctor Marcolín.
Uno de sus vicepresidentes, el doctor Luis José Rizzo, fue el presidente de una subcomisión de obras integrada por un grupo de notables dirigentes y el desinteresado aporte de muchos colonistas, como por ejemplo el señor Horacio Sinacori, quien fue el encargado de ampliar el proyecto original del Arquitecto César Carli. ¿Qué se hizo en tiempos muy distintos si se comparan los limitados ingresos de antes con los de ahora?, veamos:
* 1) La tribuna norte: allí se modificó la vieja estructura de madera, donde habitualmente se ubicaba la Santa Rosa de Lima, por una de 110 metros de cemento que elevó la capacidad del estadio a 26.000 espectadores. La tribuna de madera se “trasladó” al sector este y estuvieron allí hasta que en la decada del ‘90 se construyó la platea este.
* 2) La pileta olímpica: de 50 metros de largo por 20 de ancho, con 9 andariveles y una profundidad uniforme que la transformaban en apta para competencias internacionales. El dato curioso —y también recordado— es que previo a la inauguración y luego de una victoria del equipo, los hinchas no encontraron mejor manera que festejar el triunfo arrojándose a la pileta.
* 3) Nuevos vestuarios: acompañando a la construcción de la pileta, también se llevó adelante la realización de nuevos vestuarios “para damas y caballeros, a todo confort y una estructura funcional moderna”, según contaba la crónica de El Litoral de esos tiempos, más una sala para la administración, la atención médica y la realización de reuniones de la subcomisión respectiva.
* 4) La sede social: es la que aún permanece en pie. Previo a ello, la administración funcionaba debajo de la tribuna oeste. Pero a través de un préstamo conseguido durante la gestión de Salerno, se inició la construcción de la actual sede que finalizó durante la gestión de Marcolín y se inauguró ese 28 de diciembre de 1976. A esa obra, se sumó el cerco perimetral que también se mantiene tal como se lo observa en la actualidad hasta llegar al ingreso principal al estadio. Todo eso formó parte del proyecto del “complejo deportivo Pablo Emilio Daneri”, como se lo había presentado en aquella oportunidad.
* 5) La cancha de básquet: con capacidad para 2.500 personas entre tribunas y plateas con sus respectivos vestuarios.
* 6) Construcción de nuevos palcos, plateas y cabinas para la prensa: dichos palcos ocuparon una zona de 40 metros de largo, con una hilera superior y otra inferior, más nueve hileras de plateas y nuevas cabinas para la prensa, desapareciendo aquella que se conocía con el nombre de Jaime Víctor Tepper, fallecido trágicamente durante la transmisión de una Santa Fe-Coronda.
* 7) Comedor: en dos plantas, con capacidad para unas 500 personas aproximadamente en total, con un entrepiso para juegos de salón y bar americano, más la terraza que durante mucho tiempo se convirtió en un concurrido patio cervecero.
En ese ambicioso plan de obras desarrollado en esos tiempos, “fundacionales” prácticamente y de cambio radical de las instalaciones del club para lo que era Colón hasta ese entonces, faltó sólamente la continuidad de las tribunas de cemento hacia el sector sur. En el proyecto original, figuraba la construcción de la tribuna sur de cemento —que luego se concretó en el ascenso de 1995— para continuar con la “herradura” que arrancaba en el sector noreste del estadio e iba a culminar en el sur, al lado de la tradicional y ya desaparecida “redonda de madera” (la del sudeste).
Siempre se está a tiempo del reconocimiento y mucho más en este momento tan especial para la gente de Colón con el nuevo cumpleaños de la institución. Aquello que se hizo, también motivó que el club tuviese un desarrollo deportivo que se hizo importante en otras actividades. Un ejemplo claro fue el básquet, cuando Colón tuvo un equipo brillante que llegó a competir —en esos tiempos— con grandes del básquet sudamericano y selecciones nacionales que visitaron nuestra ciudad, con grandes referentes como Carlucho Verga, Carmelo Mendoza, Roberto Monti, Giunta, Van Lacke y Felipe Fernández, entre otros. Fueron tiempos en los que se dio un gran salto de calidad que no sólo involucró al fútbol y a aquellos equipos que todavía perduran en la memoria de los sabaleros.
Cifras: 115 años cumple Colón, en este caso con un festejo distinto producto de la pandemia, pero con el mismo sentimiento de siempre.
El cuerpo técnico de Eduardo Domínguez todavía permanece en Santa Fe y tienen previsto solicitar el permiso correspondiente para poder regresar a Buenos Aires, donde residen sus familiares.