En el Servicio de Guardia y Urgencias del Hospital José María Cullen la afluencia de gente es menor desde que el país entró en pausa con la declaración del aislamiento social, preventivo y obligatorio para evitar contagios por Covid-19. Pero el dato por si solo no alcanza y requiere de varias lecturas, que son las que ofrece el subdirector de ese efector de salud, Hernán Malatini. “Una de las causas es la disminución de la accidentología, que es notoria y será un dato para tomar en cuenta una vez pasada la pandemia. Porque todo este ordenamiento y la disminución de circulación produjo una merma importante del número de accidentes, sobre todo viales y de motos”.
El otro tópico lo constituyen las personas heridas de arma de fuego y de arma blanca por causa de agresiones, cuyo número también se vio disminuido desde la cuarentena.
Sumado a estos dos aspectos, “hay muchas consultas que se han medicalizado en el último tiempo, como un dolor de garganta o un cuadro gastrointestinal leve -de esos que antes nos mantenían en casa hasta ver la evolución y ahora se volvieron demanda frecuente- que también disminuyeron”, sea por las limitaciones para circular propias de las medidas oficiales o por el temor de entrar en contacto con otro paciente que pueda tener Covid-19.
En definitiva, “todo esto deriva en una reducción notable de la consulta de urgencia”.
Eso sí, para todos los requerimientos que puedan estar asociados a la pandemia -dolor de garganta, fiebre, síntomas respiratorios-, la recomendación es no movilizarse y hacer la consulta telefónica al 0800-5556549, donde se indicará a qué efector dirigirse o qué pasos se deben seguir.
En cuanto a los consultorios que atienden patologías programables, funcionan menos en el Hospital Cullen desde que una gran parte fue trasladada al Cemafe. Sobre la reducción de esas consultas, Malatini interpreta que la gente, con buen criterio, entiende que si se tiene que hacer una cirugía menor por un tema que viene demorando desde hace varios años, le conviene optar por consultar más adelante, cuando haya pasado este período de pandemia.
Y en el caso de enfermedades crónicas de larga evolución, como un paciente con diabetes o una patología cardiológica, se intenta dar respuestas en forma individual: “Los pacientes llaman al hospital, se comunican con el interno correspondiente y el personal les explica cómo tienen que hacer para llegar a la consulta o para renovar su medicación. Es decir que los pacientes están asistidos”.
- ¿Puede ocurrir que haya gente que evita concurrir a un centro de salud por temor a contagiarse de coronavirus?
- Primero, hay que aclarar que en este momento estamos sin circulación del virus: entonces, los riesgos de una institución de salud son bajos. Segundo, hicimos una división del hospital en zonas, una para la atención de pacientes con síntomas febriles o sospecha de coronavirus y otra donde el paciente es atendido por otras patologías, aunque siempre estamos en un lugar donde puede haber una encrucijada en la circulación.
Como consejo médico, recomiendo que el paciente que tiene patologías crónicas y tiene que consultar por un tema importante lo haga: si es diabético y los controles de glucemia no dan bien, o si tiene una patología crónica cardiológica y se agitaba mientras caminaba algunas cuadras y ahora le ocurre a menor distancia, o quien verifica la presión arterial en su casa y ve que el resultado no está bien. Son situaciones por las que hay que hacerse un control, si no es acá será en el Cemafe, donde están los consultorios externos, o con su médico particular. Acá se trata de evitar el mal mayor, pero lo que hay que entender es que a veces el mal mayor puede ser el no tratamiento de la patología crónica.
- ¿Qué lectura proponen de esa disminución de traumatismos por accidentes de tránsito?
- Como hospital, mucho más que transmitir los datos al Ministerio de Salud no vamos a poder hacer. Son datos que ponemos a disposición de quienes organizan las políticas de salud. Seguridad Vial ya hizo trabajos a partir de nuestros datos. La realidad es que vemos un gran número de accidentes con vehículos y sería interesante analizar el daño que sufren los pacientes con este tipo de siniestros, no solamente quienes mueren sino también quienes quedan con lesiones graves: hay muchas personas que se recuperan después de un tiempo largo pero quedan con una comorbilidad.
- ¿En cuánto disminuyó la atención por casos de traumatismo o heridos?
- Las atenciones en la guardia disminuyeron alrededor de un 40 %, es decir que casi la mitad de pacientes se está atendiendo en urgencia. Y en cuanto a los accidentes es un cálculo mental pero más o menos disminuyeron las atenciones en un 75 %.
- Tampoco se va a poder tener a la gente inmovilizada todo el tiempo, así que habrá que evaluar de ahora en más cómo se circula.
- Ese es un análisis para realizar después, porque el costo humano, económico, en días de internación, por insumos de terapia, todo eso lo pagamos todos. Y no solamente eso sino que son posibilidades que se restan para el tratamiento en otra patología.
- ¿Qué porcentaje del Hospital Cullen está preparado para afrontar la pandemia por Covid-19?
- En el Cullen tenemos 60 camas de internación común (no crítica) destinadas a coronavirus que corresponden a dos salas del Hospital; la sala 2 (Clínica Médica) y la 5 (Urología). Además, se modificó gran parte de la sala de Cirugía Plástica para destinarla a potenciales embarazadas con Covid. A todo esto se suma el área de Terapia Intensiva donde hay unas 30 camas con respiradores; pero las tenemos que dividir entre pacientes con y sin Covid por lo que son 11 las destinadas exclusivamente a la pandemia, que son las que correspondían a Unidad Coronaria.
Por otra parte, ninguno de los pacientes con Covid que fueron internados en el hospital requirió terapia intensiva. Hubo dos casos sospechosos pero fueron descartados. Además, cinco pacientes debieron ser internados en el área Covid, de un total de 52 con sospecha.
Atención programada y controlada
En el Centro de Salud Salvador del Carril se trabaja con modalidad de urgencias, cuestión que disminuyó en forma notable el número de consultas. En tanto, la vacunación se realiza con normalidad. Es más, el servicio tiene alta demanda, en particular cuando se coloca la antigripal.
María Emilia Robledo es enfermera en ese efector y realiza para este diario un relevamiento de las tareas que se mantienen y de aquellas que mermaron desde que se inició la cuarentena. En esa línea, contó que se hacen controles a recién nacidos y, siempre que no exista ningún inconveniente de salud, los chequeos posteriores se van espaciando a un mes y medio, siempre con modalidad programada.
También se hacen los controles de embarazos, con turnos previos y procurando que coincidan muy pocas pacientes en la sala de espera.
En un centro médico que concentra varias especialidades: Enfermería, Medicina general, Pediatría, Odontología, Ginecología y Obstetricia, Trabajo Social y Psicología, la atención de urgencias o con turnos llevó el nivel de consultas a la mitad. Así, el promedio diario de personas que concurrían antes de la cuarentena era de 200 (a veces más), cifra que había que multiplicar por cinco jornadas semanales. Y ahora son entre 60 y 70, aunque -como se dijo- la demanda aumenta de manera notable en días de vacunación, tanto antigripal como las dosis correspondientes al calendario oficial.
Además, se suman pacientes que reciben medicamentos para un tratamiento por una afección crónica y si bien la recomendación para adultos mayores es sumar precauciones y permanecer el mayor tiempo posible en su casa, y hay canales para hacer consultas (teléfono, facebook), “buscan alguna excusa para salir, con todos los recaudos y posiblemente porque necesitan salir del encierro”, evalúa Robledo.