La banda liderada por Dani Gómez vuelve a la escena artística con el lanzamiento de su nuevo material: la grabación, producción y rodaje se realizó durante la cuarentena. En diálogo con El Litoral, el cantante y compositor reflexionó sobre esta apuesta, su proyecto artístico y el panorama en tiempos de pandemia.
Gentileza producción Gómez filmando en su casa el clip, en blanco y negro.
Toro Music, la banda liderada por Dani Gómez, presenta (este miércoles a las 20, en su canal de YouTube) la canción “Igual”, realizada en plena cuarentena. Cada integrante de la banda grabó desde su casa, ya edición tanto del single como del video, estuvo a cargo del mismo Dani Gómez. De esta manera, desde la calidez del hogar y en el marco que nos toca transitar, Toro Music trae una oda al amor incondicional no correspondido y a la ruptura de un encuentro.
Dani, el “Negro con boina”, es el motor que impulsa al equipo integrado por David Guerrero (teclado), Hernán Zavala (bajo y coros), Lucas Lauretta (percusión), Federico Ducatelli (primera guitarra y coros) y Silvina Portillo (arpa, voces y percusión). Con él dialogó El Litoral para conocer más sobre una propuesta alternativa, que encuentra caminos para sortear el aislamiento.
Puertas adentro
—Nos convoca el lanzamiento de “Igual”. ¿Qué nos podés contar de la canción?
—Habla de un amor incondicional, que al mismo tiempo se puede volver una relación, pero esa relación puede terminar, se puede volver efímero en el tiempo. Habla de la situación de ruptura del encuentro de dos personas.
—No es un tema menor.
—No, y al mismo tiempo muy común. Entonces esa reflexión de la finitud de las relaciones es muy interesante; tampoco descubrimos el tema.
—Por el contrario: casi todo el mundo estuvo ahí en algún momento.
—Exactamente, lo cual lo hace maravilloso y común.
—El video se filmó en cuarentena. ¿Cómo fue la composición y la grabación? ¿Hubo otra idea de video antes?
—El tema lo fui escribiendo a lo largo del último año: arranco con una idea, la desmenuzo, la peloteo, canto la melodía, veo cómo me calzan las palabras; toda la composición de letra.
Estamos todos relativamente equipados, estamos todos relacionados a la música: Fede tiene su estudio, yo tengo mi home studio, y siempre hicimos trabajos así. Es más: “República humana”, el último disco, de 2018, fue grabado en home studio; siempre con buenos materiales.
—“Pimponeando” de casa en casa.
—Exactamente: de repente alguno tiene más espacio para grabar la percusión y llevamos todo el set ahí. Fede también es un cráneo y un friki en ese sentido, con la posición y la distancia de los micrófonos, lo cual suma mucho y hace la diferencia en un laburo. La tecnología hoy permite lograr un material digno, incorporando cosas que también se facilitan desde Internet en cuanto a masterización. Quedamos súper contentos con el resultado: este es el primero de cinco o seis temas que tenemos nuevos, que vamos a ir lanzando.
—O sea que ya se grabó en aislamiento.
—Se terminó de grabar: la percusión la teníamos, y después en el aislamiento empecé a producir el tema, decía “chicos, me falta esto”, y me fueron pasando. Lo cual fue nuevo, y al mismo tiempo abre un montón de posibilidades; siendo positivos con este tema, creo que todos están viendo luces nuevas: en la oscuridad una pequeña luz es una luz fuerte.
Se fue terminando la línea de bajo, las voces, los coros, el piano, me lo pasaron durante la cuarentena, con todo el peloteo aparte por WhatsApp o videollamada, típico de una producción. Después la cocina de sentarse frente a la compu y producir, probar, meter y sacar un instrumento: eso me quedó a mí, que me encanta, puedo pasar horas haciéndolo. Yo decía “corregime esto”, y cada uno se pone muy filoso con su instrumento (risas). Así marzo y abril, en mayo algún retoque.
El video fue idea mía. Lo “vi” cuando arrancó la cuarentena, ese primer fin de semana se me vino la idea, y lo hice con un celular: yo solo lo fui moviendo y haciendo las monerías adentro de mi casa; al mismo tiempo el tema se prestaba para eso. Somos una banda, pero estoy yo solo en el video. “Chicos, tengo esta idea, ¿lo puedo hacer?”. Fue toda una experiencia para mí filmar solo, con un trípode iba moviéndolo para hacer distintas tomas. Después hubo que ensamblarlo en la edición.
Quedó bien, está bien iluminado, les pareció que estaba buenísimo. Lo pasamos a blanco y negro, pegaba con la canción: es un tema más “lentón” para lo que solemos hacer, “tristón”, una persona extrañando a su ex pareja en su casa. Lo empezamos a compartir a amigos y también les gustó, entonces decidimos lanzarlo en cuarentena, porque es un momento muy complicado para una banda.
—Decías que es el primero de una serie de temas nuevos. ¿Ya venías craneando un próximo disco?
—En realidad nosotros venimos grabando temas nuevos a medidas que íbamos siempre aprovechábamos e íbamos mechando temas nuevos en los ensayos para los shows; e íbamos grabando con una calidad digna. No es que es una “craneada” ir lanzando videos, este fue el que teníamos “cocinado” y se sumó el video. Decidimos lanzarlo para mostrar lo nuevo de la banda y mantenernos vivos.
Tenemos varios temas bastante “cocinados”; faltaría simplemente finiquitarlos con esta modalidad de laburo seguramente avancemos y vayamos lanzando algunos. No sé si con video, porque también se vuelve complicado: este salió con el concepto, pero los otros son diferentes.
Canciones en la mochila
—Antes del parate venían tocando con constancia, desde hace dos años, los temas de “República humana”. ¿Cómo fue hacer ese disco, y cómo fue presentarlo?
—La forma de laburo fue similar, lo grabamos en home studio, lo cual para un músico es maravilloso: no tener que correr atrás de las horas, pensar un millón de cosas, cuidar un montón de detalles que a veces con las horas de un estudio...
—No te corre el taxi.
—Eso es fundamental con nuestra metodología. Se grabó durante todo un año, llegamos a hacer nueve temas y salió en formato de disco, algo anticuado: ahora se sacan muchos singles, que también está buenísimo. Lo titulamos “República humana”, un poco porque estuve de viaje un año y medio, de mochila por todos lados, y prácticamente se compuso a lo largo de ese viaje.
Lo lanzamos en abril de 2018 y nos dedicamos a tocar: nos habíamos puesto objetivos, una o dos fechas por mes y lo fuimos logrando. Somos de zona sur del Gran Buenos Aires, nos movimos por ahí y metiendo fechas en Capital (Crobar, Belushi). La movida fue de bares que están preparados para que toque una banda, con buena recepción; al mismo tiempo el formato, al no tener batería sino percusión, se presta; los flacos de los bares te reciben chochos: “Ah, no tienen batería, ¡buenísimo!” (risas). Es muy cálido, alternativo a la propuesta rockera que abunda en la zona sur.
—¿Qué parte de zona sur?
—Somos de Quilmes, y tenemos dos de la república de (Florencio) Varela: maravillosa, llena de músicos, de gente hermosa. Ensayamos en Bernal, que es parte de Quilmes...
—En Bernal dicen que no son parte de Quilmes...
—Es la república separatista de Bernal (risas). Yo vivo en Bernal y ensayamos acá, sería nuestra base.
Abrir el juego
—Esta formación con el arpa y la percusión no es muy habitual en la Argentina. Afuera, Florence + The Machine tiene arpa, por ejemplo. ¿Cómo se armó esta formación grande?
—Sí, somos seis. Silvina Portillo es una artista, una bestia. A través de “Fisu”, el bajista (Hernán Zavala). Eran compañeros del secundario y se la encontró en un asado; la invitó a tocar un tema con la banda, y el encuentro de ella con la banda (es una persona maravillosa) fue conducente, espontáneo, muy lindo. Después se sumó en dos temas y medio en un vivo, y a ella también le gusta la música centro y sudamericana, que es otra particularidad: estamos en una fusión, porque exploramos entre el conocimiento que tenemos y cosas que nos salen, así se va dando nuestro estilo.
—Una fusión latina.
—El otro día estaba subiendo un tema a una agregadora para Spotify, y me preguntaba los géneros. Es muy difícil a veces ponerte una etiqueta, no hacemos algo definido. Estaba “world music”, y bueno, ¿quién no hace música del mundo? También estaba “fusión latina” y la incluí.
Con Silvina fue tanta la buena onda, y además le gusta la percusión, nosotros estábamos con el conguero nomás, y necesitábamos armar un set de percusión. Yo tengo en mente incorporar más, porque al no tener batería y tener percusión, se te abre eso: poniendo como concepto bandas cubanas que tienen seis tipos tocando percusión; un güirista, un montón de accesorios que enriquecen y “garpan”.
Además de todo eso, encima canta. La incorporamos a ver qué pasaba: era un desafío para ella incluir el arpa en géneros más populares, porque el arpa es más folclórica o clásica. Y hay un desafío en la banda de encontrar dónde meter al arpa.
—Dónde dejarla jugar.
—Claro, que el tema pida el arpa. Pero todos estamos muy predispuestos a incluirla. Es hermoso el instrumento en el escenario, llama la atención; sacando que es un animal tocando.
—También en los shows mechan con versiones de clásicos contemporáneos, como Santana. ¿Se eligen o salieron en ensayos?
—Es difícil al momento de hacer un cover, que todos nos sintamos identificados, que podemos “torearlo”, como decimos: darle nuestro estilo. Quedamos súper contentos con versiones que hicimos de “Tuyo siempre”, de Calamaro con la Bersuit, “Siguiendo la Luna” de los Fabulosos (Cadillacs), quedan versiones “toreras”, que eso es lo difícil. “Oye como va” (Santana) la hemos hecho.
Honestamente es para darle una dinámica al show, porque si bien hacemos nuestros temas siempre suma para la dinámica del show meter un cover. De alguna forma se vuelven temas propios, es más, me gustaría grabarlos, porque es una versión muy nuestra, con nuestra textura instrumental.
—Le tirás un caramelo al público pero lo llevás para tu sonido.
—Tal cual. Es versión Toro, es un laburo también.
Cambio de planes
—¿Qué tenían previsto en febrero y qué pensás que va a pasar? Imagino que difícil.
—Sí, la verdad es que no la veo, no voy a mentir ni ser positivo por demás. Está súper complicado tocar en vivo: los bares, restaurants y demás van a ser de lo último que se va a habilitar. Hablé con gente y ninguno sabe, o se estima un tiempo de un año por delante para que se pueda hacer algo en vivo y con un millón de recaudos, y con lo que indica eso económicamente.
Lo que pienso es que va a ser mucha movida online, vivos, que se van a ir mejorando en cuanto a audios: ya hay gente dando capacitaciones sobre cómo hacer un buen vivo de una banda. Y también mucho videoclip como el que estamos lanzando ahora (risas). Las bandas van a buscar mantenerse vivas, haciendo sus cosas; quizás más en el corto plazo se pueda volver a juntarse a ensayar.
—¿Y ustedes qué tenían en carpeta?
—Nosotros nos queríamos comer el año: estábamos con los temas nuevos, ya casi liquidados, estábamos queriendo sacar material y apuntar a gira en la costa, o ir a distintos lugares; meterle mucho punch a la difusión porque estábamos... estamos en un buen momento como grupo. Es un hermoso grupo que se armó, somos amigos, se arma la típica familia de una banda, atravesada por la música. Somos conscientes de que estamos en un lindo momento como banda.
Sabíamos que era el momento por que después cosas pasan en la vida de cada uno: familiar, lo que sea; se puede ir uno. “Este es el momento, chicos: si queremos y podemos tenemos que ir para adelante”. Y acá estamos (risas). Pero mal que mal no nos frenamos: “Vamos a sacarlo más adelante, cuando tengamos un show para anunciar”. “No, vamos para adelante, saquémoslo; está bueno el material, el contenido, y después seguiremos laburando los otros temas. Veremos cómo se graba el resto”.
A principios de año tenía un cuaderno anotando todo. Y bueno, la vida.