“Con un gol de arco a arco de Emanuel Trípodi, la CAI le ganó a Atlético de Rafaela 1 a 0. Sobre la hora, el arquero desató la fiesta en Comodoro Rivadavia. La tarde no parecía una más ya desde el inicio. Es que el viento iba agregándole dramatismo al partido. Y Atlético parecía entender mejor cómo debía jugar frente a los factores climáticos. Así, buscando con remates desde cualquier parte, la visita era algo más. Aunque la CAI reaccionó y generó varias chances, pero chocó siempre con la seguridad de Gastón Pezzutti.Ya en el complemento, las ráfagas de viento soplaban a más de 100 kilómetros por hora. El local no podía manejar bien la pelota y Rafaela comenzó a enamorarse del empate que, parecía, iba a llevarse de un reducto difícil. Pero, parecía, porque cuando no quedaba nada, el arquero Emanuel Trípodi sacó un conejo de la galera. Aprovechó el viento y, desde 80 metros, clavó un tremendo misil que se le coló a Pezzutti y desató el delirio de todo Comodoro”. La crónica de ese 6 de abril de 2008 intentaba explicar la rareza.