El ministerio de Educación de Santa Fe elaboró material didáctico propio para estudiantes de los tres niveles (inicial, primario y secundario) para subsanar la brecha digital. Los cuadernillos “Seguimos aprendiendo desde casa” -que están siendo distribuidos a lo largo de la provincia y que también se encuentran disponibles en Internet para su descarga- fueron el centro de críticas por incorporar en el abecedario los dígrafos “CH” y “LL”. En función de las observaciones, la cartera provincial ratificó el alfabeto destinado a las escuelas primarias: “Se acordó la incorporación, justamente, por tratarse de una fuente de información que necesitan niños y niñas de 6 a 7 años que empiezan el aprendizaje sistemático de la lectura y escritura”, aclararon por medio de un comunicado oficial.
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Desde el ministerio de Educación aclararon que la decisión forma parte del acompañamiento para la enseñanza en contextos que no se corresponden con el aula convencional: “Los niños de primer grado están haciendo sus primeros pasos en un aprendizaje sistemático de la alfabetización en el contexto de sus hogares, por lo tanto, el enfoque alfabetizador, así como los recursos utilizados en las propuestas, fueron un tema de debate y análisis a fondo en los equipos pedagógicos. Es importante tener en cuenta que, si las clases se estuvieran dando en el entorno del aula convencional, sería habitual que los docentes utilizaran las láminas con el alfabeto en las paredes. De hecho, este es un recurso que se puede encontrar en cualquier escuela, ya que es una fuente de información que constituye parte de un entorno alfabetizador”.
Según explica el comunicado, “esta variante española del alfabeto latino universal ha sido utilizada por la Academia desde 1803 (cuarta edición del Diccionario académico) en la confección de todas sus listas alfabéticas”. “Desde esa fecha, los dígrafos “CH” y “LL” (signos gráficos compuestos de dos letras) pasaron a considerarse convencionalmente letras del abecedario, por representar cada uno de ellos un solo sonido”, manifestaron.
Si bien se advierte que según el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española la “CH” y la “LL” no se consideran letras independientes, la cartera justificó que “las palabras que comienzan por estas dos letras, o que las contienen, pasan a alfabetizarse en los lugares que les corresponden dentro de la c y de la l, respectivamente; afectando únicamente al proceso de ordenación alfabética de las palabras, no a la composición del abecedario, del que los dígrafos “CH” y “LL” siguen formando parte”.
En este sentido, la cartera educativa concluyó diciendo que “la perspectiva adoptada para la enseñanza de la lengua escrita, en este particular contexto de distanciamiento social, se sostiene en un enfoque de la enseñanza cultural, sistémico y equilibrado; cuyo carácter científico se hace presente al considerar los aportes de campos disciplinares como el Campo de las Ciencias del Lenguaje y los Estudios Literarios y el de las Ciencias de la Educación. A partir de estos saberes, se configura el interjuego entre aportes del campo científico que sustentan la didáctica de la Alfabetización Inicial, dando consistencia a la enseñanza explícita del sistema en todos sus niveles”.
En las consideraciones, el ministerio fundamentó que el alfabeto impreso en el material elaborado para la comunidad santafesina “puede encontrarse en el Diccionario Panhispánico de Dudas -disponible en https://www.rae.es/dpd/abecedario-, donde se aclara que “el abecedario español está hoy formado por las veintinueve letras siguientes: a, b, c, ch, d, e, f, g, h, i, j, k, l, ll, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z”.