Con 44 días sin contagios en Santa Fe y su conurbano, resulta contradictorio observar que el presidente consiente que abran los gimnasios y bares de Corrientes, mientras las empresas agonizan en nuestra capital provincial.
Con 44 días sin contagios en Santa Fe y su conurbano, resulta contradictorio observar que el presidente consiente que abran los gimnasios y bares de Corrientes, mientras las empresas agonizan en nuestra capital provincial.
“Cuanto más se prolongue la cuarentena más estamos con esta sensación falsa de que estamos protegidos, cuando en realidad esto va a ocurrir ahora, en una semana o dentro de un mes. El virus está, no hemos eliminado el virus, hemos frenado la propagación”, advirtió Adolfo Rubinstein. El epidemiólogo ex secretario de Salud, no tiene por estas horas responsabilidades de gobierno; pero Ginés González García ya responde con racionalidad para áreas sin contagios, que no están determinadas por límites de un mapa político que el virus no conoce ni respeta.
La pregunta incómoda no se debe eludir: ¿es bueno que no haya contagios como en Santa Fe capital? Especialistas y mandatarios coinciden en que los sectores más vulnerables deben preservarse en mayor aislamiento. Pero también que el virus desafía a los gobiernos a equilibrarse entre el número R y la capacidad sanitaria para atender enfermos. Y eso no se logra paralizándose y paralizando.
No tomar decisiones es “patear la pelota para adelante” mientras se pagan costos socioeconómicos, por un riesgo que no es inminente, pero que al mismo tiempo se presenta como inexorable en tanto no haya vacuna. Y no se puede detener la vida hasta que eso suceda.