Basta una anécdota muy recordada ocurrida momentos antes del debut de la Selección Argentina en el Torneo Esperanzas de Toulon (Francia), en 1975, para dar cuenta de la razón del título de la presente nota. Previo al estreno del equipo nacional en el certamen, el plantel completo asistió al encuentro que abrió el mismo. Los 16 muchachos que completaban la delegación miraban con admiración desde las gradas, el poderío físico de los protagonistas del partido inaugural. Observaban preocupados y por dentro seguramente sentían que sería imposible vencerlos.
César Luis Menotti, el entrenador de esos jóvenes futbolistas, quienes la mayoría habían cruzado nuestras fronteras por primera vez, atento a esas miradas, les preguntó: “¿Qué les pasa muchachos, por qué están tan serios?” Uno de ellos se atrevió a responder con temor: “César ¿vio los fuertes que son?... Tremendos”. Y el DT les respondió: “¿Fuertes? Ustedes sí que son fuertes. Estos comieron solomillos y tomaron leche desde niños, nacieron y vivieron en casas confortables. Se entrenaron en canchas espectaculares. Ustedes se criaron sin nada. Sin agua, sin luz, sin calefacción. Y están aquí. ¿Ustedes creen qué estarían aquí si hubieran pasado por todo eso?, ni uno, se los aseguro. ¡Ustedes sí que son fuertes!” Finalmente, Argentina ganó aquel torneo, y comenzó a hacer historia.
La anécdota refleja la trascendencia de ese título y el cambio que a partir de allí se produjo en el fútbol argentino. Además pinta de cuerpo entero la filosofía del “Flaco” Menotti y la forma en que sabía motivar a sus dirigidos. Haber conquistado el Torneo Esperanzas de Toulon fue el primer paso hacia la gloria. La piedra fundacional del histórico ciclo de César Luis Menotti al frente de las selecciones nacionales.
A 45 años de aquella epopeya. Ese campeonato bien puede catalogarse como el puntapié inicial, la refundación del fútbol argentino a través de Menotti. Se empezó a vislumbrar la reorganización, la reestructuración y la planificación de un fútbol que hasta ese momento, por la falta de orden, dilapidó a excelentes equipos y jugadores, a los que les faltaba disciplina organizativa desde los escritorios, y el roce fundamental con otro tipo de fútbol para saber adónde estábamos parados.
Si bien es cierto Argentina y Brasil (Uruguay un poco menos) polarizaban el dominio entre los países de América del Sur en los que en aquellos tiempos se denominaban Campeonatos Sudamericanos (hoy Copa América), por supuesto que no es necesario recordar que hasta ese momento no se había conseguido ningún título ante adversarios europeos, tanto en selecciones mayores como en juveniles (hasta los 18 años y 6 meses).
Y además, en 1975 estábamos a tres años de la obtención del primer Mundial, siendo anfitriones en 1978, y a más de una década esperaba la gloria de México 1986; y posteriormente los torneos juveniles ganados bajo la dirección técnica de José Pekerman, Hugo Tocalli y Francisco Ferraro.
Hace 45 años (en realidad, el 12 de octubre hará 46 años, cuando ese día de 1974, en cancha de River, Menotti debutó como técnico de la selección al empatar 1-1 con España por la Copa Hispanidad, con el gol de Roberto Rogel) comenzaba un nuevo ciclo para el fútbol de nuestro país. Las convicciones, las perspectivas y el futuro daban paso a las ilusiones.
Los equipos participantes del Torneo Esperanzas de Toulon fueron: Argentina, Francia, Italia, México, Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Portugal. Varios de los futbolistas convocados por el “Flaco” para ese certamen llegaron a ser campeones mundiales en 1978, como locales (Américo Gallego, Daniel Passarella, José Valencia y Alberto Tarantini); y otros alcanzaron el logro en México 1986 (Marcelo Trobbiani, Jorge Valdano y Daniel Passarella, que lo repitió).
La Selección Argentina, que participó por primera vez en el certamen que ya había tenido dos ediciones anteriores, puso en evidencia en tierras francesas su gran rendimiento y ganó todos sus partidos por el mismo resultado: 1-0. La idea de juego de Menotti comenzaba a verse plasmada en el terreno de juego.
“Para mí lo realmente importante es el fútbol que mostró el equipo en algunos momentos, porque eso fortalece mi opinión de que tenemos buenos jugadores y disponiendo de ellos, para prepararnos prudentemente, no podemos estar más abajo que otros equipos que no tienen jugadores como los nuestros. Argentina sigue teniendo buenos jugadores, mejores que la mayoría de los otros países futboleros”, explicó César Menotti apenas finalizado el torneo.
Si bien el certamen era para jugadores nacidos entre 1954 y 1956, el reglamento del Torneo Esperanzas de Toulon permitía la participación de dos mayores. Menotti convocó a 16 futbolistas, de los cuales los mayores eran Daniel Passarella (River), que cumplió los 22 el 25 de mayo (día de la final), y José Luis Pavoni (Newell’s), que festejó los 21 el 23 de mayo. Los demás 14 integrantes fueron: Ricardo Ferrero y José Van Tuyne (Central), Aldo Espinosa (Huracán), Marcelo Trobbiani y Alberto Tarantini (Boca), Américo Gallego, Jorge Salas y Jorge Valdano (Newell’s), Daniel Olivares (Colón), Jorge Forgués (Platense), Rubén Giordano y Carlos Suárez (Racing), Armando Quinteros (Vélez) y José Daniel Valencia (Gimnasia y Esgrima de Jujuy). La delegación fue presidida por el presidente de Nueva Chicago, Paulino Niembro, papá de Fernando, quién viajó como corresponsal Radio Splendid (Córdoba).
Menotti utilizó siempre a los mismos 13 jugadores
La de 1975 fue la tercera edición del Torneo Esperanzas de Toulon (la primera fue en 1967 y la segunda en 1974); los equipos participantes fueron invitados y se jugó por eliminación directa, aunque los perdedores seguían jugando. Las llaves (por sorteo) de la primera fase quedaron determinadas de la siguiente manera: Argentina (1, gol de Forgués)-Hungría (0); México (2)-Portugal (1); Italia (1)-Polonia (0); Francia (3)-Checoslovaquia (0).
En instancias de semifinales, Argentina (1, gol de Trobbiani)-México (0); Francia (1)-Italia (0). Por el tercer puesto, Italia (2)-México (0). En la final, con el gol de Valdano, Argentina venció a Francia 1-0. Posiciones finales: 1- Argentina; 2- Francia; 3- Italia; 4- México; 5- Hungría; 6- Checoslovaquia; 7- Polonia; 8- Portugal.
Para los tres cotejos disputados por el elenco albiceleste, el “Flaco” Menotti utilizó siempre a los mismos 13 jugadores, arrancando con el mismo equipo titular e implementando los mismos cambios (Armando Quinteros y Jorge Forgués), aunque no siempre por los mismos futbolistas.
La formación titular fue: Ricardo Ferrero; José Van Tuyne, José Luis Pavoni, Daniel Passarella y Alberto Tarantini; Marcelo Trobbiani, Américo Gallego y José Daniel Valencia; Jorge Salas, Jorge Valdano y Rubén Giordano.
En el primer partido, Quinteros reemplazó a Trobbiani y Forgués a Valdano; en el segundo, Quinteros por Giordano y Forgués por Salas; y en la final, Quinteros por Gallego y Forgués por Salas. Los futbolistas que no participaron de ningún encuentro fueron: el arquero suplente, Carlos Suárez; el zaguero Aldo Espinoza; y el delantero de Colón, Daniel Olivares.
Algo de historia del torneo
Argentina participó en 9 ocasiones del Torneo Internacional de Toulon, obtuvo dos títulos (1975 y 1998), dos segundos puestos (1983 y 1999), un tercero (2003), un cuarto (1996) y se clasificó quinto en las tres ocasiones restantes (1979, 1980 y 2006). No fueron los únicos logros: obtuvo un premio Fair Play (1998), dos distinciones al mejor jugador y uno al mejor arquero.
La primera copa data de 1967. En esa ocasión, por única vez participaron de manera íntegra, seis equipos europeos de clubes Sub 21: Anderlecht (Bélgica), Bratislava (ex Checoslovaquia), Nimes y Toulon (Francia), Vojvodina (ex Yugoslavia) y Fiorentina (Italia). Anderlecht se coronó campeón.
Tras el paréntesis de seis años (1968-1973) el certamen se reanudó en 1974 con una particularidad: participación por invitación de cuatro equipos de clubes: Derby County (Inglaterra), Anderlecht (Bélgica), Nimes (Francia) y Borussia Moenchengladbach (Alemania); y cuatro selecciones nacionales: Polonia, Hungría, Checoslovaquia y Brasil.
Argentina participó por primera vez en 1975. La Selección conducida por César Luis Menotti se consagró campeona tras derrotar 1-0 a Francia en la final. En 1976 Argentina no defendió su título y su lugar fue ocupado por Finlandia. Luego de su consagratorio debut, Argentina participó de la competencia en 1979 y 1980, en ambos torneos se clasificó quinto y lo volvió a hacer en 1983, oportunidad en la que obtuvo el subcampeonato tras caer por penales ante Brasil.
A partir de allí no participó durante 13 años consecutivos (1983-1996). Volvió en 1996 y finalizó en la cuarta colocación. Dos años más, con Néstor Pekerman como técnico, Argentina obtuvo su segundo título tras vencer de nuevo a Francia en el encuentro decisivo por 2-0 con tantos del ex delantero de Independiente Francisco Guerrero y Walter Samuel. El título llegó acompañado por varios premios extras: Juan Román Riquelme fue elegido el mejor jugador del torneo y la Selección, fiel al sello impuesto por Pekerman en juveniles, se quedó con el Trofeo Fair Play.
La siguiente presentación data de 1999, fue subcampeón tras perder por penales ante Colombia; el sabor agridulce se compensó con la elección de Guillermo Pereyra como el jugador más destacado del torneo y Sebastián Saja como mejor arquero. En 2003 quedó en el último escalón del podio, pese a que Javier Mascherano fue condecorado como la estrella de la competencia y Esteban Herrera logró consagrarse como uno de los goleadores. Finalmente, en 2006, Argentina participó por última vez y se clasificó en el quinto puesto, dirigida por el técnico Francisco Ferraro.
El debut argentino fue el 19 de mayo con un triunfo 1-0 sobre Hungría con gol de Forgués a los 25 minutos del segundo tiempo, luego de una gran apilada de Giordano, que eludió a cuatro rivales y definió ante la salida del arquero. Forgués llegó a empujarla antes de que la pelota entrara al arco.
El segundo partido fue el jueves 22 de mayo. Argentina venció a México nuevamente por el mínimo marcador con un tanto de Trobbiani y se clasificó a la final. En este encuentro el resultado fue algo exiguo, ya que la superioridad del conjunto nacional fue muy amplia con respecto al seleccionado mexicano, algo habitual por aquel entonces. La figura del partido fue Américo Gallego.
La gran final se jugó contra el local, Francia, con un estadio completo y que no paraba de gritar a favor de los suyos y en contra de los nuestros durante todo el cotejo, condicionando así a un endeble árbitro que en el primer tiempo favoreció a los anfitriones. En la segunda mitad, Argentina se tranquilizó, se sacó de encima los nervios de jugar una final y arremetió con furia sobre el arco galo. Así llegó al gol con una gran jugada de amagues y paredes entre Giordano y Valdano, convirtiendo este último el gol a los 7 minutos.
De allí hasta el final todo fue de Francia, lloviendo centros al área argentina y haciendo prevalecer su superioridad física, pero de la mano de Pavoni, junto a Passarella, Van Tuyne y Tarantini, la trinchera Argentina resistió airosa para llevarse el título, justo un 25 de mayo.