En la charla telefónica, nunca abandonará el tono optimista. Aún cuando el tema central sea la inédita situación que atraviesa la actividad teatral, suspendida por la cuarentena y confinada a la mediatización de las pantallas. Es que la actriz Silvana Montemurri tiene claro que tras este paréntesis que impuso la pandemia, vendrá un tiempo en el que se trabajará con un ánimo redoblado. “Me da mucha esperanza del próximo abrazo”, dice.
La “Colo”, como prefiere que la llamen, lleva en los escenarios desde principios de los ‘70. Intervino, desde muy joven, en puestas como “Juan Moreira Super Show”, “Los Mamelli con bombos y platillos”, “Los disfrazados”, “Verde y negro”, “Extraño juguete” y las más recientes “Una tragedia argentina”, “La penúltima oportunidad”, “El vuelo de la mosca” y “(esto no es) Calígula”.
—¿Conservás en la memoria alguna situación similar a la que impone actualmente la pandemia?
—Sinceramente no. Es la primera vez que pasa esto. Por ahí, lo podés relacionar con una restricción importante en la época de la dictadura. Sin embargo, se siguió haciendo teatro. No estaba esto de no poder contactarse. Esta situación es particular, además, porque nos incumbe a todos. Esto es de todos. No es “los que están prohibidos y los que están permitidos”. Nadie puede hacer teatro, de la manera en la que nosotros concebimos el teatro. Ahora se está haciendo on line, pero el teatro es un arte de contacto, aquí y ahora. Tal es así que ninguna función es igual a la otra. Entonces, esta situación te deja en la incertidumbre. Vamos a volver a estar otra vez, pero esta ausencia, esta dificultad, este no permiso, por cuidarnos, de hacer teatro, hace se potencien unas ganas tremendas de volver a hacer. La particularidad en este caso es que nadie te está prohibiendo, te están aconsejando porque nos tenemos que cuidar.
—Por eso, el paralelismo con la época de la dictadura sería solo en el sentido en que no se puede actuar, porque en un caso había un fin represivo, mientras que esta vez la finalidad es la de cuidar a la gente.
—Yo siento mucho la situación de los que no pueden trabajar, hay que ayudarlos lo más que se pueda. Pero brego por que nos cuidemos. Para mí es muy serio y grave. La pauta la tenemos con la cantidad de muertos. No podés pasar por encima de eso. Pero pienso que esta ausencia de los escenarios, del contacto con el otro, donde el público va a recrearse con la vida de los otros, y nosotros los actores nos recreamos con la vida de los personajes, me potencia para volver con todo. Me da mucha esperanza del próximo abrazo.
—Mucha de la gente de tu generación, o que tiene tus años en el teatro, tiene esa mirada optimista. Me da la sensación que los ha fortalecido el haber pasado otros momentos difíciles.
—Nos ha atravesado la vida. La experiencia. Además, esto lo leí en un artículo de Eugenio Barba, las hierbas que no merecen crecer, se quedarán tendidas en el campo. Creo que esto va a ser para algo mejor. A todos nos hace replantearnos nuestra vida. Creo que volveremos siendo otras personas. Con aquella esencia, pero con experiencias nuevas.
—¿El teatro va a salir distinto después de esto?
—Va a salir distinto porque es una cosa viva, que se hace aquí y ahora. El teatro va resurgir encarnando todas estas experiencias y cicatrices. Cómo lo hizo en otras circunstancias, donde también salió. Doblado, enfermo, herido, pero salió. Para todos esto es tremendo, pero yo tengo adelante la vida. Allá en el fondo del pasillo, tengo la vida, tengo que seguir y llegar allá.
—Al estar vivo, tiene en su ADN esto de atravesar crisis.
—El teatro está en cuarentena como nosotros, preparándose para salir con todo. Yo soy partidaria del teatro on line, de las clases de teatro on line, porque hay gente que lo necesita. Los maestros y los alumnos. Para el teatro del escenario, hay que esperar un poco, pero va a llegar. Hay que tener en cuenta el tema de la subsistencia de la gente y de las salas. Sobre todo las independientes. Habrá que ver como se hace.