Fue el único gol que marcó en Unión, pero fue un golazo. Se jugaba la fecha 13 de un torneo que River ganaría de manera concluyente, aventajando por seis puntos a Independiente, Colón y San Lorenzo, que compartieron el segundo lugar. A Unión no le fue nada mal. De la mano de Nery Pumpido, terminó en el octavo puesto con 29 puntos. Fue un equipo que se acostumbró a ganar o a perder. En 9 partidos obtuvo la victoria y en 8 cayó derrotado. Sólamente acumuló dos empates en ese campeonato. Pero se dio el lujo que ninguno de los otros equipos se pudo dar: fue el único en ganarle a River. Por eso, el “Tolo” Gallego se encargó, con el tiempo, de “refregárselo” al mismo Nery y al protagonista principal de esta historia: Juan José Jayo.
Hay partidos que se recuerdan por una goleada, porque fueron “partidazos”, porque llovía y también hay otros que llevan el nombre de un jugador. Esa victoria contra River en el Monumental tiene el nombre de Jayo. Los hinchas de Unión, a 20 años de ese histórico partido, lo recuerdan como “el del gol de Jayo”. Y no es para menos. Fue el único gol que marcó en Unión, pero fue un golazo. Recibió la pelota apenas pasando la línea del círculo central y desde allí le pegó al arco, clavando la pelota en forma violenta y haciendo estéril el desesperado esfuerzo de Tito Bonano, “en el arco del Río de La Plata”.
—¿Qué recuerdos te trae ese gol?
—Muchos, porque la pasé muy bien estando en Santa Fe. La pelota llega a tocar en el travesaño y entra. No salieron redondas las cosas ese día. La idea fue juntarnos, estar todos bien cerquita, defendiendo bien y contragolpeando. Cada vez que agarraba la pelota, lo primero que hacía era buscar a Darío Cabrol que era una referencia de pase siempre.
—¿Qué se te dio por pegarle al arco?
—Yo veía que Tito Bonano estaba siempre adelantado. Se lo había dicho a Darío. “Pegále al arco que ataja adelantado”, le decía. Pero a él lo tenían bien marcado...
—Y me animé, en esa fracción de segundos que recibí la pelota pensé en lo que tenía visualizado...
—¿Fue el gol más lindo de tu carrera?
—Sí, claro, uno de los más importantes... A los dos o tres años me lo cruzo en Lima, cuando volví de España, al Tolo Gallego. Jugábamos un amistoso en cancha de Alianza Lima, dirigiendo a Independiente, y cuando me vio, me encaró y me dijo que por mi culpa se había perdido un lindo premio.
—Porque creo que ellos tenían un premio especial por salir campeones e invictos. Ganaron el premio por ser campeones, pero ese fue el único partido que perdieron... Estaba un poco enojado el Tolo (risas).
—Contá otra vez lo que le dijiste a El Litoral hace ocho años, respecto de aquella apuesta que hiciste con Nery Pumpido...
—Yo venía de hacerle un gol parecido a Chile, en las Eliminatorias para el Mundial de Corea y Japón. Entonces, cuando regresé a Santa Fe y me sumé al entrenamiento de Unión, me empezaron a “cargar”. Y Nery fue uno de ellos. Yo no tenía visualizado con quién nos tocaba jugar...
—¿No sabías que jugaban contra River?
—¡Claro...! Yo venía de aquél partido Perú-Chile y en la práctica del jueves previo me entero que jugábamos contra River... Y ahí me puse serio y pensé: ¿cómo puedo jugar una cena si el rival es el puntero del torneo y que viene invicto?... Pero ya estaba “jugado”... Y seguí adelante con la apuesta de pagar una comida... Por eso, apenas marco el gol lo primero que hago es señalarlo a Nery...
—¿Tuviste alguna propuesta de un grande de la Argentina después de aquellos dos años en Unión?
—Había algo de Boca, cuando se fue Chicho Serna y también un rumor de San Lorenzo, pero vino la posibilidad de España y recuerdo haber vuelto antes de la pretemporada para hablar con Angel Malvicino y acelerar la venta.
—Eras un jugador para Boca, pero también lo eras para River. Digo por tus características...
—Yo salí de un fútbol lento y con espacios como el peruano y cuando llegué a la Argentina me dí cuenta de que era distinto, se corría mucho, era muy veloz y con menos espacios... Y después, cuando fui a España, me encontré con que había que jugar más y a dos toques, era más táctico y se debía “leer” un poco más los partidos. En todos lados me supe adaptar.
—¿Qué hizo Gareca en Perú, por qué le devolvió la esperanza al peruano como fue en los 60 o 70?
—El gran cambio se dio en el último año de las Eliminatorias para el Mundial de Rusia. Ganar en Paraguay o en Ecuador eran cosas que costaba lograr desde hacía muchísimos años. Ricardo logró que el jugador peruano creyera en sus propias fuerzas. Ha insertado un chip que le hizo recuperar la confianza al jugador peruano. A nivel equipos no estamos visualizando lo que necesitamos para competir a nivel internacional, pero en selecciones.
—¿Así que casi volviste a Unión?
—Yo tuve un problema con un entrenador en Alianza y me fui a jugar a una provincia, hasta que llegó Gustavo Costas a Alianza Lima y me pidió que regrese. Por eso no se terminó de concretar lo de Unión, porque me habían hablado. No me acuerdo en este momento quién fue el que se contactó conmigo, pero algo hubo.
—Eras un jugador de selección en 1999 cuando llegaste a Unión, con 26 o 27 años en ese momento. ¿Te sorprendió que te busque un club como Unión?
—Yo estaba en la pretemporada con Alianza Lima y sin contrato todavía. Ahí me llamó mi representante, me dijo que Unión estaba complicado con el descenso y yo le dije que no había problema, que creía en mi capacidad y que podía ayudar. El fútbol argentino, si no es el primero en Sudamérica, es uno de los más importantes. Cuando llegué estaba Capitano, que después vino a Perú a dirigir. Pero como siempre decimos en Perú y después también se dio con algunos jugadores, como Vargas, que fueron a jugar a Santa Fe, el fútbol argentino es una vidriera. Para mí, lo fue. De Unión, yo me fui a España.
—¿Cómo estás viviendo la cuarentena y qué se dice respecto de la vuelta del fútbol?
—El domingo se iba a acabar la cuarentena pero el presidente la extendió hasta el 30 de junio. La economía está parada y en cuanto al fútbol, hasta Ricardo Gareca pidió que regrese cuánto antes. Desde el Ministerio de Salud están elaborando un protocolo para que se vuelva a entrenar de inmediato y que el fútbol vuelva a fines de julio o principios de agosto. Hay mucha gente que necesita trabajar, se ha visto gente en las calles en los últimos días y veremos las medidas que se toman porque los contagios continúan.
—Se nota que tenés un lindo recuerdo de Santa Fe...
—Muy complacido y feliz... Y hasta creo que pudimos haber llegado más arriba con ese equipo.
Uno de los mejores “5” de la historia de Unión
Con el tiempo he valorado a jugadores como Juan José Jayo, que para mí es uno de los mejores volantes centrales que ha tenido Unión en su historia, con muchas cosas de Roberto Telch, al que tuve de compañero en aquellas inolvidables campañas de la década del 70, cuando estuvimos a un paso de ser campeones. Recuerdo perfectamente aquella anécdota de la cena y obvio que terminé pagando la apuesta.
Nosotros jugábamos 4-4-2 en ese entonces, porque a Cabrol lo hacía jugar suelto delante de la línea de cuatro volantes y acompañando a Tilger. Como Juan tenía quite y juego, lo hacía jugar un poco más retrasado. Nosotros lo tuvimos en carpeta para traerlo de vuelta en el 2009, cuando asumimos con el Turco Alí en el ascenso, él como entrenador y yo como secretario técnico.
Jayo llegó a Santa Fe cuando el técnico era Salvador Capitano y lo que dice del Tolo es cierto. El Tolo Gallego me cruzó un montón de veces y me “puteaba” porque le ganamos ese partido. Ese plantel de Unión fue extraordinario. A mí me tocó dirigirlo entre el 99 y el 2001 y la verdad es que tengo un enorme recuerdo de todos esos muchachos a los que pude conducir. Y ese partido fue muy trascendente porque la campaña de River fue tremenda y nosotros fuimos los únicos en ganarles. Y lo hicimos en su propia cancha.
(x) Entrenador de Unión cuando estuvo Juan José Jayo.