“La peor tarde de Chilavert”, tituló Clarín al otro día con su fuerte “tirada” nacional. Es que ese 16 de marzo de 1997 no pasó desapercibido para el propio José Luis Chilavert —nunca más erró dos penales uno mismo día— y mucho menos para los hinchas tatengues que gritaron la atajada de Yorno y el “balinazo” en el travesaño tanto como el gol del “Galgo” Martín Perezlindo. Al final, ganó el Tate 1 a 0 y para siempre quedó marcado como “El día que Chilavert erró dos penales en un mismo partido”.
Lo que es increíble, 23 años después, es la memoria de José Luis Félix Chilavert en una nota exclusiva y ruidosa que el paraguayo otorgó en las últimas horas al multimedios El Litoral.
La respuesta, en la charla vía zoom, surge sola. Su gesto es clarito, natural, esponteáneo: “Lo de la cancha de Unión: son los dos únicos penales juntos que erré en un mismo partido esa tarde en Santa Fe. Le quise pegar tan fuerte, que recuerdo que pega en el palo, pasa por detrás de la figura de Yorno y se va por un costado. En el otro le pegué tan fuerte, que el balón rebotó afuera del área grande del arco de Unión, yo desesperado corriendo para atrás para volver a mí arco. Son situaciones para que la gente comprenda que los grandes profesionales también fallamos a la hora de patear un penal. Somos seres humanos”.
Le pasó a Martín Palermo en cancha de Luqueño o al colombiano Juan Pablo Ángel en la Premier League. Esa tarde, la del 16 de marzo de 1997, “Chila” se sumó a esa lista con dos penales “no convertidos”.
“El equipo visitante, capitaneado por el laureado portero guaraní, perdía 1-0 contra el conjunto local con gol de Martin Perezlindo. Pero Vélez tuvo las suyas para empatar en el segundo tiempo. Dos penales pateó Chilavert ese día; uno se lo tapó el arquero Marcelo Yorno con maestría y un toque de suerte, y el segundo pegó con toda polenta por el travesaño. El público no lo podía creer”, refleja la crónica.
El tres veces elegido mejor arquero del mundo, y máximo goleador de su posición por aquel entonces no pudo desde los 12 pasos en dos oportunidades.
—¿Qué recordás de los choques con Colón y Unión en esos años?
—Siempre fueron partidos complicados y difíciles porque tanto Colón como Union tuvieron equipos muy buenos. Siempre nos complicaban, eran competitivos, estaban de mitad para arriba. Ahí Santa Fe es una zona muy rica, donde salen muy buenos jugadores.
—Hay un gol de penal, de rebote, contra Pablito Cavallero
—El dato es que te lo ataja, te queda el rebote y marcás el gol con la derecha. Pero, además, ni lo festejás: vas a buscarlo a Pablito —de camiseta anaranjada— para abrazarlo...
—La de Pablo Cavallero, ese día en Vélez, fue especial porque fuimos compañeros y ganamos todos, a pesar que Pablo mucho no participaba. El gesto fue por el cariño y respeto al compañero para abrazarlo después del penal.
—Con Colón hay dos. Uno, directamente, te lo ataja Leo Díaz. En el otro partido, también en Liniers, ustedes golean. Con Burtovoy es casi igual que con Cavallero: te lo ataja, te queda el rebote y gol de derecha
—Lo fui a saludar al golero de Colón para motivar a un arquero joven, le dije hay que seguir, a pesar del resultado.
—Estamos en Santa Fe y acá hay un arquero que hizo historia grande: Nery Alberto Pumpido. ¿En qué lugar lo ubicás?
—Nery es un amigo, primero. Me encanta que haya venido a mi país y haya salido campeón con Olimpia, mostró toda su capacidad y categoría, también dirigiendo a Unión de Santa Fe. Es una leyenda viva que tenemos en el mundo del fútbol, un colega que ganó todo en su vida. Enviarle un gran abrazo a él y toda su familia, desearlo lo mejor siempre. Es un referente, una leyenda del fútbol mundial. Un ganador.