La Cámara de Senadores acordó partir por el justo medio las diferencias entre sus integrantes respecto de cómo sesionar en adelante.
Los bloques acordaron una modalidad que les permite reunirse todos los jueves y también integrar a los senadores que tienen más dificultades para asistir. Entre Roux, Arancio y los adornos de cada senador en su casa reina el consenso, pero no siempre fue así.
La Cámara de Senadores acordó partir por el justo medio las diferencias entre sus integrantes respecto de cómo sesionar en adelante.
La salida aristotélica consiste en alternar las sesiones presenciales que se llevan a cabo en el amplio recinto de la Cámara de Diputados (allí ya se celebraron dos) con las telesesiones, que también han podido desarrollarse en un par de ocasiones y de manera exitosa, pero con un temario tan acotado como consensuado.
Lo anunció el jueves 28 la vicegobernadora Alejandra Rodenas, al terminar la sesión que presidió desde el sillón que normalmente ocupa el ex gobernador Miguel Lifschitz en la Cámara baja.
Los senadores han comenzado a acostumbrarse a ver a la presidenta llevar adelante las sesiones con el republicano Roux a sus espaldas titulado “La Constitución Guía al Pueblo”-, en lugar del popular Arancio, cuya obra en el centro del hemiciclo del Senado es sin embargo bastante menos conocida y cuenta la onírica escena de la fundación de Santa Fe. Corresponde a su etapa del color, que algunos críticos elogian especialmente.
Hay senadores que no ven ambos cuadros desde hace bastante tiempo, porque así se lo aconsejan sus médicos y ahora se van a asegurar de participar de las sesiones mirando una fría pero segura pantalla en sus hogares, telesesiones mediante.
Muestra de diálogo
Durante esta semana los jefes de los bloques establecieron ese mecanismo: un jueves sesión (ahora hay que aclarar que es “presencial”) y en el siguiente telesesión, con todos los senadores o una parte a distancia.
No se trata de un asunto menor. En un caso el quórum podrá peligrar (cuando a espaldas de la vicegobernadora se vean los movimientos andantes en las figuras del pincel de Roux) y en el otro no, cuando a espaldas de los senadores la telesesión muestre sus bibliotecas o los adornos de sus escritorios.
El quórum asegurado cada quince días no equivale a un juego de póker con las cartas descubiertas, pero requiere de jugadores muy honestos. Leales a lo que comprometan sus jefes de bloques.
Hace solo unos meses, cuando el gobernador Omar Perotti buscó crear en el Senado una mayoría que le responda sin chistar, los mismos senadores no pudieron acordar ni una sesión mínimamente ordenada como para llevar a cabo sus propios actos de juramentos, en la sesión a la que habían ido sus familiares e invitados especiales, porque peleaban por las comisiones.
La conclusión es obvia: si al Senado santafesino no se le intenta dar órdenes (ni advierte imputaciones como las del aún ministro de Seguridad Marcelo Sain), la Casa Gris obtiene un clima más adecuado para las leyes que necesite. El jueves pasado la prórroga de la moratoria una ley que va a salir- se pasó a comisiones. Fue todo un gesto.
Clima
El de Santa Fe fue el primer senado del país en llevar a cabo una sesión on line por videoconferencia, con una ventaja institucional importante: pudo reformar su reglamento con los senadores en sus bancas y estableció además la posibilidad de constituirse como cuerpo fuera del recinto del ala que mira al este en el Palacio Legislativo, para que cuando la pandemia concluya- el Senado pueda sesionar en las cabeceras de los departamentos, si así lo dispone el consenso. Esa es la palabra clave para que haya otra relación con el Ejecutivo y otra vez se lo demostraron.