Aquellos que peinan canas y que vieron lo mejor de Leopoldo Luque, dicen que Martín Artigue es lo más parecido al campeón del mundo. Es goleador por naturaleza y sus condiciones lo avalan. Nació para ser jugador de fútbol pero la oportunidad de su vida se vio frustrada cuando Unión no permitió la firma de su primer contrato. Después, con el paso de los años, fue vistiendo distintas camisetas que le permitieron disfrutar del juego. Hoy, después de un tiempo de descanso, los amigos de La Salle lo convencieron para que vuelva al lugar que más lo apasiona: una cancha de fútbol y vistiendo una camiseta.
—¿A qué edad comenzó el juego con la pelota?
—A los 6-7 años en la escuelita de fútbol “Gurises” y en edad de décima ya comencé a jugar en el club San Cristóbal, lugar donde viví grandes momentos.
—¿Quiénes fueron los DT más destacados en tu carrera?
—En inferiores fue “Chechi” Aguirre, y en primera no tengo un podio pero los mejores que tuve fueron el “Pelado” Centurión, Marcos Capocetti, Valentín Vera, Mario Donetti, Nicolás Frutos...
—Centurión encabeza la lista de los más destacados. ¿Por qué?
—El “Pelado” me llevó a Unión y con el él pasé lindos momentos hasta que, a tres fechas del final del Apertura liguista, y cuando estábamos por salir campeones, me fui del club porque sentí que no estaba en los planes de ellos. Siempre digo que si me hubieran querido hubiese firmado el contrato antes como lo firmaron los otros dos chicos de la categoría ‘92 que quedaron conmigo hasta el final. Yo era “jugador” de Centurión y no era jugador del DT de peso en la institución. Al “Pelado” y a Marcos (Capocetti) no tengo nada que recriminarles; es más, estoy agradecido porque siempre se la jugaron por mí y además porque son grandes profesionales y mejores personas.
—Después de terminar el año 2009 como goleador de la Liga en 5ta. de Banco Provincial, me tenía que presentar en el predio de Colón para comenzar la pretemporada pero no fui, ese día decidí irme a Rosario a jugar con Griffa porque quería pegar el salto como hicieron muchos jugadores de la Liga en su momento. Siempre supe que eso sería mejor vidriera. La verdad es que me hubiera gustado jugar en Colón ya que es el club del que soy hincha y fanático, pero las cosas no salieron como hubiera querido.
—¿Que fue lo mejor y lo peor que te dio el fútbol en estos años?
—Lo mejor que me dio el fútbol es la cantidad de amigos que he cosechado, además de conocer gente, lugares, canchas, anécdotas y adquirir experiencia. Lo peor es la desilusión por los negocios que hay dentro de este deporte. Acá no alcanza con jugar bien, cuidarse, entrenar... Y la suerte, hay factores que no dependen de uno mismo.
—Hoy en La Salle, ¿que podés dar para que el club vuelva a obtener un campeonato?
—Llegué para sumar en un grupo bárbaro y voy aportar los goles necesarios para hacer una campaña de campeón. Con Mazzoni se trabaja bien y creo que hay material para hacer cosas importantes.
—¿Los objetivos trazados?
—Campeonar. Hay plantel para hacerlo, de eso no hay dudas.
—¿Cuál es el mejor “9” en la Superliga?
—Matías Suárez, de River.
—Salir campeón con La Salle, cuando regrese el fútbol.
El trabajo en tiempo de pandemia
"A la cuarentena la viví bien, tranquilo, en casa con mi mamá. Los primeros días eran interminables pero luego ya se hizo costumbre y le encontrás la forma de pasarla de la mejor forma posible, con muchos juegos en red (Counter Strike). También una forma de pasar el tiempo fue entrenar con los chicos de La Salle mediante la aplicación de Zoom. Ahí estuvimos casi diez semanas entrenando de esa forma. Espero que esto se solucione y que podamos volver a la normalidad aunque esto nos hará cambiar mucho. Entre otras cosas, espero que sea un punto de inicio para levantar el país todos juntos. Al fútbol de la Liga lo veo difícil que comience, no es fácil. Se necesita mínimo un mes de pretemporada para que todos estemos en las mismas condiciones y no tirar todos a la cancha después de un parate casi de 100 días. Esta será una tarea difícil para los dirigentes de la Liga, de los clubes y hasta los profesores para poder planificar todo lo que se vendrá”.
Martín es un crack que no tuvo “suerte”. Esa pizca de suerte que se necesita para “llegar” en el alto nivel. Técnicamente impecable, fácil de confundir a cualquier entrenador que era un “10” porque tenía un excelente manejo del balón, muy buen control de pases precisos, en corto, en media y larga distancia. Es capaz de hacer goles de cabeza, de remates violentos o “colocarla” en algún rincón en forma suave.
Usaba muy bien el cuerpo como protección. Sabía ocupar o desocupar espacios para después atacar al defensor. Sale del área para después entrar y ahí capaz que le creó dudas a los entrenadores que tenían que sostenerlo arriba. Muchos pensaban que no era el “9”. Es un jugador alto de buena estirpe, Colaborador en la recuperación si el equipo lo necesita.
Sin dudas, Martín es un crack que no tuvo “suerte”. Una lástima. El fútbol se perdió un gran jugador. Un gran goleador. Es de esos jugadores “antiguos” en tiempos modernos, que necesitaba libertad de movimientos sin tantas reglas disciplinarias (tácticas) para expresar lo que sabía. Quien lo conoce como futbolista y como persona, debe disfrutarlo, nada más.