El protocolo sanitario para las consultas programadas psicopedagógicas, establece ciertas pautas para el profesional, en cuanto su vestimenta, traslado hacia y desde el consultorio. Además hay requisitos a cumplir en los consultorios que van desde las medidas de higiene, organización especial para evitar aglomeraciones, recomendaciones para vincularse con el consultante -distancia, nuevas formas de saludar- y disposiciones generales similares a otros protocolos vigentes como uso del barbijo, lavado frecuente de manos y uso de alcohol en gel, así como una declaración jurada donde el paciente deja constancia que no presenta síntomas sospechosos de Covid-19.
Ahora, con la rehabilitación de las consultas físicas a partir de la emisión del protocolo, los alumnos con trastorno del aprendizaje pueden retomar sus sesiones de apoyo.
En cuanto a la implementación de las nuevas medidas, la psicopedagoga Rueda aseguró que “siempre” usó alcohol en gel antes de comenzar cada consulta: “desinfecto lápices y materiales con alcohol; siempre tengo alcohol en gel en el escritorio; les hago lavar las manos a los chicos, para que todo esté limpio, sus cuadernos, sus carpetas; eso no se ha modificado mi labor, porque es un hábito”. “Si trabajás en una clínica o ambiente de salud siempre se tienen esos resguardos más con niños , pero no por el coronavirus sino porque rondan otros virus y bacterias en estos ambientes”, añadió.
Repercusiones al regresar
“En las primeras consultas encontré una camada de adolescentes abúlicos, sin ganas, con sueño, evadidos de la cantidad de tareas que les mandan, lo charlamos, no saben por dónde empezar y se abruman y se van a dormir. Hay apatía, están desmotivados y -según mi experiencia- todos quieren volver a las clases presenciales, pero no por los contenidos, sino por lo afectivo vincular; pero desde que retomamos la terapia están mejor, algunos hasta se hicieron cortar el cabello, fue una inyección de energía”, comentó la especialista.
Sin embargo, con el uso del barbijo la sesión es más “incómoda”, sobre todo para los chicos con trastornos del aprendizaje. “Estuve con una nena de secundario y no podíamos leer, leyó tres páginas y estaba colorada...no se puede comprender si estás focalizando tu atención en que no podés respirar”, opinó la profesional. “Pero, por ahora, es la única forma de trabajar”, concluyó.