“... y colorín colorado... este ojo ha quedado morado y este cuento se ha exterminado.”
¿Qué queda después del “fueron felices y comieron perdices”?
“... y colorín colorado... este ojo ha quedado morado y este cuento se ha exterminado.”
- Papá, contame: ¿qué queda después del “fueron felices y comieron perdices”?
- ¡Ah! Al cuento le sigue: un castillo despoblado con un cartel de venta en la puerta principal; un dragón que no escupe fuego en una alcoba glacial; un gigante que se encoge con cada susurro que la noche esboza; Excálibur, sucia con manteca, en batalla con cucharas y cucharones en la bacha engrasada de la cocina; un zapato de cristal chueco sin suela; una manzana envenenada que pudre el cajón de los tesoros de Alí Babá; un hada madrina sin encantos ni encantamientos; el traje invisible y arrugado de un emperador que seca al sol la humedad de las lágrimas de un pueblo oprimido; una casa de caramelos mordisqueada por las hormigas; un lobo azorado y desorientado en un bosque deforestado; un matrimonio aristocrático que la rutina convirtió en una pareja real; la división de los bienes magistrales y la regulación de los honorarios de un bufón leguleyo; una abuelita de peludas orejas, grandes dientes cariados, nariz verrugosa y ojos miopes que espera la noche de luna llena para pasar a mejor vida.