Se ha complicado la situación de Juan Manuel Azconzábal en Chile, no logra acordar su salida de Antofagasta y en Unión ya empiezan a palpitar que si no hay una solución inmediata, habrá que esperar hasta diciembre —fecha de finalización del contrato— para recién ahí tener la posibilidad de incorporarlo como entrenador del plantel.
La pregunta es: ¿y mientras tanto?. Y en ese “mientras tanto”, algunos creen que el “aguante” habrá que hacerlo con alguien de la casa y se llegó a pensar en la posibilidad de darle el equipo a Marcelo Mosset, actual entrenador de la reserva.
Está claro que la prioridad la tiene Azconzábal y que luego de haberse caido lo de Rondina, su nombre había trepado a la consideración y ya existía un consenso para su llegada. Ocurre que Unión tomó la determinación de no hacerse cargo del pago de los casi 50.000 dólares de su rescisión; el técnico es representado por Cristian Bragarnik, pero evidentemente tiene que haber algún problema que va más allá de lo económico para que no “suelten” al “Vasco”, que ha cumplido una buena actuación en Deportes Antofagasta, un club chico en Chile y con el que ha sacado el 57 por ciento de los puntos, ganando la mitad de los partidos que disputó desde que se hizo cargo del equipo, a mediados del año pasado.
En Unión lo esperaban para los próximos días, incluso con su cuerpo técnico. Se había hablado también de los temas formales y legales de estos tiempos, como por ejemplo la cuarentena. Azconzábal está haciendo cuarentena en Chile —ya en los últimos días— y luego, en el caso de arreglar la situación y venir a Santa Fe, tenía que proyectar de qué manera hacerlo para evitar la doble cuarentena (eso, en el hipotético caso de retornar a La Plata primero y luego viajar a Santa Fe).
Se había hablado algo respecto de los contratos que deben renovarse y también de la conformación del cuerpo técnico, ya que la idea original de Azconzábal era la de llegar con un grupo de trabajo integrado por tres o cuatro acompañantes. En Santa Fe quedaron el profesor Hugo Díaz, que se hizo cargo de todo el trabajo de mantenimiento del plantel —vía zoom— desde que empezó la cuarentena y, además, fue el segundo profe de Lisanti, y Rodrigo Llinas, el entrenador de arqueros. Ambos profesionales tuvieron siempre una muy buena relación no sólo con el anterior cuerpo técnico de Madelón, sino con todo el plantel profesional.
Ahora la situación volvió a estar “stand by” al aguardo del desenlace en Chile. Si Antofagasta no suelta a Azconzábal, se piensa en Unión en la posibilidad de apelar a un “plan B” que podría ser de un interinato por medio año, hasta que el Vasco esté en condiciones de tomar las riendas del plantel en diciembre, cuando termine su vínculo con el club chileno.
De todos modos, hay que esperar novedades porque todo sigue muy incierto en el fútbol argentino. El escenario que se presenta es el de una actividad que está lejos de reiniciarse, no hay fecha concreta de retorno a los entrenamientos ni tampoco se sabe qué clase de torneo se va a jugar en lo que resta del año.
Por lo pronto, el mes de setiembre se presenta como un horizonte netamente optimista, coincidente con lo que ha planteado Conmebol. Pero, ¿alguien puede asegurar que sea realmente así en nuestro país?. En Unión, lo que se dice, es que “a nosotros nadie nos asegura que tengamos fútbol este año y en Chile ya tienen fecha de regreso para el 31 de julio. Entonces, no tiramos de la cuerda y desplazamos los planes a diciembre o enero”, hablando de la llegada de Azconzábal.
Volviendo al “mientras tanto”, hay cuestiones que deberían condicionar las decisiones. ¿Ejemplo?, si este torneo o mini torneo que se jugaría hasta que termine el año, sirve o no para el promedio. En realidad, nadie asegura en el fútbol argentino que el año que viene no haya descensos como se dijo en su momento. Hay presiones fuertes y todo se encamina a que haya un cambio de planes y, en consecuencia, tengamos descensos en 2021. Con descensos en 2021 y con partidos que sumen para el promedio en 2020 (lo que queda del año), la situación cambia y acumula exigencias.
Otro tema que no debe olvidarse es que Unión ha clasificado para la segunda fase de la Sudamericana. Ya ganó 300 mil dólares, sumará 375 mil por jugar la fase que viene y si vuelve a ganar, el premio será aún más suculento: 500 mil por entrar en la fase de octavos de final.¿Cuántas veces se dijo que no clasificar para una copa era un fracaso?, ¿cuántos años se esperó para tener la posibilidad de mostrar al club en un torneo continental?, ¿cuánto dinero se puede ganar en caso de seguir avanzando, teniendo en cuenta estos tiempos menesterosos en lo económico?. En la Copa, la clasificación no debe ser el objetivo en sí, sino que hay que pensar en grande y aprovechar la situación.
Tampoco se puede asegurar que el torneo se dispute con normalidad. Esto será día a día y de acuerdo a cómo la pandemia vaya creciendo o decreciendo en el continente. El cuadro de situación es complejo, inesperado e inédito. No queda otra que esperar el devenir de los acontecimientos. Así como podría darse un escenario totalmente negativo e impropio para la vuelta a la actividad, por allí se empiezan a dar otros valores y de pronto Unión se encuentra con la posibilidad de tener mucha actividad —e importante— en los últimos meses del año. ¿Con qué plantel?, ¿con qué entrenador?, ¿con qué proyectos y objetivos?.
Mosset plantea, a su favor, el conocimiento de los jugadores profesionales, de las inferiores (es el DT de la reserva) y de cómo se trabajaba con Madelón. En su momento, cuando se fue Madelón y Unión tenía programado su partido ante Vélez, siguiente al de Arsenal por la Copa de la Superliga, el mismo día en el que se decretó la cuarentena en todo el país, muchos decían que “a Mosset no hay que ‘quemarlo’. Que siga trabajando donde está, que lo está haciendo bien y acumule experiencia”. No se sabía si el paráte podía durar estos 100 días que llevamos sin ni siquiera volver a entrenar. Los hechos posteriores demostraron que la idea fue siempre la de que venga un DT, incluso con esta gestión que todavía no se apaga por la llegada de Azconzábal. Pero el paso del tiempo ha cambiado los planes, el cuadro de situación es otro y ahora la receta casera surge como una alternativa potable.
Hace unos días, Martín Zuccarelli se reunió con Eduardo Magnín. Fue una charla personal que no significó nada desde el punto de vista de alguna gestión concreta por el tema DT. Ese nombre, el de Magnín, podría ser una alternativa. Si aceptaría o no, hacerse cargo del equipo en estas condiciones, es algo que uno desconoce. Es Magnín el que debería evaluarlo. En fútbol, está claro que un horizonte a cuatro o cinco meses implica mucho tiempo. El cortoplacismo es moneda corriente, poco se analiza a mediano o largo plazo. Por ahí, una buena actuación del equipo y un trabajo satisfactorio del entrenador, puede hacer cambiar la opinión de los dirigentes. Digo esto en función de una hipótesis que no se sabe si se dará: la de nombrar a un “interino” a sabiendas de que el técnico que se quiere, recién podría venir en enero del año que viene.
Por lo pronto, esperar. Unión tiene tiempo. Alguien deslizó la posibilidad de volver a entrenar el 15 de julio, pero, ¿se lo puede asegurar?. La respuesta es negativa. Lo que más urge es la renovación o no de los contratos. Hay cuestiones ya resueltas: 1) que Troyansky no se va al Puebla y seguirá en Unión; 2) que Jalil Elías se fue; 3) que no existe casi ninguna chance de mantener a Walter Bou. A partir de allí, hay tres temas que fueron evaluados con Azconzábal, con nombre y apellido: 1) Sebastián Moyano; 2) Nicolás Mazzola; 3) Jonathan Bottinelli. Cualquier encuesta los daría adentro del club para que continúen, pero la evaluación final se iba a dar con Azconzábal. Y luego, tres temas un poco más complicados respecto de la chance de que sigan: 1) Brian Alvarez; 2) Javier Méndez; 3) Ezequiel Bonifacio.
En Antofagasta, como si todo esto fuese poco, la situación sanitaria no es buena: entraron este martes en cuarentena. “Sólo se pueden obtener dos permisos semanales en Comisaría Virtual para salir a realizar compras o trámites”, señalan los medios de aquella región. Todo complicado.
Si bien es cierto que Unión tiene una opción para adquirir la mitad del pase de Sebastián Moyano, que está valuada en 250.000 dólares, la situación económica torna incierta esta alternativa.
El arquero rindió, pero a Unión deben volver Arce y Papaleo, que sumados a Peano (tendría una oferta del exterior) y Alan Sosa, elevan a cuatro los arqueros propios y 5 si se queda Moyano.
Es una de las prioridades, por rendimiento, como también Jonathan Bottinelli, quien se ha convertido en un referente, no sólo adentro de la cancha como afuera.
“Jugar sin descensos empeora el nivel del torneo” Jonathan Bottinelli, el defensor de Unión hizo declaraciones en TyC Sports.
“Recuperarnos físicamente va a ser complejo” Jonathan Bottinelli, en declaraciones a TyC Sports.