Alemania asume este miércoles la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE), que estará fuertemente marcada por la crisis de la Covid-19. "Esta no es la presidencia que preparábamos", admiten fuentes diplomáticas alemanas.
Alemania asume este miércoles la presidencia rotatoria de la Unión Europea (UE), que estará fuertemente marcada por la crisis de la Covid-19. "Esta no es la presidencia que preparábamos", admiten fuentes diplomáticas alemanas.
Berlín se ha visto forzado a redefinir sus planes para los próximos seis meses al frente de las reuniones ministeriales del Consejo de la UE por la pandemia. Ahora, las grandes prioridades de la presidencia alemana serán impulsar un acuerdo entre los socios europeos sobre el plan para la recuperación económica y un pacto comercial con el Reino Unido antes de finales de año. De esta manera, el dosier migratorio y el medioambiental que querían adelantar han quedado relegados a un segundo plano.
"Cuando se resuelva la recuperación y el acuerdo con los británicos, entonces podremos hablar de inmigración", admiten fuentes diplomáticas alemanas. De hecho, el gobierno de Angela Merkel medirá el éxito de su presidencia en función de como avance la Covid-19 y el pacto comercial con los británicos.
"Si al final de la presidencia alemana hay un acuerdo sobre la recuperación sería un enorme éxito para nosotros. Si también cerramos un pacto para el Brexit sería magnífico", aseguran.
El reto de una nueva crisis
No es la primera vez que Alemania asume la presidencia rotatoria en un momento convulso. Ya lo hizo en el primer semestre del 2007, en el que la UE también hacía frente a una "profunda crisis", recuerda Hans-Gert Pöttering, que fue presidente de la Eurocámara durante la presidencia alemana del 2007.
Según Pöttering, sería "un gran éxito" que la UE cerrara un acuerdo sobre el plan de recuperación durante la presidencia alemana, pero avisa de que también se tienen que abordar otras cuestiones, como el estado de derecho, la digitalización, el cambio climático y la política de asilo, entre otros.
Alemania asume en un momento clave la presidencia rotatoria, en la cual Merkel también se juega su legado europeo. La cumbre de julio será la primera prueba de fuego, pero el éxito o el fracaso de la presidencia alemana también se medirá por la capacidad de contribuir a cerrar la negociación comercial con el Reino Unido y de conseguir avanzar en ámbitos que la pandemia ha relegado, como la política climática o la migratoria.