Una cuarentena para la clase media
Una cuarentena para la clase media
DR. MARIO ALFREDO PILO
“Ya más de 100 días de aislamiento social y sigue la hibernación en Bs. As., el conurbano, y varias provincias argentinas que lo reinstalan. Ya el 60 % de los hogares argentinos perdieron entre un 10 y 25 % de ingresos de bolsillo, son 26 millones de personas. Al terminar esta pandemia, si es que alguna vez termina, en el segundo semestre quedarán entre un 45 y 50 % de pobres estructurales en la Argentina; 6.400.000 familias en indigencia. En Santa Fe mismo, un 25 a 30 % sufrirá las consecuencias. Alrededor de 150 mil mujeres reconocieron y denunciaron violencia familiar provocada por esta forma de encarar la pandemia. El pico para el virus será entre fines de junio y principios de julio recién. Crecieron un 200 % las consultas psicológicas y psiquiátricas; ciertamente disminuyeron entre un 15 y un 20 % las denuncias criminales propiamente dichas por delitos contra la propiedad solamente. La cuarentena está pensada para la clase media y alta y las grandes ciudades. No confundamos. Pero lo cierto es que ha generado un miedo en los pueblos y está perjudicando a las clases más desposeídas. Lo que digo no son cifras subjetivas, ni políticas, son absolutamente objetivas. Los niños y adolescentes son los que más sufren; los adultos mayores también. En las tormentas, los pájaros buscan refugio y las águilas se remontan sobre ellas. Sé águila, le digo yo al gobierno, en todos los momentos de la vida. La vida es tormentosa si somos débiles para enfrentar”.
Reflexión
ERCILIO FERRI
“La miseria está entre nosotros, aquí y ahora, y lo estará por largo tiempo. Todos la conocemos por experiencia. Hagamos nuestra la tarea de grabar, en la opinión pública, la idea simple de que es juicioso combatir los males sociales más urgentes y reales, uno por uno, aquí y ahora, en lugar de sacrificar generaciones enteras por un supremo bien distante y quizás irrealizable por siempre”.
Injusticia
UNA JUBILADA
“Cobro un poquito más de la jubilación mínima. Parece que somos pudientes, ya que el presidente de la Nación favorece en todo a los jubilados de la mínima, sin pensar que el que gana más es porque aportó más. ¿Cuántas de esas personas privilegiadas nunca han trabajado? Yo, desde que tengo uso de razón siempre trabajé, desde los 18 hasta los 63 años, y aporté para que otros reciban todos los beneficios. Eso no es ni más ni menos que una discriminación. Reciben más aumentos, bonos y ahora, por segunda vez, las tablets, a las que yo no puedo acceder porque no cobro la mínima. A pesar de que lo voté, me siento defraudada, porque no sé por qué hace tanta diferencia. Creí que era más justo. Gracias por el espacio”.
Llegan cartas
Confía en tu proceso
ESTER FERREYRA
Este texto que me pareció bueno para compartir.
Yo: -Hola Dios.
Dios: -Hola...
Yo -Señor, me estoy desmoronando. ¿Me puedes volver a armar?
Dios: -Preferiría no hacerlo.
Yo: -¿Por qué?
Dios: -Porque no eres un rompecabezas.
Yo: -¿Qué pasa con todas las piezas de mi vida que se caen al suelo?
Dios: -Déjalas allí por un tiempo. Se cayeron por una razón. Déjalas estar allí un rato y luego decide si necesitas recuperar alguna de esas piezas.
Yo: -¡No lo entiendes! ¡Me estoy rompiendo!
Dios: -No, tú no entiendes. Estás trascendiendo, evolucionando. Lo que sientes son dolores de crecimiento. Estás desprendiéndote de las cosas y las personas en tu vida que te están reteniendo. No se están cayendo las piezas. Las piezas se están poniendo en su lugar. Relájate. Respira profundamente y deja que esas cosas que ya no necesitas se caigan. Deja de aferrarte a las piezas que ya no son para ti. Deja que se caigan. Déjalas ir.
Yo: -Una vez que empiece a hacer eso, ¿qué me quedará?
Dios: -Solo las mejores piezas tuyas.
Yo: -Tengo miedo de cambiar.
Dios: -Te sigo diciendo: ¡No estás cambiando! ¡Estás convirtiéndote!
Yo: -¿Convirtiéndome, en quién?
Dios: -¡Convirtiéndote en quien yo creé para que fueras! Una persona de luz, amor, caridad, esperanza, coraje, alegría, misericordia, gracia y compasión. Te hice para mucho más que esas piezas superficiales con las que has decidido adornarte y a las que te aferras con tanta codicia y miedo. Deja que esas cosas se te caigan. ¡Te amo! ¡No cambies! ¡Conviértete! ¡No cambies! ¡Conviértete! Conviértete en quien quiero que seas, en quien creé. Voy a seguir diciéndote esto hasta que lo recuerdes.
Yo: -Ahí va otra pieza.
Dios: -Sí. Deja que sea así.
Yo: -Entonces... ¿no estoy roto?
Dios: -No, pero estás rompiendo la oscuridad, como el amanecer. Es un nuevo día. ¡¡Conviértete!! ¡¡Conviértete en quien realmente eres!!