Uno de los artistas argentinos más escuchados en Spotify realizará un concierto por streaming desde su estudio, la “cocina” de sus canciones. En la previa, dialogó con El Litoral sobre este y otros proyectos, y su forma de sobreponerse a las adversidades.
Gentileza Unmuerto.Mas El artista con sus guitarras, su bandoneón y su piano de cien años, que protagonizan un entorno único para un concierto único.
El domingo 12 de julio, Coti Sorokin brindará un concierto único por streaming desde la intimidad de su estudio en Buenos Aires, donde la mística del espacio convive con los instrumentos que lo han acompañado en la composición y grabación de sus canciones y nunca antes habían sonado en un escenario. El artista contará historias y anécdotas de sus primeras guitarras, su bandoneón y su piano de cien años que protagonizan un entorno único para un concierto único, desde el centro mismo de su universo creativo.
Dice el músico en la promoción: “Será un concierto único mundial desde el lugar donde nacen mis canciones. La idea es desalambrar, desarmar, desmenuzar y llegar a la esencia, desde este lugar tan mágico e importante para mi. Les voy a mostrar mis instrumentos emblemáticos con los que compuse y compongo. Cantarles y contarles”.
El concierto se emitirá en simultáneo para todo el mundo; en nuestro país se verá a las 18. Las entradas se encuentran a la venta en www.livepassplay.com.
Mientras ultima detalles de la presentación, el artista que supera los 3.500.000 oyentes mensuales en Spotify conversión con El Litoral sobre su presente artístico en tiempos difíciles.
Innovación
—Si bien hay mucho streaming dando vueltas, ¿cómo surgió la idea de un concierto desde el estudio?
—Va a ser un concierto único que estoy armando y estoy pensando para este formato, qué es un formato novedoso para cualquier músico. La idea es hacer algo que no se pueda hacer en un concierto normal: darle un valor agregado al hecho de hacer un concierto así en ciertos detalles, en ciertos aspectos; y sobre todo tiene que ver con hacer un concierto desde un lugar que nunca se abre al público, que no está destinado a eso. Un lugar de intimidad, de trabajo, de búnker musical. Y dadas las circunstancias, me parece que es interesante generar un concierto con un contenido totalmente diferente al que se puede hacer en un concierto normal.
—Comentabas que ahí en el estudio ibas mostrar los instrumentos, mostrar ese mundo privado donde se genera habitualmente la música pero no se suele mostrar.
—Es como compartir una intimidad, una cocina; una situación hermosa a la que el público no tiene acceso si no es de esta manera. Eso es lo interesante de este tipo de propuesta, que ha llegado para quedarse. Tiene algún desarrollo, pero se va a ir consolidando en la medida en que seamos creativos en las cosas que vayamos haciendo; no pensar que como no podemos subir a un escenario como el del Luna Park para hacer el concierto, o algún teatro, bueno, lo hacemos desde casa con la cámara. Me parece que tiene que ser de una forma novedosa y creativa también.
—Se va inventando sobre la marcha.
—Sí, porque si bien ya estaban las posibilidades no estaba la necesidad. Y ahora con toda esta situación se generó esa necesidad de contactar de otras maneras y eso también te obliga a ser creativo. Creo que lo estamos lo estamos fundando, estamos siendo protagonistas de esa situación, que yo creo que va llegar para quedarse.
—Cuando se sale de gira por ahí el artista puede ir adaptando el show a cada público. Acá tenés el desafío de hacer un show para todo el mundo. ¿Cómo pensás que va a ser esa respuesta de gente de diferentes países, que lo va a ver a distintas horas?
—Eso es muy curioso, y es otra de las características especiales que tiene esta situación: husos horarios diferentes, momentos diferentes, situaciones diferentes; no hay una unidad colectiva de estar en el mismo sitio. Es una experiencia más libre: hay gente que lo va a estar viendo a las 12 de la noche por ahí con un vino o una cerveza charlando en familia o con amigos con los que se juntó para verlo en su casa; en España ya se permite eso.
Por otro lado habrá gente que lo estará viendo a las seis de la tarde acá en la Argentina. Públicos diferentes, diferentes países: es hermoso pensar en eso y es la primera vez. Entonces claro, tengo que armar un repertorio pensando un poco en esa en esa situación, es parte del desafío también.
Recalculando
—Nombraste el Luna Park, tenías un show previsto que se tuvo que posponer. ¿Cómo fue ese momento de tener todo listo y tener que suspender?
—Tiene una fecha reprogramada para el 23 de octubre, pero bueno, la verdad es que no sabemos; tenemos mucha fe de que lo vamos a poder hacer, pero el año va avanzando y es complicado. La sensación, ¿qué te voy a decir? Una frustración enorme de tristeza y todo lo que te puedas imaginar. Pero bueno, entiendo que todos estamos en la misma, no lo quiero verlo ni sentirlo desde un punto de vista individualista. No es un consuelo de tontos, es una realidad: hay gente que la está pasando mal de verdad y no es que tuvo que suspender un Luna Park sino que no tiene para comer, o se le enfermó su padre, o cosas mucho peores. Entonces me lo tomo con energía como para tratar de revertir o buscar otras alternativas y eso se trata.
De hecho en plena cuarentena, intenté estar (pesar de todas las trabas que tiene esa situación) muy productivo: grabando, sacando temas nuevos y grabando un montón de colaboraciones, “featurings”. Sacamos el documental en Flow, hicimos la versión de “Color esperanza” que salió a nivel mundial; estuvimos muy productivos con cosas que no pensábamos hacer con lo cual lo que pensábamos hacer dos tuvimos que cambiar por lo otro. Y bueno, ahora con este concierto.
—Justamente, Global Citizen junto con Sony Music eligieron “Color esperanza” para que sea una canción a beneficio pero también por el mensaje en una situación tan particular. ¿Qué sentiste al decir “eso que hice en su momento hoy cobra otro sentido”?
—Cobra otro sentido y sigue estando vigente. Es muy lindo, me siento contento por lo menos de dar mi granito de arena y sentir que uno está aportando; más allá de que uno suelta, cede los derechos, participé en la canción; y bueno, eso va recorriendo su camino. Es una linda sensación decir “estoy aportando desde mi lado con algo que ni soñaba”. La verdad que es una es una canción que la gente siempre tiene ahí a mano y es muy lindo sentir eso.
—Es como que la canción se independiza del compositor.
—Sí, eso ocurre siempre y está bueno también. Con las canciones que se vuelven muy populares ocurre eso indefectiblemente. Es como con los hijos, las hijas: van a seguir siendo tus hijos toda la vida, pero en algún momento hacen su vida también.
Retrato de un momento
—El documental que se estrenó en mayo por Flow también fue una forma mostrar una faceta que habitualmente no se ve: en este caso de tu concierto en el Colón y otras cosas ¿Cómo fue esto de decir: “Bueno, vamos a poner un equipo, vamos a filmar toda la previa y en el show?”. También es un laburo importante.
—Tal cual. Surgió la idea de registrar todo, pero no con la idea de hacer un documental. Cuando estábamos presentando el disco, un día voy a en entrevista con (Mario) Pergolini y hablamos del tema, le conté: “Grabamos esto, tenemos un montón de material” Fuera de cámara me dice: “Che, hacete un ‘rockumental’” y yo no lerdo ni perezoso le respondo: “Si me lo producís vos, lo hacemos” (risas).
Empezó así como un chiste y termino siendo realidad; la verdad es que es hermoso, una pieza artísticamente muy linda por todo lo que ocurre. Está muy cuidado, muy bien hecho, hay mucha música. Tiene un guión que obviamente es parte de mi vida, pero uno puede contarlo de una manera o de otra. Me parece que está muy bien contado, es muy caro a mis afectos, aparecen mis hijos, mis viejos. Es un reflejo de ese momento y la gente lo recibió increíblemente: a todo el mundo le gustó; emociona, te hace reír. Es más que un documental: es entretenido, casi como una peli.
—¿Cómo fue ese laburo de sentarse a definir qué quedaba, que forma tomaba, y con quién lo hiciste?
—Un equipo grande. En el guión trabajó Julio Leiva, el diseño de entrevistas y la línea de tiempo. Mariano Manzanel, Matías Damato, Mario (Pergolini), y yo. Juan Raimondi, estuvo en la dirección, la edición, el montaje, y participó también del guión, Un montón de gente que trabajó; eso también es un motivo de orgullo: en plena cuarentena estar generando trabajo, estar emprendiendo cosas que económicamente no generan absolutamente nada, al contrario. Pero esto genera trabajo y todo el mundo lo que tiene que cobrar, y también para mí es un orgullo seguir emprendiendo y haciendo cosas con producción ejecutiva mía; de Darwin, que es mi sello, mi compañía.
Y seguir aportando a las cosas bien hechas sobre todo, seguir contratando a mucha gente y haciendo las cosas como siento que se tienen que hacer. Cuando hablamos de quedar detrás de cada artista es verdad: en este documental, en el disco, en los conciertos trabajan cientos de personas, que tienen trabajo por estos emprendimientos que si uno no se los pone en el hombro no existen.
Hacia adelante
—Tiene que ver con esto de seguir innovando al menos en la carrera personal. No tenías previsto un documental, pero tuviste la visión de filmarlo como registro en determinado el momento como para después poder hacerlo.
—Sí, pero eso es siempre así: fui aprendiendo que hay muchas cosas que van surgiendo en el fragor de la lucha, y que hay que estar preparado para recibirlas y para llevarlas a cabo: lo más difícil siempre es ejecutar, es hacer. Y nosotros constante estamos haciendo, proponiendo, armando y produciendo. Justo antes de la cuarentena hicimos una gira “Canciones útiles” por Entre Ríos, una maratón de conciertos que se llamó así porque recolectábamos útiles escolares: la entrada era gratuita a cambio de un útil escolar nuevo, para los chicos del merendero Color Esperanza, en el barrio El Silencio de Concordia. Son emprendimientos que constantemente uno está haciendo, con un equipo obviamente. Muchos surgen en el momento, es todo una cadena.
—¿Qué tenías en vista además del Luna para este año y que hayas tenido que posponer hasta nuevo aviso?
—Sobre todo conciertos: teníamos previsto ir a Santiago de Chile, que hace mucho que no vamos; ir a Colombia; teníamos un par de festivales muy lindos como el Wine Rock en Mendoza; fechas en Córdoba... Bueno, teníamos un plan (risas). Una agenda de conciertos en España, que están cerrados y se está viendo cuáles quedan en pie y cuáles no: se está empezando muy de a poquito en España. Pero bueno, cuando hay que cambiar el plan se cambia, y tratar de caer bien parado.
También está la cortina, la apertura del programa de Marcelo (Tinelli), que se sigue demorando: ese es otro proyecto muy importante para este año que se vio por ahora frustrado; ojalá en algún momento se retome.