No somos descartables
No somos descartables
ROSANA DE Bº MAYORAZ
“Soy jubilada de la Nación; estoy ganando $ 18.000 y no nos alcanza para nada y no nos dan ningún otro beneficio. Es una vergüenza, somos personas mayores, tuvimos que cortar el cable, porque no lo podemos pagar. Era eso o no comer. Y así, nos vamos deshaciendo de lo poquito que tenemos. Pensar que acá en Santa Fe cobraron arriba de $ 25.000 ó $ 30.000 algunos y nosotros con $ 18.000 nos tenemos que arreglar. ¡Por favor!, no sé a quién hay que dirigirse. Piensen en nosotros. No nos dan bolsones, nada de nada... Somos personas grandes, algunos remedios nos dan, otros los tenemos que comprar. Queremos ir al médico, algunos atienden si les pagás, los de Pami, si no no... Los viejos somos descartables, lamentablemente. Ya porque sos viejo, te tenés que morir. ¡Por favor, los que tengan que hacer algo, que lo hagan! Anses tampoco nos da más crédito para los jubilados, entonces ¿de dónde vamos a sacar dinero? ¡¡Por favor!! Que Dios los bendiga”.
Cuarentena
SUSANA FERNÁNDEZ
“Me pregunto, ¿por qué las autoridades provinciales y municipales no realizan un eficaz control los días sábados y sobre todo los domingos con los jóvenes que acceden a plazas y otros lugares recreativos sin observar las medidas de prevención establecidas en los respectivos decretos? Es quizá más fácil y menos eficaz imponer medidas restrictivas que perjudican a un gran porcentaje de la población que sabe cuidarse”.
Llegan cartas
Cementerio, divagaciones negras
Mariano Cabral Migno
Si algo estremece nuestra vida, eso es la muerte. Si hay una necesidad sensible para cualquier sociedad, es darnos sepultura cuando debamos hacer uso del billete hacia el País de Nunca Jamás, no tan lejano como Disneylandia sino tan cercano como nuestro cementerio.
Ante un nuevo derrumbe de un sector de dicha terminal, no pude menos que resucitar estas líneas que escribí y luego condené a la oscuridad cuando este diario titulara “advierten la falta de insumos básicos en el cementerio” (El Litoral, 2/3/12). Desconcertado, me pregunté: ¿Advierten por haberse dado cuenta, o como una especie de alerta fúnebre, para sumar a la lista de alertas meteorológicos, ambientales, sanitarios, hídricos, etc., que tan plácida hacen nuestra existencia? El delegado gremial del cementerio, con todo respeto un cargo que mete miedo de verdad, afirmó entonces que no sólo carecían de escobas, agua lavandina y otros materiales sino que recordó, por si hace falta, que “trabajan con cadáveres”.
Aquí me ganó el espanto. La preposición “con” me sigue zumbando. Quizá la falta de escobas se deba a la población femenina, que re-muere por un paseíto. Pero si se entiende que los difuntos son el principal “insumo” de todo cementerio, su falta nos revelaría como sociedad inmortal. Una más para Santa Fe. Ahora bien: si se repara en que se trabaja con muertos, queda más que demostrado que aquí sobran vivos que se tiran a tales. Menos mal que un secretario municipal aclaró que “no es como dicen, el material está llegando”, por lo que el trabajo estaba asegurado. Cada uno interprete lo que quiera, pero por ahora no quisiera ser parte del material.
Ojalá la situación se solucione y la Municipalidad haga los arreglos, suministre todas las herramientas y productos pero no insumos que, según el DRAE, continúan siendo los bienes -empleados en la producción de otros bienes- necesarios para el mejor mantenimiento de nuestro último dormitorio (o cementerio, en su más pura raíz griega). Lástima que las camas sean tan duras y no se conozca el check-out de este hotel de destino.
Algo más: las boletas por disfrutar del eterno descanso en este original Spa se deben pagar por ventanilla -nada de homebanking ni redes (¿?)- y como titulares figuran los ocupantes... si les piden documentos ¿Presentan la lápida?
Funcionarios municipales de todo nivel y partido: ustedes saben muy bien lo que es ser vivo y lo que es echarse a muerto. Yo termino con la sonrisa devenida en mueca de vergüenza por la falta de respeto a la vida y a su sucesora la muerte devenida en supérstite intangible. Con solo vivir contribuimos a morir, y por vivir ya pagamos bastante caro. Un cementerio no es el vaciadero ambiental de los ex contribuyentes.