El encuentro, que ofició como lanzamiento del ciclo “Lo Que Vendrá. El Post Covid-19”, fue protagonizado por el ex ministro de Cultura de Brasil Juca Ferreira; el ex consejero de Cultura y Patrimonio Mundial de la Unesco para el Mercosur, Joxean Fernández; la vicegobernadora Alejandra Rodenas, y el ex secretario de Cultura de Rosario, Pichi De Benedictis. La presentación estuvo a cargo del ministro de Cultura, Jorge Llonch, y el panel fue moderado por la directora de Industrias Creativas del Ministerio de Cultura, Flor Lattuada.
Durante el encuentro, que fue seguido atentamente por las cuentas de Instagram y Facebook del Ministerio de Cultura, los prestigiosos panelistas compartieron opiniones, conceptos y distintos ejemplos de cómo se está viviendo la pandemia y lo que se puede hacer desde la cultura en el futuro mediato.
El ministro Llonch, tras agradecer la presencia de los expositores, remarcó que se está ante un gran desafío y que es muy importante debatir cómo seguir. Y en ese sentido, señaló que Michael Sorkin, arquitecto, autor y educador fallecido en Nueva York en marzo, a los 71 años, como consecuencia de coronavirus, sostenía que esta catástrofe mundial sanitaria “es una ventana de oportunidad que requiere un ejercicio cultural y de comunicación para que se produzcan cambios de fondo. Y que la mejor manera de hacerlo era ensayar preguntas, en busca de respuestas”, remarcó Llonch, entre otros conceptos, precediendo una jugosa charla.
Pichi De Benedictis remarcó que “el Estado va a tener un rol preponderante en todo lo que tiene que ver con los tiempos que vienen” y que “la inquietud sobre el futuro del espacio público en el post Covid-19 nos atraviesa a todos y hay que pensarlo no como un post sino como una sucesión de diferentes etapas, que no dejarán de tenerlo como protagonista de nuestra vida por un largo tiempo”.
El ex secretario de Cultura rosarino observó ciertas inquietudes en relación al nuevo escenario: “La inquietud que compartimos en este panel no nos bloquea, por el contrario nos alienta no tanto a imaginar, como sí a desear, una nueva vida en la que el espacio público será vital en el sentido más literal y visceral de la palabra vital”, expresó.
Luego, señaló que hay palabras y frases que le generaban connotaciones desagradables, entre ellas el “quedate en casa, porque la vida es eso que pasa afuera y si me tengo que quedar tiene que ser porque lo deseo o lo necesito, no porque me lo impongan”; o la palabra “‘distanciamiento’, porque ¿qué cultura puede nacer de su vientre, sin contacto entre las personas?”.
De Benedictis agregó: “O las palabras ‘miedo’ (porque está la semilla de la parálisis y el germen de la dominación), o ‘tapabocas’, porque ¿qué va a ser del grito, del beso, del canto, de la sonrisa, de la gestualidad?”, entre otras cosas. Y finalizó diciendo que es el tiempo de una nueva vida, donde “no se trata de sobrevivir, porque la sobrevida no es otra cosa que una vida condicionada, de lo que se trata es de aprovechar la oportunidad que nos ofrece la crisis para hacer de la vida algo mucho mejor de lo que es”.
Luego, tanto Ferreira como Fernández coincidieron en que la pandemia trae y traerá diferencias enormes y que se hace sumamente necesario comprenderlas. El primero dio detalles sobre el momento que está atravesando Brasil, donde la cifra de muertos por la pandemia superó los 70 mil y que mucho tiene que ver el gobierno de extrema derecha que no le dio la importancia y magnitud al virus, que demuestra día tras día que “tiene la potencialidad de llegar a todo el territorio”.
Juca también expresó que “es necesario entender las diferencias enormes de las consecuencias de la pandemia en los distintos lugares del mundo y actuar en función de esto”. Y aludiendo a la noción de libertad hoy en debate describió: “Hay derechos individuales que tienen que ser respetados por la sociedad y por el Estado. Y no traiciono esa comprensión si afirmo que hay momentos en que hay una necesidad primera que es garantizar la vida de las personas”. En este sentido, lamentó la rebeldía del pueblo brasileño por no respetar el aislamiento.
Joxean Fernández, desde Sevilla, remarcó que “la cultura podría traer espacios de esperanza para pensar el mundo que vendrá. Hay que reimaginar nuevos escenarios”, sin dejar de lado “la neurosis individual y colectiva que se está produciendo” por todo lo que se ha debido cambiar como consecuencia de la pandemia.
“Me niego a pensar que la nueva normalidad pasa por la vida digital y las pantallas y de alguna manera, dejando de lado los afectos”, remarcó Joxean, quien agregó que es necesario “construir espacios de excepcionalidad y que la cultura es capaz de construir territorios de esperanza”.
“El mundo de la cultura debe ofrecer espacios para repensar las políticas públicas”, remarcó Fernández, y añadió: “El gestor cultural tiene que estar a la altura y proponer nuevos caminos; el artista tiene que convertirse en activista, el artista tantas veces seducido por el poder, tiene que ser valiente, ir contra corriente, capaz de decirle no al poder”. Acto seguido, también destacó: “Si fuimos capaces de enfrentarnos a los desafíos de la revolución industrial, seremos capaces de hacerlo ahora”.
“Detesto la expresión nueva normalidad, porque viene cargada de los viejos defectos del mundo que queremos cambiar: un mundo digitalizado, donde las personas dejamos de ser lo que fuimos. Debemos crear una nueva generación de políticas públicas vinculadas a la cultura”, sostuvo.
Mientras, Juca Ferreira resaltó que “todos nosotros tenemos derecho a tener derechos individuales”, tras lo cual agregó: “No creo que la tecnología digital pueda sustituir la cultura de la convivencia, del abrazo, de la transmisión de los textos y la interacción”.
“Repensar espacios públicos va a ser un elemento crítico. Hay que repensar los marcos desde los que organizamos la acción política, recuperar espacios en la ciudad para el ciudadano. Creo que el mundo de la cultura tiene una enorme responsabilidad para decirle al poder que somos capaces de organizar el optimismo, desde el mundo de la cultura. Es un reto para todos nosotros”, terminó diciendo el gestor cultural vasco.
En el final la vicegobernadora reflexionó: “Pensaba cómo en la Edad Media se asiló a los leprosos, en la Edad Moderna la locura se convirtió en un interpelador al que había que aislar, cómo el mundo contemporáneo hizo de lo ocioso del mercado de trabajo un sujeto pasible de ser encerrado. Es importante que ahora, esta nueva herida a nuestro narcisismo no nos convierta en sujetos aislados, en archipiélagos sin sentidos”.
Rodenas compartió una reflexión de Paul Preciado: “Es importante seguir con vida, es importante mantenernos vivos como plantea. Es importante frente al virus, pero también frente a lo que pueda suceder, poner en marcha formas estructurales de cooperación plantearía. Como el virus muta, también nosotros debemos mutar. Y es necesario pasar de una mutación forzada a una mutación deliberativa, reapropiarse de la vía política”. Cerró: “A lo mejor sea hora de empezar a imaginar juntos, juntas y juntes, la revolución que viene”.