Dirigentes de los estados más golpeados por el coronavirus en el sur y oeste de Estados Unidos volvieron a imponer en las últimas horas restricciones para frenar el avance de la pandemia, pese a los llamados del presidente Donald Trump a reabrir la economía y reanudar las clases presenciales en el país.
Tras otra jornada con un récord de contagios diarios, más de 56.100, Estados Unidos ya registra casi 3,4 millones de casos y más de 136.100 muertos.
Lidera con una amplia diferencia el podio de países con más cantidad de infecciones y fallecidos, según los datos de la Universidad Johns Hopkins.
Aunque el país vive el mayor brote de la enfermedad desde que comenzó la pandemia, Trump consideró que su Gobierno hizo "lo correcto" en la gestión de la crisis sanitaria y debe continuar con el relanzamiento de actividades.
"Construimos la mejor economía de la historia (...) La plaga vino de China e hicimos lo correcto. Tuvimos que cerrarnos y ahora nos estamos reabriendo", dijo anoche el magnate republicano, quien aspira a ser reelecto en los comicios de noviembre, durante un encuentro en la Casa Blanca.
Pero el desborde de los hospitales y el crecimiento exponencial de casos en diferentes puntos del país hizo que cada vez más gobernadores y alcaldes (incluso los que apoyaban la reapertura pregonada por Trump) dieran marcha atrás.
En el estado de Texas, el alcalde de Houston, el demócrata Sylvester Turner, propuso un nuevo confinamiento al gobernador republicano y aliado de Trump, Greg Abbott, quien planteó la posibilidad de reimponer restricciones, tras ordenar el uso obligatorio de tapabocas en las áreas con más de 20 casos de coronavirus.
En California, el estado más poblado del país, las autoridades volvieron a ordenar el cierre de bares, del salón de los restaurantes y de una gran variedad de negocios no esenciales.
Las autoridades de Los Ángeles y San Diego anunciaron, por su parte, que las clases continuarían siendo a distancia en septiembre, pese a los llamamientos del presidente.
También el estado sureño de Nuevo México decretó ayer el cierre de los salones de restaurantes y cervecerías, mientras que limitó la capacidad en terrazas al 50%, reportó la cadena CNN.
En tanto, el estado noroccidental de Oregon prohibió las reuniones en interiores de más de diez personas, debido a un "aumento alarmante" de los contagios en el territorio.
Sin embargo, en Florida, que hoy registró un nuevo récord diario de muertes con 132 decesos en la última jornada, el gobernador Ron DeSantis continúa la reapertura de actividades, tras ordenar la reanudación de clases presenciales en agosto.
La situación es alarmante en ese estado sureño, el posible nuevo epicentro nacional de la pandemia, cuyo total de infectados -291.629- es sólo superado por ocho países en el mundo.
Según la cadena Telemundo, Florida sufre también escasez de camas en terapia intensiva, con al menos 48 condados sin ninguna disponible.
Para DeSantis, el incremento de contagios se explica por el aumento de pruebas realizadas, si bien en proporción el estado de 21 millones de habitantes tiene más infecciones que países como España e Italia, que doblan y triplican su población, respectivamente.
En cambio, el principal epidemiólogo de la Casa Blanca, el doctor Anthony Fauci, adjudicó este pico a las reaperturas prematuras.
"No cerramos del todo y por eso después de subir, empezamos a bajar pero nos estabilizamos a un nivel muy alto, de unas 20.000 infecciones por día", explicó Fauci, en referencia a la evolución de la enfermedad en el país.
"Entonces, cuando comenzamos a reabrir, fueron surgiendo las oleadas que vemos hoy en California, Arizona, Texas, Florida y otros estados", agregó.
Ejemplo de ello es el caso del estado de Nueva York, el más golpeado durante el brote de marzo y abril, que tras imponer una estricta cuarentena, inició una desescalada gradual que le permitió contener la propagación del virus y evitar una nueva ola.
Este martes Nueva York impuso una cuarentena obligatoria para todos aquellos que vengan de los estados con brotes activos, una medida que abril y mayo pasado, ninguna de las zonas afectadas quiso tomar.