Fiscalía pidió la intervención del Inadi por alegatos "machistas"
La fiscal Alejandra Del Río Ayala solicitó la medida luego de que la defensa de un policía, que está siendo juzgado por abusos contra una niña, hablara “de la homosexualidad como una práctica anormal”.
La jefa de la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (Gefas), Alejandra del Río Ayala, solicitó “que se corra vista” al Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), para informar sobre los argumentos vertidos por el abogado defensor de un policía que está siendo juzgado por abusos cometidos contra la hija de su ex pareja.
El debate, que está a cargo de un tribunal integrado por los jueces Rosana Carrara -presidenta-, José Luis García Troiano y Octavio Silva, comenzó este lunes en los tribunales locales y el miércoles se celebraron los alegatos finales, en que los fiscales Del Río Ayala y Ezequiel Hernández solicitaron 20 años de prisión para Héctor Darío Ayala, un policía de 42 años acusado de abusar de la hija de su ex pareja, en el transcurso de al menos dos años, cuando la nena tenía entre 7 y 9 años.
La fiscalía atribuyó a Ayala la autoría de los delitos de “abuso sexual gravemente ultrajante triplemente calificado, en concurso ideal con promoción a la corrupción de menores”, calificación legal que fue cuestionada por el abogado defensor, Héctor Tallarico. Al momento de su alegato, Tallarico sostuvo primero que los “tocamientos” descriptos por la víctima constituyen un “abuso sexual simple” y no ultrajante como pretenden los fiscales. Luego, atacando el segundo delito imputado -la corrupción-, señaló al tribunal que debe analizar “si existió un acto perverso” y dijo que este se da “cuando en sí mismo es depravado, por lo que implica un ejercicio anormal de la sexualidad, como el homosexualismo, como se va a advertir en el coito anormal, una manifestación de sadismo o masoquismo. Sea un acto prematuro, o excesivo”.
Nuevos paradigmas
Esto llamó la atención de los fiscales Hernández y Del Río Ayala, y fue precisamente esta última quien al comenzar la réplica solicitó a los jueces que se de intervención al Instituto Nacional contra la Discriminación: “Creo que corresponde, y así lo voy a peticionar en nombre del Ministerio Público de la Acusación, que de esta audiencia se corra vista al Inadi. Que se le informe de lo que se está sosteniendo por parte de un litigante en una sala de audiencia, porque me parece gravísimo que en el siglo XXI, con todos los avances y la exigencia legal de incorporar perspectiva de género, se siga hablando de la homosexualidad como una práctica anormal”.
La fiscal se refirió a que la doctrina actual sobre el tipo penal y cómo debe ser interpretado a raíz de los nuevos paradigmas “está muy lejos de todas esas interpretaciones machistas que se han tenido históricamente sobre la sexualidad, particularmente de las mujeres y de todo aquello que se aleja de la heteronormatividad”, por lo que considera “bastante grave que se siga mencionando” lo expuesto por la contraparte. Ante esta solicitud el defensor no se opuso, limitándose a responder: “Voy a tener que buscar a todos los autores de los libros que he leído para llevarlos al Inadi a que me acompañen, porque yo no comparto lo que manifiesta la fiscalía”.
Palabras y dibujos
El policía, que actualmente se encuentra pasado a disponibilidad, conocerá la resolución del tribunal de juicio este jueves. Se lo acusa de múltiples y reiterados abusos contra la hija mayor de su ex pareja, que comenzaron cuando la niña tenía 7 años y culminaron dos años más tarde cuando ella “no aguantó más” y se lo contó en medio de una crisis de llanto a su abuela paterna.
Según lo expuesto durante el debate por la víctima -a través del dispositivo de cámara Gesell-, sus familiares y los profesionales que intervinieron en el caso, el imputado se pasaba a su cama por las noches y la tocaba. En ocasiones se desnudaba y le sacaba la ropa a ella, se frotaba contra la niña, se le subía encima y “hacia las cosas que hacen los grandes”. De hecho, ella manifestó que tenía miedo de que la deje embarazada.
Además, durante el anticipo jurisdiccional de prueba, la niña confeccionó dibujos de las situaciones que tuvo que vivir, los cuales fueron “muy gráficos” a los ojos de la fiscalía. En una ocasión, la nena vio a su madre y al acusado manteniendo relaciones sexuales y “por su tía sabemos que -luego- él le dijo que vaya aprendiendo porque ’ya lo vas a tener que hacer’”. Se lo dijo “a una niña de 9 años” enfatizó la fiscal.
Concluidos los alegatos finales, el tribunal pasó a un cuarto intermedio y dará a conocer su decisión este jueves 16 de julio, en la que deberá resolver acerca de la calificación legal atribuida, el grado de culpabilidad y el monto de la pena solicitada para el imputado; además de determinar si dará o no intervención al Inadi.
Madre condenada
La niña fue sometida física, psicológica, emocional y sexualmente tanto por el imputado como por su madre, condenada a través de un juicio en el que se abreviaron los procedimientos a 10 años como “partícipe necesaria” de los mismos delitos por los que actualmente se juzga al policía. A pesar de esta situación, contó el daño sufrido en reiteradas oportunidades, a través de un relato coherente y contundente, y si bien “no existen en mayor medida lesiones en este tipo de delitos” sí se dan “consecuencias en el orden de lo traumático, que se desprenden directamente de los hechos que ha vivenciado”. reseñaron los fiscales.
Delante de su hermanita
Durante los alegatos fiscales se hizo hincapié en el contexto en el que vivía la nena, “particularmente signado por la violencia” que “se traduce en tortura, en trato cruel, inhumano y degradante para una niña tan pequeña, que incluso se extendió a su hermanita” que en su momento tenía entre 2 y 4 años y que tiempo después, a los 8, acreditó el maltrato sufrido en su casa también a través de la cámara Gesell.
El abuso sexual hacia la mayor es solo una parte de la dura historia de las chicas, y por eso “no es un dato menor ni irrelevante” que la violencia física también fuera ejercida por la madre, ya que ella y el imputado “eran los únicos dos adultos a los que les podían pedir ayuda”. La conjunción de los dos adultos violentándola sistemáticamente “da cuenta del total estado de desprotección e indefensión” de la menor.
Tal como se manifestó en el debate, el padrastro “ataba a las niñas con las esposas reglamentarias, un castigo totalmente simbólico para unas niñas tan pequeñas” y les negaba el alimento. A la más grande “le daba miedo estar con él porque era policía -y- esto la lleva incluso a esconder un palo debajo de la cama para evitar que él la abuse sexualmente por las noches”.
“Además, ostentaba las armas delante de ambas y los abusos los cometía en presencia de la más pequeña” y amenazaba a la mayor con que si le contaba a su mamá acerca de la violencia física la volvería a golpear. “Claro, de la violencia sexual no la amenazó porque la madre ya sabía. Pero sí le dijo que si contaba sobre los abusos fuera de la casa la iba a matar”, señaló la fiscal.