La agrupación rosarina se presentará en streaming desde la Plataforma Lavardén, a través de su canal de YouTube. El Litoral conversó con Pali Pagliaretti, fundador y compositor, para adentrarse en su constelación sonora personal.
Gentileza producción La formación en pleno, que integra cello, percusión y trompeta.
La Chiruza Orchestra es un grupo musical de la ciudad de Rosario, con un estilo que mezcla influencias del rock, pop, reggae, tango, jazz, entre otros géneros. Comenzó a conformarse a fines de 2013, a través de Pali Pagliaretti (voz, guitarra y composición) que fue reclutando a cada uno de sus integrantes. Así se llegó a la formación actual, que se completa con Antonio Druetta (bajo y coros), Vicky Venturelli (cello, ukelele y coros), Varina Pachiana (percusión y coros), Diego Vásquez (batería), Fabio Falappa (trompeta y coros) y Nicolás Ricciuti (primera guitarra).
Este viernes desde las 21 presentarán las canciones de su primer material, “Cómplices”, desde la Plataforma Lavardén. Se podrá ver por el canal de la banda (www.youtube.com/LaChiruzaOrchestra), con una entrada a colaboración desde $ 200 en www.superentrada.com.ar.
Para entrar en el mundo de esta agrupación, El Litoral conversó con Pagliaretti, fundador y compositor del proyecto.
Volver al escenario
—¿Cómo viven esta situación de tocar sin público, esta cosa nueva que genera la cuarentena?
—Estamos realmente muy contentos. Entendemos que es una situación especial, que es un momento crítico; pero igualmente estamos muy emocionados con esta fecha. Porque tenemos la oportunidad de volver a juntarnos para tocar, que es lo que más nos gusta.
—¿Qué expectativas tenían para este 2020?
—No quisiera ser pájaro de mal agüero, pero a principios del año le decía a las chicas y los chicos de la banda que iba a ser un año muy especial para nosotros; tal vez no pude aclarar de qué manera. Pero estaba muy confiado, porque empezaron a salir muchas fechas, muchos shows alucinantes, porque íbamos a tocar con el cantante de No Te Va Gustar (Emiliano Brancciari) y el de Nonpalidece (Néstor Ramljak) en el Anfiteatro del Parque de España. Teníamos fechas en Casa Brava, en (el pub) Berlín, y tuvimos que suspender todo. Incluso era la presentación de nuestro disco.
—La banda tiene siete años, el disco salió el año pasado.
—Sí, la banda ya tiene un recorrido, pero el disco lo fuimos haciendo de manera muy tranquila; realmente no había un apuro en grabarlo. El productor fue Pablo Cejas, que es un músico al que admiramos mucho; yo lo quiero particularmente, lo conozco de hace muchísimo tiempo. Me parece una persona muy talentosa, es un laburante.
Lo fuimos haciendo con él muy tranquilos: los arreglos ya estaban, pero él pudo encontrar nuestro sonido. Lo que pasa es que él es el guitarrista de Vilma Palma: giran mucho por Centroamérica y Estados Unidos, Miami. Viajan un montón todo el año. Eso también hizo que vayamos mucho más lento con la grabación.
—¿Qué aportó él para ese sonido definitivo?
—Primero que alguien lo vea en tercera persona muchas veces está bueno. Me ha costado soltar en ese aspecto, porque compongo las canciones y les armo los arreglos; pero que venga otra persona desde afuera a mirarnos con mucho respeto, y entender cada uno de los instrumentos que fuimos usando, fue emprolijando cada una de las cuestiones. A mí particularmente me hizo muy bien, porque pude soltar un poquito y pude trabajar con otra persona: fue un crecimiento.
Colores sonoros
—¿Cómo salió el espíritu del proyecto? Son parte de una escena muy rosarina, de bandas que fusionan el jazz, el rock, el ska; ahí están Mamita Peyote, Rosario Smowing, Carmina Burana.
—Realmente en ningún momento fueron pensadas las canciones diciendo “quiero hacer música con estos géneros”. Simplemente fueron canciones desde el principio, y cuando las armé fui pensando qué sonido quería para esas canciones. Así se fue formando la banda: sentía que tenía que haber arreglos de cello, mucha percusión. De hecho venía de una banda que éramos 11 ó 12 por momentos, donde había una estructura de vientos con trombón, saxo y trompeta, y para esta oportunidad quería sólo la trompeta: me parecía que podía ser lo que nos vaya guiando y uniendo las canciones. Lo fui pensando más en los instrumentos, lo otro fue más natural. Incluso si se escuchan las canciones no hay saltos muy abruptos, pero al mismo tiempo vamos jugando todo el tiempo con los géneros. Hay un hilo conductor, que es la canción.
—Es como jugar con los timbres.
—Claro, es maravilloso eso también: poder mezclar los timbres, poder jugar con eso. Que haya trompeta y unas castañuelas en el tango, o que haya un cello en un reggae. Me parece extraordinario poder disfrutar de eso nosotros.
—¿Cómo fue reclutar un grupo tan grande, y que funcione en el tiempo?
—Algunas personas fueron cambiando, por diferentes motivos, pero hay una estructura fija. Conocía gente y la fui a buscar: ya sabía cómo tocaba la percusionista, porque iba a la facultad de música con mi hermano. El trompetista es uno de mis mejores amigos y venía tocando conmigo desde el momento en que lo conocí. Es de Chañar Ladeado, pero cuando vino a Rosario a estudiar ingeniería lo fui a escuchar un vez y me enamoré del sonido que tiene. Y así con todos: admiro mucho a las personas que tocan en este proyecto, como personas y como músicos.
—Y como compañeros, porque si no no funcionaría.
—Totalmente, porque es un romance. A vos te tiene que gustar lo que hacen, y a la vez tiene que pasar lo mismo con ellos. Cuando nos vemos nos alegramos de vernos, nos encontramos antes en los ensayos; ahora no compartimos el mate, pero mateamos; termina el ensayo y nos quedamos zapando, nos juntamos los fines de semana. Hay un cariño que trasciende todo.
Abrir puertas
—Más allá de lo que se cayó, esta es una oportunidad de llegar a otras partes de la provincia que por ahí cuesta más abrirlas.
—Sí, además del trompetista de Chañar Ladeado, tenemos el bajista y el guitarrista de Cañada Rosquín. Este año habíamos charlado de girar por la provincia, teníamos muchísimas ganas de ir. Este viernes a las 21, gracias a este streaming, podemos llegar a todos lados: viví mucho tiempo afuera y tengo amigos por todos lados. Me escribió gente de Canadá... los de Andorra y España se van a quedar hasta más tarde, pero hay otros lugares donde lo van a ver más temprano o cerca de este horario. Y para nosotros es un placer que se pueda ver de todos lados en vivo.
—Igual queda para ver, así que los que se vayan a dormir en Europa lo pueden ver a la mañana siguiente.
—Sí, totalmente, pero que se queden despiertos: en vivo es distinto.
—Iban a presentar el disco. ¿Tenés idea de cómo iba a seguir la cosa o cómo las vas a plantear de ahora en adelante? Las canciones siguen saliendo, o uno quiere seguir haciéndolas, pero por ahí el contexto te tira para abajo.
—No nos pasa eso, a mí no me pasó. De hecho hay un montón de canciones que salieron en esta etapa. Dentro de la presentación del disco apuntándole a los chicos para integrarlas e incorporarlas. Está buenísimo que nazca otro disco. Pero así y todo tuvimos la posibilidad de tocar en un lugar emblemático para nosotros, que se nos dio; participó Sebastián Scataglini, le gustó el show y después se acercó a decirme que le había gustado y que tenía ganas de trabajar con nosotros como una suerte de mánager. Él estuvo trabajando mucho tiempo con la Rosario Smowing, y para nosotros fue un honor y un placer que nos suceda eso.
A partir de ahí nos consiguió un montón de lugares para tocar, y se nos abrió un abanico. Todo lo que venga seguramente será de la mano de él, que verá para dónde iremos. Seguramente es charlable, pero ya tiene una estrategia.
De la mano
—Contanos de los invitados para este show.
—Uno es mi hijo, Dante Pagliaretti, fanático del trap, que hace batallas de rap en las plazas: algunas las organiza él, otras conocidos que le llevan como diez años: él tiene tiene 11 solamente. Improvisa, depende de su estado de ánimo: nosotros lo dejamos porque siempre fue un éxito cada vez que participó, es un personaje. Ya tiene su lugarcito, pero desde el ensayo, de saber qué va a hacer, de ser responsable con eso. No es que por ser mi hijo viene; de hecho ha participado tocando el ukelele en algunas canciones, pero si no venía a ensayar no participaba. Sabe de la responsabilidad, es consciente.
El otro invitado es Juan Iriarte, búsquenlo por favor: toca con la Orquesta Utópica. Es cantante de tango, pero a su vez compone tangos, lo admiro muchísimo. Y le propuse si quería venir a interpretar un tango que compuse para este disco. Un tango chiruceado, hay que entender eso: el tango es chiruceado, el reggae es chiruceado, no es que son géneros puros cuando lo hacemos. Siempre está La Chiruza ahí en el medio. El miércoles ensayamos con él, estoy medio cholulo: estaba más emocionado de que venga él que de volver a ensayar los siete.