Los camioneros que después de interminables horas de cola dejan atrás la ciudad de Ceres, en el departamento San Cristóbal para -por fin- poder entrar a Santiago del Estero y superar la barrera que se ha instalado del lado de Selva, lo saben: quedarán prisioneros dentro de las cabinas de sus unidades hasta que salgan de esa provincia.
Recién cuando lleguen a Tucumán podrán bajarse. Desde Selva, la primera localidad santiagueña de la ruta cuando se deja atrás Santa Fe, son unos 500 kilómetros, que demandan no menos de medio día al volante de una sensación impensada: no ser libres de bajar ni para estirar las piernas.
La policía santiagueña les pega una faja en sus puertas y les avisa que quien las rompa se expondrá a una causa penal. Un policía las fija en un extremo de la provincia, junto a Santa Fe y otro controla su estado en el otro, a unos metros del suelo tucumano en el que los camioneros van a parar para arrancar -y antes grabar con sus celulares- el precinto polémico.
Los uniformados santiagueños les avisan que no podrán entrar en las estaciones de servicio. Y como no podrán bajar, tampoco podrán comprar los productos típicos de la 34: cactus, bolsas de leña o de carbón y notables morteros artesanales de patio. No podrán llevarse ni un dulce de alcayota o una botella de arrope de tuna.
Los puesteros y los hacheros de los obrajes solo los pueden ver pasar. Hay camioneros que llevan tantos años de recorrer ese camino que tocan la bocina cuando pasan frente a la vivienda de algún conocido. Lo de comerse un chivito quedará para otra oportunidad.
La cola se extiende por 15 kilómetros y lleva tantas horas muertas como incomodidades. Los camioneros y los productores rurales se sacan selfies y graban sus padecimientos con paneos que muestran lo principal: los motores están apagados porque se avanza cada tanto, y a paso de hombre. No vale la pena gastar gasoil. Además, saben que no van a poder cargar combustible en La Banda, ni en la circunvalación de la capital provincial más antigua del país, hasta completarle la vuelta a la “Madre de ciudades” y tomar por fin la última recta (que tiene una leve pendiente ascendente y requiere bajar un cambio) para ir a San Miguel, después de Las Termas.
La ruta nacional N°34 ha dejado de serlo. En los hechos, no rigen allí las leyes argentinas y de ella se han adueñado las autoridades de Santiago del Estero, que instalaron una verdadera frontera, para prevenirse del Covid-19 y poco les ha importado que sus particulares decisiones se lleven por delante la Constitución.
Los testimonios son coincidentes y abundan en las redes sociales de usuarios de esa zona, a ambos lados del límite interprovincial, que en la ruta ahora es bastante más que una referencia para el viajero, además de una invitación a escuchar chacareras.
Los camioneros lo saben. Ingresar a Santiago del Estero es un trámite que puede llevar la mayor parte de las pocas horas de sol que tiene el invierno, así es que salen de Santa Fe con las provisiones suficientes, las necesidades fisiológicas cumplidas y -en lo posible- algún recipiente que oficie de española bacinilla, criolla escupidera o práctico papagayo de hospital. Para que llegar a Tucumán les falta mucho.
En Santiago del Estero se inventó la “sacha guitarra”, a la que, con un modesto arco, se le pueden sacar sonidos parecidos a los de un violín, tan bellos como el ritmo y las letras de su música folklórica, que siempre abre las puertas de esa provincia a los viajeros con su gastronomía, sus guitarreros y bombistos. Ahora se lleva adelante una “sacha cuarentena” que hace lo contrario.
“Sufrimos un acto de discriminación”
El secretario general del Sindicato de Camioneros de la Provincia de Santa Fe, Sergio Aladio, calificó de “anticonstitucional” la decisión del gobierno santiagueño de prohibirles a los trabajadores del sector pisar esa provincia. Aseguró que el lunes 20 de julio no ingresará a Santiago Estero ningún camión”, si es que no se da marcha atrás con esa disposición.
“Desde hace tiempo venimos con estos problemas de discriminación. Hace tres semanas hicimos una marcha en la provincia de Santa Fe para poner en evidencia los maltratos que recibíamos en algunas provincias. Y ahora ocurre esto en Santiago. Es una locura precintar la cabina de un camión, ponerle una faja de seguridad para cruzar la provincia”, planteó.
Michlig pide diálogo entre los gobernadores
El senador Felipe Michlig (UCR-San Cristóbal) ha expuesto reiteradamente los problemas con la barrera sanitaria que se instaló en Santiago del Estero, en la localidad de Selva, a pocos kilómetros de Ceres.
El legislador dijo en la última telesesión del Senado que el gobierno santafesino -a través de dos ministerios- ha pedido que se respete el derecho a transitar de los productores santafesinos que tienen campos en ambas provincias y que hoy complica la economía de la región. Y solicitó desde su banca que, ante la negativa de Santiago del Estero a encontrar una solución, sea el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti quien llame personalemente a su par santiagueño, Gerardo Zamora.