Un peligroso delincuente que estaba internado en el Hospital Cullen se fugó este viernes, en horas de la madrugada. Se trata de un joven de 20 años oriundo de Santo Tomé que había sido baleado y arrestado por la policía el sábado 30 de mayo en barrio Barranquitas, luego de que tratara de asaltar la rotisería Riquísimo. Esa misma noche, allegados al malviviente le destrozaron el domicilio a la víctima (a pocas cuadras del negocio, en barrio San Pantaleón), la saquearon y golpearon a sus hijos, menores de edad.
No se sabe bien cómo, pero aproximadamente a la 1 de este viernes, el preso logró zafar sus muñecas de las esposas que lo aprisionaban y se tiró por una ventana de la Sala 5 del centro público de salud para burlar a la custodia.
Tenés que leerMás detenidos por el ataque a la casa del rotisero asaltado
Leonardo Báez es el propietario de la casa de comidas. “No estoy preocupado... tengo miedo. Es increíble que se haya escapado. Recién estábamos saliendo de lo que sufrimos y ahora pasa esto. Es muy feo. Me enteré por las noticias. Después se contactaron conmigo de la policía, de Protección a Testigos. Reforzaron toda la seguridad en mi vivienda y también en el local. No tenemos paz”, se lamentó.
Báez y su familia fueron blanco de un doble ataque ese 30 de mayo. Primero, trataron de robarle a mano armada en su local. Un policía que estaba franco de servicio frustró el golpe, persiguió a los delincuentes y logró detener a uno de ellos, luego de herirlo de un balazo. Este muchacho fue a parar al Hospital Cullen, donde quedó internado hasta este viernes, cuando se escapó.
Tenés que leerDos imputados por el robo a una rotisería y el violento ataque a los hijos del dueño
La misma noche del asalto, cuando el rotisero esperaba en la comisaría para hacer la denuncia, violentas personas del entorno del malviviente se dirigieron al domicilio particular de la víctima y destrozaron sus puertas para ingresar. Adentro, rompieron algunas cosas y se llevaron otras. Mientras saqueaban, golpearon a los hijos del dueño de casa, una adolescente de 14 años y un niño de 10. “Vamos a matar a tu papá”, les gritaron.
“Mis hijos todavía están viviendo con un familiar, fuera de la ciudad. No quieren volver a su hogar. No se sienten seguros, a pesar del patrullero en la puerta. Están con asistencia psicológica”, se quejó Báez.
Tenés que leer"Mis hijos gritaban y de los nervios que tenían no me reconocieron"
“Yo tengo que seguir trabajando -agregó-, pero pienso que en cualquier momento puede venir este pibe o cualquiera a lastimarme, a hacerme daño, a terminar lo que empezaron. El sistema tiene que cambiar. Si este tipo se escapó, no era necesario que esté en el hospital. Ya debía estar en la cárcel. Parece que uno tiene que perder la vida, para que esto cambie.
“A este pibe no le importa nada. Es peligroso. Entró de manera muy violenta a mi negocio, con un arma de guerra. Es un peligro, no sólo para mí sino para toda la sociedad”, aseguró Báez.