Con barbijos, mínimo acompañamiento pero con todos los rituales propios de una unión civil: anillos, libreta y, lo más importante, el compromiso de estar siempre una para la otra. Andrea Ruiz y Alejandra Aragón se casaron este viernes por la mañana en la oficina del Registro Civil ubicada en el Prado Español. Tras un vínculo amoroso que se sostiene desde hace 23 años y en un contexto atípico, dijeron que sí, que quieren seguir juntas.
La pandemia por Covi-19 impuso algunos límites a la ceremonia, dejó afuera de la sala a familiares y amistades, y obligó a dialogar por debajo de tapabocas. Pero fue con estos protocolos que se reanudaron los casamientos en la provincia y en el resto del país.
Hay otro dato que hace especial esta fecha: hace pocos días, el 15 de julio, se cumplieron diez años de la sanción de la Ley 26.618 de Matrimonio Igualitario que habilitó el casamiento entre personas del mismo sexo. Desde entonces miles de parejas dieron el si en todo el país; y este viernes también lo hicieron Alejandra y Andrea, en Santa Fe.
Si bien el Registro Civil cuenta con la información de cantidad de matrimonios celebrados, “la idea es no diferenciar entre matrimonios heterosexuales y entre personas del mismo sexo, porque sino no sería igualitario”, explicó su directora, Luisina Giovaninni.
“La idea es no diferenciar entre matrimonios heterosexuales y entre personas del mismo sexo, porque sino no sería igualitario”
En julio de 2010, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en reconocer el derecho a matrimonio entre personas del mismo sexo a nivel nacional. El artículo 2 de la Ley 26.618 de Matrimonio Civil (conocida como la Ley de Matrimonio Igualitario) establece que “el matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos, con independencia de que los contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”. Esta ley es el resultado de campañas impulsadas por las organizaciones LGBT, que van desde proyectos de leyes de unión civil a una serie de amparos y fallos judiciales.