Respira profundo y quiere olvidarse rápidamente de aquellos tiempos en los que se fumaba dos atados de cigarrillo por día. “Desde el día que entré en Puíggari, hace dos años, no fumo más”, dice. Ahora su nueva lucha es contra la balanza. Llegó a pesar 108 kilos y ahora bajó a 92. Cumple su rutina diaria de actividad física y está obligado a anotar el peso cuando se despierta y cuando se acuesta. Le falta bajar unos 8 kilos y dice, confiado, que lo va a conseguir. Recorre las peñas y filiales y se cuida en las comidas. “No me queda otra, aunque me resulte tan tentador comerme un choripán, una hamburguesa o un buen asado”, señala. Y se le iluminan los ojos cuando habla de su infancia.
* “Nací en Necochea y Gobernador Candioti, en el corazón del barrio Candioti. Allí tuve mi primera infancia, mis primeros e inolvidables amigos. En el Colegio La Salle Jobson compartí con muchos protagonistas de la vida de Santa Fe, como los hermanos Pizzi. El papá de Juanchi era muy amigo de mi papá, que va para los 80 años y compartió lista con el doctor Pizzi en el Nuevo Colón, allá por los ‘70”.
* “Jugaba a la pelota en el patio del colegio hasta que los curas nos echaban. Entonces, nos íbamos al costado del colegio, sobre Gobernador Candioti, en la vereda de Aguas y en los adoquines de la calle. También en la casa de mi padrino, por Agustín Delgado y Necochea. Eran tiempos en que los partidos terminaban cuando la pelota no se veía”.
* “Mi vieja me retaba porque ensuciaba las Flecha blancas porque al otro día tenía educación física... Siempre me decía mi vieja que de chiquito era terrible”.
* “Hice hasta tercer año de la secundaria en La Salle. Mi papá era uno de los encargados de San Cristóbal Seguros y cuando la empresa comienza su actividad en Buenos Aires, lo trasladaron. Fue a fines del ‘81 y permaneció hasta que se jubiló. Allí vino la mudanza, mis padres y los tres hermanos. Terminé la escuela en Buenos Aires y a los 22 años me recibí de abogado en la Facultad de Derecho en Buenos Aires”.
* “Vivía en el barrio de Belgrano, en Olleros y Luis María Ocampo, cerquita del Hospital Militar. Hay dos o tres sabaleros que viven por allí cerca. Y después, en Olleros y Zapiola tuve mi departamento. Siempre en esa zona”.
* “Después vino mi hija, Estefanía, que se fue a Hawai hace tres años. Ella me pidió mudarse a Mar del Plata para practicar surf. Se metía en pleno julio con su buzito de neoprene al mar a las 5 de la mañana, porque a las 8 entraba a la Facultad. Se recibió de licenciada en Turismo por el tema de los hoteles que tengo. Tenía dos destinos posibles, que eran Australia o Hawai, para seguir desarrollando su actividad y se fue a probar allá. El domingo 17 de diciembre de 2017 se fue y recién vino para esta Navidad pasada”.
* “Me acuerdo de ir a la cancha de Colón bien de chiquito con mi padre. En ese tiempo había partido de reserva, así que el domingo era ir a la casa de la abuela a comer y enseguida a la cancha. Jugábamos debajo de la tribuna de madera. Mi viejo me hablaba siempre de un partido con Atlanta, allá por el 54, cuando él tenía 13 años. Se fue a Villa Crespo a ver ese partido. Nos contaba que la gente de Colón había copado la cancha. Y después nos hablaba de los hermanos Medina y de la marcha sabalera”.
* “Hace unos diez años que ya estoy radicado en Santa Fe, pero estando en Buenos Aires, me venía a ver todos los partidos. Una locura. Salíamos de trabajar a las 3 de la tarde y agarrábamos el auto con un amigo, llegábamos directamente para ir a la cancha y a la salida nos íbamos a Mi Sandwichito, comprábamos unos sandwiches y nos volvíamos a Buenos Aires”.
* “Mi papá, que se llama igual que yo, siempre me decía: ‘Ricardo, ¿para qué te metés en Colón?. Pero si te muestro mi celular, vas a ver la cantidad de mensajes que me manda con cosas de Colón que encuentra, lee o escucha. En el fondo está contento, yo sé que está contento. Yo tengo 53 años. Nada me fue fácil, trabajé mucho y puedo decir hoy que tranquilamente podría no trabajar por el resto de mi vida, pero tengo un sueño en mi vida que quiero cumplir, o mejor dicho dos. El penúltimo es ser presidente de Colón. Y el último es sacarlo campeón. No sé cuánto me podrá llevar. Ojalá sea poco tiempo, porque después llegará otro momento para mí y para mi vida. No quiero tampoco que me pase lo que le pasa hoy a la gente que gobierna Colón”.
* “Hay que dar paso a nuevas generaciones, lamentablemente no hubo recambio en Colón. Vignatti hizo mucho por el club y se lo agradecemos. Pudo pasar a la historia el año pasado y no lo logró. Me hubiese encantado que Colón salga campeón con Vignatti en Paraguay. Pero es tiempo de dar paso a otra gente”.
* “Hay una página de gloria que ha quedado en blanco y creo que va a ser llenada por otra generación, por otra gente. Yo quiero la estrellita en la camiseta. La consigo y ahí sí, ya está, me voy a mi casa feliz”.
* “Yo no vengo al club por otro interés que no sea el del mismo club. Ni tampoco creo en la perpetuidad en el poder. No sé cuánto tiempo podré estar en Colón, pero sé que no es para toda la vida y que hay que ir dando paso a la gente que viene atrás. Es la única forma de crecer. Por eso insisto en que el tiempo de Vignatti se terminó, que debe dar un paso al costado y permitir que venga otra gente con otras ideas. Si no, no hay crecimiento, hay estancamiento”.
* “Ahora sí, siento estoy preparado para ser presidente. Quizás, cuando aparecí hace unos siete años en la vida política del club, cuando fundamos la Agrupación en el 2013, no lo estaba. Aprendí mucho, aprendí de todos. Aprendí de lo que se hizo bien y también de lo que se hizo mal en el club. Me pasaron muchas cosas. Tuve problemas de salud, los superé. Ahora estoy mejor, no sólo yo, sino el grupo que me acompaña”.
* “Nosotros no vamos a hacer un gobierno unipersonal como el de Vignatti, tenemos formadas 8 áreas de trabajo que abarca todo lo que el club necesita y contamos con casi 30 proyectos de toda naturaleza, que en todo este tiempo le estamos contando al socio con lujo de detalles”.
* “Me acercaron un proyecto que existe para reformar la sede y no parece la sede de Colón sino un proyecto fastuoso como si se tratara de la sede del Real Madrid. Y no estoy de acuerdo. Somos Colón y lo que tenemos que hacer es que la sede sea funcional, cómoda y práctica para el socio. Estoy de acuerdo con reformar la sede, pero a nuestra medida”.
* “En cuanto al fútbol, tenemos un verdadero proyecto con Mántaras y Ferrer como coordinadores, con Medero y Agoglia como nexos entre el plantel profesional y la comisión directiva y con el Chino Aquino dirigiendo la reserva. Recuperar el sentido de pertenencia, que en Colón se ha perdido, es nuestro gran objetivo”.
* “El reclamo del síndico es en cumplimiento de sus obligaciones estatutarias. Luciani no se presenta para molestar, sino para desempeñar su rol, que es el de conseguir la información para que el verdadero dueño del club, que es el socio, esté al tanto de lo que se está haciendo. Cuando yo sea presidente, el síndico ni siquiera va a tener que pedirme cuentas para hacer el informe trimestral al que está obligado, sino que seré yo mismo el que lo eleve al socio”.