Ya algo de esto se dijo, pero porque la historia se repite no viene de más insistir: la historia del "Pulga" Rodríguez y sus versiones sobre un presunto futuro alejamiento del club parece de nunca acabar. Y creo que en esto hay dos cuestiones básicas que alimentan el rumor (con mezcla de desaliento y fastidio). Por un lado, su indudable cariño por Atlético Tucumán y su recurrente apreciación sobre una futura vuelta al club de sus amores. Por el otro, la evidente mala relación que existe entre su representante y el presidente de Colón, que lo llevó a Roberto San Juan a señalar que al "Pulga" se le debe dinero, que resignó el 15 por ciento (algo que se hizo recurrente por lo que varios jugadores han señalado) y que él -por San Juan- haría cualquier cosa con tal de "sacarlo" de Colón para llevárselo a Rosario Central.
También San Juan dijo que Colón no hizo una gran erogación para llevárselo al "Pulga", algo que parece rebatible. Por un lado, porque cuesta creer que Atlético se desprenda tan fácilmente de un jugador que es figura e ídolo. Y por el otro, porque el propio Luis Miguel Rodríguez presionó, a principios del año pasado, para que lo dejaran salir de Atlético a cambio de firmar un contrato que en el club que lo quiere como a un hijo pródigo no habían sido capaces de ofrecerle.
A todo esto, cada vez que el "Pulga" vuelve a Simoca se generan comentarios. Sin dudas que es alguien importante, influyente, de presencia gravitante. Pero a la vez debe entender que tiene un contrato y un club que lo fue a buscar para ofrecerle la oportunidad de ganar un dinero que en Tucumán no ganaba; o al menos, eso fue lo que en su momento se dijo. Entonces, el respeto y la entrega por ese club tiene que ser absoluto. Adentro y afuera de la cancha.
Cuando terminó la final perdida en Asunción del Paraguay, en medio del desaliento y la desazón, el "Pulga" dijo que a fin de año iba a analizar muy bien qué es lo que iba a hacer. Esta mitad de año fue floja y ni siquiera terminó jugando de titular en el último partido. Es uno de los jugadores más importantes, por lo futbolístico y también por lo económico. Tuvo momentos en los que parecía encaminado a ocupar el sitial que sólo se reserva a los elegidos. La gente se había identificado con él y se empezaba a ganar el cariño incondicional de los hinchas. Pero esto empezó a languidecer, se fue apagando, casi esfumándose. En parte, puede decirse que lo desaprovechó.
Le queda todavía un año de contrato. Ya en el final de su carrera, en lugar de disfrutar del momento, ensombrece con este tipo de actitudes -algunas por culpa propia y otras por razones ajenas a él- lo que debiera ser un andar más relajado. El "Pulga", por su forma de ser, de jugar, porque viene de una infancia humilde y porque es el prototipo del jugador de potrero que se agiganta en base a picardía y viveza, tiene todas las condiciones para ser un "crack" adentro y afuera de la cancha.
No importa que quiera terminar su carrera en Atlético Tucumán porque es muy probable que así sea. Tampoco importa que su representante, peleado o disgustado con Vignatti, salga a decir las cosas que dice. El tiene que entender que Colón-institución está por encima de las personas. Del presidente, de su representante y de él mismo. Y que hay una amplia masa de aficionados que merece el mayor respeto.