Martín Becerra, especialista en comunicación y medios
Cambios de hábitos en el consumo de contenidos digitales bajo la mirada de un experto
Los procesos se “aceleraron” por la cuarentena. Parte del público deja el circuito no legal (descarga de Internet) y paga plataformas como Netflix o Spotify. Sin embargo, advierte el investigador, la aparición de nuevas plataformas podría provocar un retroceso en este sentido.
El Litoral Según el investigador en la actualidad se de una personalización desprogramada de los contenidos audiovisuales.
El consumo de contenido “on demand” viene creciendo escalonadamente en los últimos tiempos. Prueba de ello es el incremento de suscriptores de una de las plataformas más populares del mundo como Netflix. Lo mismo pasa con otra aplicación de pago, como Spotify que brinda servicios de música y podcast. Este proceso se aceleró con la aparición de la pandemia de coronavirus y la posterior cuarentena obligatoria que se decretó en Argentina y en gran parte de los países afectados. Sobre esta temática, El Litoral dialogó con Martín Becerra, investigador del Conicet y experto en medios de comunicación e industrias culturales.
“La presencia en el hogar aumentó muchísimo el consumo de entretenimiento y de información. Esto se ve en los portales de noticias y sitios que no son de acceso de pago en Internet. También en servicios como Netflix, HBO, etc que sí son de pago. Me parece que está directamente relacionado a la necesidad de compañía”, arrancó el entrevistado.
-¿Crees que cuando termine la cuarentena disminuirá el consumo “on demand”?, preguntó este diario.
- Cuando se registran subas importantes de suscriptores, no importa el motivo que sea, una vez terminada esa situación queda un sedimento importante. Es decir, es un piso que las compañías tienen como un capital adquirido. Me parece que no habrá un gran retroceso. Para las compañías anteriormente nombradas la pandemia fue un buen negocio.
Por otra parte, a estos servicios se los tienen que analizar desde distintas variables. Una de ellas es que se incorporan a la dieta cultural, de prácticas que hacemos en nuestros hogares. Aunque desaparezca el motivo por el que se suscribe la gente, después es difícil que se den de baja. En general, una vez que se instaló en la rutina, en los hábitos culturales, es difícil que se dé de baja.
También hay que considerar que se trata de servicios que materialmente una parte de la sociedad argentina no puede pagar, por la situación económica. Son servicios que no son caros para las clases medias y altas. Pero las clases populares están lejos de poder pagarlo.
- ¿Pensás que estas nuevas plataformas vienen a terminar con la descarga no legal de contenido?
- Cuando las industrias culturales tienen opciones accesibles y adecuadas a las rutinas de consumo de la población, disminuye muchísimo el tipo de descarga no legal. La industria explotó la figura criminalizadora de la pirateria como una coartada por su falta de creatividad e imaginación; que justamente es poder ‘empaquetar’ contenidos a un precio accesible que dialogue con los gustos, necesidades y tendencias de la sociedad.
Ejemplo de lo anterior es Spotify. Antes, la industria discográfica alertaba sobre la pirateria porque había mucha descarga de música no legal; pero no había demasiada alternativa: o te comprabas un CD (que era costoso) por una sola canción o te bajabas de Internet. Las industrias culturales llegaron a extremos de empaquetados no amables, o no adecuados en relación a los usos y hábitos de las audiencias que obviamente estimulaban descargas no legales. Cuando la industria te ofrece un producto a un precio accesible, la cosa cambia y disminuye escandalosamente el circuito no legal.
- Pero aparecen más plataformas y no todos las pueden pagar...
- De alguna manera es una respuesta muy eficaz y creativa de “empaquetadores”, que no se reducen a una sola marca. Por ejemplo, Netflix no solo te pone contenido propio sino de otros. Esto está siendo amenazado con competencia, por caso Disney en Estados Unidos. Estamos ahora en una transición que veremos a donde desemboca porque algunos estudios audiovisuales gigantescos como Disney o HBO lanzan sus propia plataforma de contenido “on demand” para competir con Netflix. Y aquí surge un problema; sobre todo para el público. El bolsillo no es elástico, entonces uno puede pagar uno o dos; al final el panorama se complica.
- Entonces, ¿se podría producir un retroceso?
- Muchas familias argentinas se quedan afuera de ese esquema de múltiples plataformas de “on demand” ¿No sería una invitación a volver a los tiempos de la piratería? Es lo que habría que preguntarse porque hay un porcentaje del gasto cultural de los hogares que no puede crecer indefinidamente.
Industrias culturales, antes y ahora
-¿Encontrás diferencias al analizar el consumo de la radio y televisión en el siglo pasado con la actualidad?
- El consumo del contenido “on demand” sirve como un momento de reunión familiar pero, a diferencia de la radio (en los años ‘30 y ‘40) y la tele (en los ‘60 y ‘70) que eran una atracción excluyente e interpelaban al público en general, en la actualidad es muy personalizado. Está muy segmentado en cuestiones de gusto, géneros, rango etario. Por ejemplo, las recomendaciones que hace Spotify.
Me gusta pensar que la cultura es ‘una excusa para conversar y estar con otros, para tener temas de conversación con las personas’. La personalización se da por la segmentación de gustos pero también se da en términos de tiempo. Antes la radio y la tele te exigían seguir una telenovela en el momento que el programador lo ubicaba, los lunes a las 21 hs, por ejemplo; ahora uno puede ver un episodio de una serie en cualquier momento del día. Es una personalización desprogramada de los contenidos.
El panorama en Argentina
En otro tramo de la entrevista, Becerra hizo foco en el panorama de la producción audiovisual en Argentina, sobre todo del cine y de series. “Actualmente la industria local está atravesada por la pandemia, así lo exponen los actores y los diferentes protagonistas. Es una industria muy dependiente de la ayuda estatal”, señaló.
En ese sentido, el investigador del Conicet recordó: “Es la ley de cine de 1994 la que resucitó la producción cinematográfica argentina y con buenos resultados: unas 150 - 200 películas por año, que en el ámbito iberoamericano es un éxito rotundo. Como suele suceder, hay producciones de buena calidad y otras de mediana”.
“En la ficción pensada para la televisión tenemos como país muy centralizado todo en Buenos Aires. En los últimos 15 años hubo política de aliento en otros puntos pero sigue siendo centralizado”, agregó.
Por último, Becerra consideró que “es momento de revisar los incentivos estatales”. “La tributación de plataforma digitales y la economía digital, por ejemplo cuando se abona Netflix. Una parte de eso, en lugar de ir al Tesoro General como ocurre actualmente, debería canalizarse para subsidiar producciones federales con un esquema inspirado en la ley de cine de 1994”, cerró.
Pablo Aguirre Martín Becerra, investigador del Conicet. Experto en medios de comunicación y nuevas tecnologías.
Martín Becerra, investigador del Conicet. Experto en medios de comunicación y nuevas tecnologías. Foto: Pablo Aguirre
Perfil
Martín Becerra es investigador del Conicet y profesor en las universidades de Buenos Aires (UBA) y Quilmes (UNQ). Es Doctor en Ciencias de la Información (U. Autónoma de Barcelona), donde también se recibió de Magíster en Ciencias de la Comunicación. Especialista en políticas de medios, telecomunicaciones y TIC.