Era la última fecha del Metropolitano, aunque todavía Unión tenía un partido pendiente con Ferro. El 17 de agosto de 1975 jugaron el clásico Colón y Unión en el barrio Centenario. El día anterior, Gatti y Luque fueron titulares en la selección nacional que perdió 1 a 0 con Brasil por el Sudamericano, en cancha de Rosario Central. Volvieron a Santa Fe, concentraron y jugaron el clásico. A Luque lo echaron en el segundo tiempo, al igual que a Espósito y a Bottaniz. Salinas, en tanto, autor de uno de los goles de Colón, dejó a los sabaleros con 10, contra 8 de su rival. Al partido lo dirigió Humberto Dellacasa. Unión lo ganaba 1 a 0 primero y 2 a 1 después. Colón lo dio vuelta con goles, además del de Salinas, de Cococho Alvarez y Hugo Coscia. Fue 3 a 2 y selló el final de un torneo muy bueno de Colón, en el que estuvo 18 partidos sin perder y finalizó invicto en su cancha.
El último de los goles fue de Coscia. Un remate desde afuera del área que dejó parado a Gatti, en el arco de un Fonavi que todavía no existía por aquél entonces. La pelota se metió en el ángulo superior derecho. El "Loco" hizo vista y luego del partido declaró que "a los goles lindos hay que verlos". Fue un partido vibrante. Cinco goles y cuatro expulsiones, con idas y vueltas en el resultado eximen de mayores comentarios.
Se cumplen 45 años de ese partido. El de ida había terminado igualado sin goles y anteriormente, había sido el clásico del gol de Motura en la cancha de Unión a principios de noviembre de 1970. Fue el segundo de los cuatro partidos de ese año. Después, vinieron el 1 a 1 en cancha de Unión con el gol de Iman sobre el final y el 1 a 0 en cancha de Colón con el gol del Mono Olivares. Lorenzo no le pudo ganar nunca al Gitano Juárez, por más que un par de esos clásicos fueron dirigidos por Rubén Cheves, técnico de la reserva y colaborador del Gitano, quien a la vez cumplía funciones como ayudante de Menotti y llevó cuatro jugadores de Colón a un torneo que se hizo ese mismo año en México: Trossero, Coscia, Edgar Fernández y el Patito Brítez.
En aquella temporada, Colón venía con el empuje de un gran equipo que empezó a armar el Vasco Urriolabeitia y terminó de hacerlo el Gitano Juárez. En ese clásico, el mediocampo fue con Mazo, Cococho Alvarez de "5", Carlos López y Daniel Borgna tirado más atrás, con Coscia-Saldaño como dupla de ataque. Un equipo ultra ofensivo. Alguna vez, charlando con los jugadores de aquellos tiempos, coincidían en que "nosotros nos defendíamos con la pelota". Y no hay dudas. Ese mediocampo estaba integrado por jugadores talentosos, de buen manejo, ofensivos, que pensaban más en armar juego que en destruir. Si el Gitano necesitaba marca, lo metía al chaqueño Zimmermann de "5". Pero, lírico y bohemio como ea, su prioridad era otra y estos jugadores (habría que agregarlo a Villarruel en ese contexto), lo interpretaban fielmente.