Maldita crónica policial
Maldita crónica policial
Todo el tiempo hablando de muerte, robos y otras bajezas.
La maquinaria de noticias sigue funcionando a full, escalonando sucesos uno tras otro, como si nada importara. The show must go on.
De repente un dato que llega y tiene el efecto de un knock out: Cuatro niños fueron detenidos por robo.
La mirada que se clava en la pantalla vacía. Los dedos que se paralizan sobre el teclado. ¡Basta ! No hay más nada por decir.
Niños si... niños. Dos tienen 11 años, otro 10 y el último apenas 7. Demasiado temprano para conocer el rigor de la vida, pienso.
El frío sumario indica que todo ocurrió en el sur de la provincia, en la localidad de San Lorenzo. (¿importa?)
Que todo comenzó cuando una joven paró un patrullero e hizo el siguiente relato a los agentes: dijo que momentos antes estaba en su negocio (una hamburguesería) cuando cuatro chicos ingresaron y le pidieron algo de comida. "Eso se llama hambre señorita", pienso.
La mujer contestó que no tenía nada para darles. Entonces uno de los "enanos" le pidió algo para tomar. Ahora sí la joven fue hasta un apartado del local con la intención de traer un vaso con agua y al regresar constató que le faltaba su teléfono celular, el que había dejado sobre una mesa.
Así las cosas los policías iniciaron una recorrida que (obviamente) culminó enseguida. A las pocas cuadras localizaron al grupo quienes al ser interrogados por los oficiales "se pusieron nerviosos", según reveló el sumariante.
Uno de los oficiales les dijo a los chicos que saquen todo lo que tenían en sus bolsillos. Y fue allí que uno de ellos dejó ver que tenía el celular denunciado. Fin de la aventura.
Acorralados por la instancia los agentes no tuvieron otra que trasladar a los ladronzuelos hasta la sede policial donde comunicaron lo sucedido al juez de Menores.
El magistrado ordenó que se les realice a los involucrados examen médico, se los notifique de los derechos del menor y se cite a sus progenitores para entregárselos.
¿Simple travesura ? O como dicen algunos, esto fue el primer peldaño de una escala delictiva que conduce a estos niños a su propia condena.
No lo sé. Afuera todo sigue como si nada. La amargura y el hastío vuelven a ganar
Maldita crónica policial. O ¿maldita realidad?