A principios de este año, Luis Spahn, el presidente, dijo que "los refuerzos estelares para Unión no existen, porque es inviable. No podemos traer jugadores que ganen cuatro veces más del mejor pago. Sería gastarse todo lo de una transferencia y generar un camino hacia un abismo financiero que depara en el descenso. Presiento que eso puede pasar. Tengo el convencimiento de saber que no podemos endeudar el club. No podemos caminar la cornisa de los grandes, que pueden tener millones en mora. Tenemos nuestras formas, pero estamos lejos de los equipos más importantes. Unión tiene que hacer presupuestos sustentables pensando en uno o dos años, porque si no, no hay sustento y se descarrilan los clubes".
El pensamiento prudente y austero, casi diríamos protector, se puede llegar a compartir. Ocurre que Unión ha tenido hace tres años un mercado en el que hubo un acierto rotundo y se formó un equipo que, de la necesidad de pelear por el descenso pasó a convertirse en el primero en clasificar al club para una copa internacional. De ese equipo que durante casi dos años se recitó de memoria, hoy no queda nadie, con la salida de Bottinelli a Central se fueron los once.
Como el equipo que se va a armar será nuevo, como se ha terminado un período de seis años en el que, salvo un breve período de algunos meses, el que condujo el proceso futbolístico fue Madelón con su figura fuerte y plena en el club, nace una etapa que será distinta hasta, quizás, en la forma de juego. Para analizar esto, habrá que esperar. Hoy Unión baraja y da de nuevo en medio de una situación atípica para todos desde lo económico pero sin la sensación de haberse procurado los recursos -y ventas hubo- para apuntalar a un plantel desmembrado en cantidad y calidad con la llegada de jugadores que vengan a "ponerse la camiseta".
Así como Cañete y Luna Diale fueron "apuestas" en el último mercado, lo mismo ocurre con jugadores como Juárez, Borgnino y Palacio. No es una valoración de rendimientos porque los que llegaron a principios de año casi no jugaron y los otros, menos. Si se convierten en un "pleno", habrá que reconocerlos como un gran acierto. Por lo pronto, Azconzábal deberá hacerlos funcionar casi desde la nada. Cuando apareció Calderón como sustituto de Gómez Andrade, tuvo el respaldo fundamental de Bottinelli. Cuando lo hizo Soldano, hace unos años, fue como consecuencia de un estilo de juego que se adaptaba al suyo y de un entendimiento que fue madurando desde los entrenamientos y algunas apariciones desde el banco. Ahora hay que armar un equipo que posiblemente no arranque de cero, pero que tampoco tiene una estructura como para adosarle dos o tres piezas y nada más: Unión ya sumó 6 caras nuevas y se supone que llegarán, al menos, dos o tres más.
Spahn dijo a principios de año que no podía traer un jugador que gane cuatro veces más que el que más gana. Salvo que se trate de un jugador top y que sea solución, es una postura entendible. Pero no hay dudas de que este plantel de Unión está plenamente adaptado a los rigores actuales de una economía "de pandemia" y que es posible que los números hayan bajado considerablemente.
Ofrecer y pagar sueldos más altos no asegura absolutamente nada, sólo la posibilidad de apuntar a determinada clase de jugador que no se sabe si va a rendir o no. Puede ser que alguien barato la "rompa" como puede ocurrir que alguien caro sea un fiasco. El rendimiento deportivo y los números de la campaña no van de la mano del presupuesto. No es una ecuación tan lineal ni lógica, porque esto último, la lógica, en el fútbol muchas veces no existe.
Este recambio que se plantea Unión viene de la mano de una marcada austeridad económica y de la llegada de jugadores que deben demostrar, en algunos casos, que pueden jugar en Primera. Si este es el camino elegido, se podría también estudiar a fondo lo que hay en el club a fin de "descubrir" más jugadores como Franco Calderón, que llegó para quedarse. ¿Es el producto del efecto pandemia o la convicción de estar sentando las bases de un nuevo proyecto futbolístico?
En los próximos días se definirá la transferencia de Mariano Gómez al Atlético de Madrid B, equipo de la segunda división del fútbol español. Si bien hay una demora en la concreción del pase teniendo en cuenta que Unión maneja desde hace un par de semanas la propuesta, se confía en que, días más, días menos, el pase se hará.
Por otro lado, hay interés en lograr el concurso del lateral chileno Nicolás Peñailillo, cuyo pase pertenece a Antofagasta de Chile y fue dirigido por Azconzábal. El club chileno está en plena disputa del torneo local y habría que hacer un esfuerzo económico para sacarlo de allí.
El futbolista es zurdo, buena presencia física y el Vasco lo dirigió en el año que estuvo en el club chileno. Hay algunas alternativas para reforzar ese sector, tanto en defensa como en el mediocampo, aunque los cañones parecen apuntar a este zurdo chileno.