La banda santafesina acaba de sacar "Rimbombante", un álbum con 11 nuevas canciones que fusionan géneros y sonoridades. En diálogo con El Litoral, la carismática Tana Monti contó el proceso de gestación, el crecimiento de la banda y los cambios en diez años de trabajo.
Gentileza producción La Tana al frente de la formación en el clip de Cómplice de tu locura (2019), una apuesta audiovisual que esperan repetir en los videos del flamante material.
Victorina Sanada lanzó días atrás en plataformas digitales su tercer material discográfico bajo el nombre "Rimbombante". Regresa a toda marcha la banda santafesina de "rock mestizo", con influencias latinas integrada por María del Carmen "Tana" Monti en voz, Leandro "Cuervo" Bravi y Juampi Brutti Sione en guitarras, Andrés "Boyi" Procchietto en percusión, Santiago "Santísimo" Aracama en bajo y Rafael Duré en batería.
El Litoral dialogó con la popular Tana para conocer el proceso de estas nuevas 11 canciones y de la continuidad de un proyecto que celebra una década de vida.
Sonidos en la montaña
-¿Cómo fue el proceso de gestación de "Rimbombante"? Desde que empezaron a hacer los temas, hasta que terminaron en Sonorámica que es como el estudio del momento, ahí en Traslasierra.
-Las primeras ideas fueron un poco a presión. A finales de 2017 presenté un proyecto para grabar diez temas en la Municipalidad de Santo Tomé. Salió en marzo, la verdad es que no nos lo esperábamos. Empezamos a componer, porque había presentado por diez pero de caradura (risas), no estaban hechos. El dólar se fue a las nubes, así que el presupuesto que había presentado ya no era ni la cuarta parte. Igual nos embarcamos y en seis meses nos metimos a armar cosas todos los días: nos mandábamos ideas por WhatsApp, para que cada cosita que se nos ocurría quede registrada.
Lutta (Luciano Luggren), que es ingeniero de sonido en el estudio El Pote, nos propuso ir a grabar a Sonorámica; él nos grabó en los anteriores, así que nos conocía hace un par de años. Nos dijo: "Ustedes ya están para algo más, veamos que nuevo lugar puede haber, porque podemos mejorar muchísimo el sonido". La verdad es que seguimos esa idea, y sinceramente fue un cambio de mentalidad totalmente para mejor: uno cuando va para allá vive una experiencia espectacular. Te marca un antes y un después, porque ves cómo se labura en serio; no porque no se trabaje en serio en los estudios de acá, pero allá tienen otro nivel, que te hace pensar que está bueno ir por ese camino.
-Estás solo en la montaña, no queda otra que grabar. No es como un estudio cercano, donde te acomodás las tomas y los horarios.
-Sí, eran 30 horas de grabación, arrancábamos a las 10 de la mañana y terminábamos a las 6 u 8 de la noche. La verdad es que no te daba más ganas de hacer nada, estuviste todo el día. Yo no, porque solamente canté un par de veces para guiarlos a los chicos (grabé acá en Santa Fe), pero ellos sí tenían que grabar horas y horas allá, terminaban muertos.
-Las voces las grabaste en El Pote.
-Sí, allá se grabaron las bases. Las ideas que había grabado allá habían quedado buenísimas, por la calidad de microfonía, pero me faltaban ver cosas de la letra y la melodía. Es una cosa que lleva tiempo, es otra cosa la voz. Grabar todo junto es mucho para el Lutta, después tenés que editar y mezclar, así que a la voz nos dedicamos acá.
D.R.
Todos los condimentos
-¿Cómo es el aporte colectivo de las ideas hasta que sale la canción?
-Lo que tiene Victorina es justamente eso de fusionar lo que trae cada uno de los chicos, de mezclar su mundo interior. No somos de seguir una misma idea o persona, si no dejaría de ser la banda. Cada uno tiene su búsqueda, que cree que es lo que le suma a la canción, y eso termina formando algo que tiene un sentido, y está bueno porque tiene identidad.
Por ahí seguimos una línea básica de una melodía y una letra; y cuando está la estructura armada cada uno aporta desde su lugar. Cada uno tiene su estilo: Boyi es re salsero, entonces cuando escuches en el disco cosas de salsa, eso fue idea de él; Cuervo es mucho más experimental con el sonido, hay muchos arreglos de su cabeza en este disco; y lo que tiene que ver con ritmo pasa por Santi.
Yo estoy muy metida en todo el proceso, molesto en todo, pero soy así (risas). De todos soy la que más confía en ciertas ideas: capaz que al principio no suena tan bueno, pero yo ya lo vi buenísimo. Entonces seguimos para adelante, porque los chicos confían bastante en mi intuición.
-Al final te dan la razón.
-Sí, yo ya aprendí con la vida a confiar mucho en las ideas de cada uno. Si lo siento, digo vamos.
-Se animaron a encarar una zamba en "Duerme niño", algo que no habían hecho.
-Fue una idea que arrancó con Cuervo, con un riff que le venía sonando en la cabeza y lo empezó a tocar en el ensayo. La verdad es que la armonía estaba muy bella, no tuvimos ni duda de seguirla, y nos salió bastante bien; dentro de lo que somos nosotros y podemos transformar ese género, porque realmente ningún género que tocamos son puros, sale desde nuestras propias experiencias, eso le da cierta identidad.
Queríamos llevar el tema a ese lugar bien pasional, melódicamente y armónicamente está muy linda, tenía que estar el tema en el disco. Para que nos conozcan desde ese lugar también, porque también nos representa.
Convites
-En el disco participan muchos invitados, desde Matías Sabagh (baterista de Airbag) a gente de por acá como Maca Revolt, Julián Marcipar y Factor Fun. ¿Cómo salió la onda y cómo se pudo grabar?
-Mati fue drum doctor en Sonorámica, convivió los cinco días con nosotros. Una masa, una calidad de persona. Estuvo encargado del sonido de la batería, cada tema tenía un sonido particular, y tiene mucha idea de eso. Se animó a grabar un par de timbales, percusiones en algunas cumbias: "Me tenés podrida" y "Nadie más". Ya estaba ahí, y no tuvo ningún drama.
Los demás chicos grabaron acá en Santa Fe: a medida que los temas fueron creciendo (pasó un tiempo) es lo que pedía la canción. "Acá lleva vientos, vamos a ver a quién llamamos", Lutta ya había trabajado con Factor Fun: los llamamos, vinieron e hicieron lo que está grabado, que está buenísimo. No metimos en todos los temas porque después hay que ir a la realidad, tocar en vivo con vientos y nosotros no tenemos (es difícil conseguir, hay pocos), Lutta nos frenó un poco (risas).
Hay temas que tienen violín como el candombe "Perdóname" y la zamba "Duerme niño", grabó Lori Gómez: pedían ese instrumento, y la chica una genia. Juli Marcipar grabó una trompeta y un acordeón en "el mexicano" (les digo por el género, "La dieta Victorina" se llama). La Maca grabó en el primer tema, "No nos queremos curar", Facu Céspedes en "Perdóname"; Juanchi Miramón grabó en casi todo los temas y Nico Sancio (teclados) en algunos cuartetos, en "Nene malo" y "Volaré".
-Ya que estamos: ¿Por qué el título "Rimbombante"?
-Es una palabra que describe muy bien la banda, no te digo el disco, que es una conclusión de todos estos años, un poquito más maduro el material (uno madura con los años). Es algo que se mezcla, que fusiona, que retumba. Es una palabra bastante percusiva y divertida. Nos representa muy bien, de hecho tendría que haber un estilo que se llame "rimbombante", porque describe muy bien nuestra música. Nos cuesta decir género porque es bastante difícil explicarlo: cuando me preguntan me matan un poco (risas).
Apuestas estéticas
-Ariel Gaitán (Estudio Shusho) hizo la portada, al igual que las anteriores, todas distintas entre sí. ¿Él trae las propuestas o ustedes tiran algo?
-Es un poco en conjunto; obviamente su idea es la que más prevalece; nosotros aportamos en algunas cuestiones, por ejemplo nos gustan mucho los colores. Con eso nos pelea, porque quiere meter otras cosas más blanco y negro, y nosotros no, color. (risas).
Él se hizo amigo de nosotros, vio la evolución y la va plasmando en la imagen; otra persona no nos conoce tan bien como él. Siempre estamos conformes con lo que hace, desde el primer momento: cuando tocamos por primera vez en la Bienal de 2010 se fue atrás del escenario sin conocernos y nos dijo que veía proyección en Victorina y que quería trabajar con nosotros. Ya llevamos diez años, la viene pegando (risas).
-Además de los colores uno de los fuertes de la banda es el show en vivo. ¿Cómo van a mover el material mientras no se pueda?
-Por ahora estamos moviendo el disco. Pero tenemos pensado sacar una serie de videoclips: no nosotros tocando, sino con guión. Ayer me pasaron la maqueta de uno que estamos armando, esperamos sacarlo a fin de mes, la verdad que estoy re contenta. Me gusta esta parte de la banda de trabajar en producción de videos: somos una banda independiente, que tiene pro y contra: por ahí no nos podemos bancar con mucha guita, pero tenés la posibilidad de elegir, decidir, llevarlo para el lugar que vos quieras. Está bueno esto de no sólo hacer música sino también trabajar con otras artes: audiovisual, gráfica, de una manera que se va profesionalizando.
-¿Cuál va a ser el primer video?
-"Me tenés podrida". Iba a ser otro tema, pero no llegamos. Porque van a ser varios, cuatro como mínimo; la idea es hacer un poquito más, pero esto de la pandemia nos complica un poco. Las ideas que teníamos pensadas eran con gente, y es complicado hacer un video con mucha gente: no nos podemos juntar, ser muchos.
Tratamos siempre de trabajar con lo que tenemos: la filmación del que sale es en la casa de Cuervo. Con lo que tenemos a mano creamos.
-El año pasado salió "Cómplice de tu locura", que era recontra guionado y con una puesta visual bastante importante. ¿Esa es la línea?
-Sí. Ese video fue pensado por nosotros, el lugar fue la sala de ensayo. Es como que tomamos las herramientas que tenemos y vemos qué podemos hacer. Volar ya tiene que ver con la cabeza de uno. Esta maqueta está buenísima, vamos a ver qué pasa con los demás videos.
En crecimiento
-Están cumpliendo diez años de vida, hubo cambios en la formación. ¿Cómo se sostienen las ganas para bancar un proyecto de una década, y cómo es abrirse a cabezas nuevas?
-El cambio principal fue el año pasado: Juanfra (Preti), baterista que estuvo desde el principio, se fue. Se estaba por recibir, estaba con mucho trabajo, la verdad que no tenía ya más tiempo ni energía para darle a la banda: estaba muy cansado. Nos planteó que no podía seguir laburando con nosotros, porque después de que fuimos a Sonorámica el trabajo se triplicó. De ensayar una vez a la semana y juntarnos a componer muy poquito ahora era una cosa de todos los días; y él siempre fue alguien importante, que no pudiera estar. Y ya en el último tiempo no podía por sus cosas. Habló re bien y decidió apartarse.
Después vino Pulpo (Mariano Menna) por un tiempo: también tiene familia, comprendió a qué apuntábamos y tenía que hacerse a un lado porque nuestra idea como banda es crecer, no tenemos límites de quedarnos acá: si podemos hacer una gira o algo se va a dar. El no estaba en esas condiciones, es papá.
Ahora entró un chico nuevo que se llama Rafa Duré, baterista de Membrillo, que es músico, está a la altura de la situación: él vive de eso y obviamente entró entendiendo las condiciones. Y a Juampi (guitarrista de Cicuta) hace rato que lo queríamos sumar.
Por cómo tomamos gente nueva, queremos gente que venga a aportar, a crear: no nos cerramos en nuestras ideas nada más, porque no nos parece que eso permita avanzar. Al contrario: si hay algo que aprendí en la vida, como mujer (porque las mujeres la tenemos un poquito más complicada) es a permitir que los demás también crezcan. Eso está muy claro en Victorina: cada uno tiene que aportar desde su lugar y hacer crecer a la banda; nada de estar cortándoles las alas, porque no podés hacer que la persona se sienta cómoda en el lugar donde está.