El periodista y director argentino-israelí Sergio Shlomo Slutzky realizó este documental a partir de las vivencias de su padre y sus conocidos, desmantelando prejuicios que continúan. Se lo podrá ver este jueves y sábado por Cine.ar TV y desde el viernes en Cine.ar Play. En exclusiva para El Litoral, el realizador repasó las motivaciones y las dinámicas que animaron su investigación.
Gentileza producción Slutzky junto a Abrasha Rotenberg (padre de Cecilia Roth y Ariel Rot), uno de los testigos de la década del 50.
“Cuando años atrás mis amigos acusaron a mi difunto padre de haber sido en los años 50 ‘otro judío gorila’, refiriéndose a ser reaccionario y antiperonista, me decidí a salir a investigar el supuesto ADN de mi viejo, fallecido en 1983. En este recorrido llegué a amigos de su juventud durante la presidencia de Perón, a historiadores e investigadores y otros testigos en Argentina e Israel, en una búsqueda que es también personal pero que ilumina algo de la grieta que afecta a la sociedad argentina, hasta el día de hoy”.
Así presenta el documental “Perón y los judíos” su autor, el periodista y director argentino-israelí Sergio Shlomo Slutzky. Esta cinta tendrá dos exhibiciones por Cine.ar TV el jueves 24 y el sábado 26 a las 22, y se podrá ver gratis en la plataforma Cine.ar desde el viernes 25 al 1 de octubre. A partir del 8 de octubre el filme quedará en la plataforma en alquiler en $ 30.
Desde Tel Aviv, Slutzky contó a El Litoral su experiencia y el camino desandado.
La voz del padre
-¿Cómo fue esa experiencia personal sobre la biografía de tu padre en relación al primer peronismo?
-Varias de las respuestas tiene que ver con la fecha de muerte de mi padre (Moris Slutzky). En 1983 tenía veintipico, o sea que me perdí escuchar sus experiencias, y hubo cosas que fui escuchando recién después. Sí me transmisión un “anti” Perón, poner una reserva a todo lo de Perón; para él era natural, era como que me estaba hablando de una persona autoritaria; que la gente sentía una limitación en esa época para hablar libremente; la contradicción entre estudiantes y alpargatas. Me hablaba todo el tiempo de la policía que entró en las facultades, antes no había porque estaba la autonomía de las universidades.
Recién en los últimos tiempos escuché de mi madre (después de que vio la película) que mi padre estuvo cuatro días encerrado en la Facultad de Ingeniería, porque habían hecho una manifestación y los que salían de la universidad (que estaba sitiada por la policía) antes de ser llevados a la comisaría recibían una golpiza.
Pienso que en ese momento mi papá estaba en una edad en que podía percibir algunas cosas que no le parecían: por un lado sí todo lo que tenía que ve con derechos humanos de los trabajadores, no tenía dudas. Pero sí le molestaba el autoritarismo y la utilización de presiones.
Me parece que eso y la falta de unos años de perspectiva (por su muerte temprana) no pudo ver la escena más amplia: Perón tuvo una buena relación con los judíos, hizo un intento de acercamiento muy grande con los judíos y con Israel.
-¿Habías hablado con él algo de lo que hoy pudiste reconstruir en la investigación (o algo que ahora a la luz de la misma puedas descubrir que estaba)?
-Él murió unos días después del regreso de la democracia: el 10 de diciembre entró Alfonsín al gobierno, él murió el 20. Cuando había dictadura sabíamos claramente quiénes eran los buenos y quiénes los malos. Respecto de Perón estaba menos claro. Lo que pasó después del regreso en el 73 hasta el 74, la aparición de las Tres A y lo que pasó después pintaban en la mirada de mi viejo lo pintaban como una cosa negativa, como dije antes.
-¿Qué cosas descubriste de los vínculos que el primer peronismo tendió con la comunidad judía argentina y el por entonces reciente Estado de Israel, que no sean tan conocidas (incluso ocultadas intencionalmente)?
-Cuando uno revisa se da cuenta de que hubo un claro intento de Perón de acercarse a los judíos y a Israel. Creo que lo hizo porque eran ciudadanos argentinos y quería satisfacerlos, pero también por una cuestión de interés: él veía que estar bien con los judíos argentinos e Israel le podía abrir las puertas a Norteamérica, pensando que los judíos norteamericanos eran los que tenían la llave de la puerta de Estados Unidos. Que en ese momento veía a la Argentina como algo sospechoso, porque no se había sumado a la guerra en contra del Eje nazi, lo hizo a último momento.
Me resultó muy interesante ver que el embajador Yaakov Tsur tuvo enfrentamientos con la comunidad judía, porque tenían intereses a veces diferentes: los judíos locales decían: “Cómo permiten esto”, pero a Israel le interesaba tener vías de abastecimiento de carne, de trigo y demás.
En la película no tuve tiempo para explicarlo: un acuerdo económico con un país extranjero, basado en vez de que la Argentina reciba dólares a cambio de productos, de que reciba pesos. En algunos productos no los pagaba Israel sino donaciones de judíos argentinos en pesos. Eso era una cláusula muy positiva en el acuerdo, y era algo que yo no conocía. Espero que la película haga que la gente tenga ganas de aprender más.
Usufructos
-Dijiste que la historia se repitió a partir de 2014, cuando intereses políticos metieron la cola entre un gobierno de signo peronista y la comunidad judía. ¿Cuáles son esos intereses que metieron la grieta allí también?
-Pensemos en el tema de los atentados. Tanto Néstor como Cristina (Kirchner) asistían a las Naciones Unidas cada año y planteaban el tema de la Amia y la Embajada, que los iraníes tenían que permitir que se investiguen a los sospechosos iraníes. En el momento después de 20 años de no llegar a la justicia y ver si se podía ver si se podía resolver de otra manera, se llegó a tratar de hacer un memorándum que permita llegar a la verdad sobre los atentado e investigar a los sospechosos iraníes.
Esta decisión fue avalada por la dirigencia comunitaria judía ni bien volvió (Héctor) Timerman del encuentro con el canciller iraní; unos pocos días después esa dirigencia se dio vuelta, quizás por influencia de Israel que dijo: “¿Cómo vamos a aceptar un acuerdo con Irán de ese tipo? Están blanqueando a Irán, que es responsable de esto y esto, y la amenaza nuclear...”. Todo esto presionó para cambiar la posición, pero también había acá cuestiones que tenían que ver con desestabilizar el gobierno de Cristina, que estaba en ese momento en un gran enfrentamiento por el tema de la deuda, los fondos buitres, etc.
Es largo de explicar, pero para mí está claro, incluso tuve oportunidad de participar en la investigación y la producción de la serie “Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía” que se hizo para Netflix (lo que se filmó en Israel y otras cosas) y ahí fue quedando en claro que había otros intereses que tenían que ver con magnates norteamericanos a los que se les debía plata y que no querían llegar a un acuerdo con la Argentina.
Desarrollo
-¿Cómo fueron los tiempos de gestación del documental, y cómo fue mutando en el proceso?
-Acá tenemos una cuestión que tiene que ver con la vida y la política argentina. La película estaba aprobada en el 2015, y quizás en el 2016 podríamos haberla terminado; pero hubo un cambio de gobierno y después un cambio en el Incaa, y todo tipo de cosas que retrasaron la posibilidad de financiar la película. Había una inseguridad sobre qué iba a pasar a continuación. Espero que la situación haya cambiado en este momento.
Si quiero ver la parte positiva es que la película llega en un momento en el que vuelve a producirse: a pesar de la pandemia y del gran esfuerzo que se hace del gobierno argentino como para abrazar a toda la población, y protegerla junto con la oposición, hay quienes aprovechan para reabrir la famosa “grieta”. Y así como en el 2014/15 se mandó a que el voto judío sea claramente anti (Daniel) Scioli, antiperonista, en este momento se corre el peligro de que de vuelta los judíos (que son una minoría nacional, que están más proclives a ser chivos emisarios de algo) sean empujados a un lado de la “grieta”.
Y realmente me parece que la película plantea una posibilidad de diálogo: un pequeño aporte de Javier y mío, como para que este mensaje de diálogo sea captado y adoptado por la sociedad argentina.
-¿Cuál fue el rol de Javier Díaz como productor?
-Evidentemente no se puede hacer una película en la Argentina sin un productor argentino. Traje un aporte de Israel, él consiguió el aporte del Incaa; pero fundamentalmente trabajamos en conjunto durante todo el tiempo de la filmación, de la edición.
Él fue el que tuvo que enfrentar cara a cara la realidad argentina de estos años, hasta diciembre pasado; y lamentablemente también todo el tema este de no poder estrenar en cines y tener que estrenar de esta manera. Con las cosas negativas pero con muchas cosas positivas, como el hecho de que sabemos que de esta manera quizás más gente vea nuestra película. Todavía estamos trabajando juntos, porque la tarea no ha terminado.
-¿Qué testimonios de los que están en la película te parecen más reveladores, sea tanto a nivel de la información dura como de los sentires de una época?
-La verdad no sé quién más. Pero me parece que son importantes los de Gerardo Mazur, que fue compañero de teatro con mi viejo, la conoció también a mi mamá. También Abrasha Rotemberg, que es una personalidad, un campeón. Y que de alguna manera para mí era como la expresión de mi viejo (tiene dos años más lo que tendría él), y vivió cosas en esa época como un judío libertario (N de la R: la palabra “libertario” tenía entonces otro significado que el que se le da ahora).
Después por supuesto Raanan Rein, que es un estudioso. Creo que hay varias personalidades y personajes en la película, y son interesantes. Para mí personalmente fue una experiencia muy importante.
Mirada a la distancia
-¿Cómo explicarías el fenómeno del peronismo a un israelí?
-Es complejo. Raanan Rein lo trata de hacer mucho: hizo gran parte de su carrera estudiando el tema del peronismo como profesor en la Universidad de Tel Aviv. Le dejo la tarea un poco a él. Pero hay algo al principio de la película que habla de la época de las elecciones del 2015, cuando de alguna manera las fotos de Perón y Evita seguían estando en las calles, como si fueran ellos los que están siendo candidatos. Y 70 años después no es chiste.
Es importante cuando se explica el peronismo a los israelíes es complejo: hay que explicar el contexto y no solamente cuestiones que son a veces lo que se conoce acá: “Sí, la Argentina permitió entrar a los nazis, es esto, lo otro”. Me parece que hay que entender contextos y tratar de aprender un poco: nunca viene mal.
-La sociedad argentina tiene su “grieta”, sus fragmentaciones; la israelí también. ¿Qué similitudes y diferencias ves en ambos mapas sociopolíticos?
-(Benjamin) Netanyahu es un gobernante que en poco tiempo va a entrar en un juicio por corrupción en varios temas, que cada uno de ellos es puede llevarlo a varios años en prisión. En Israel la decisión del gobernante puede llevar a la guerra o a la paz. En una situación como la situación como la israelí hay más posibilidad de llegar a cuestiones que tienen que ver con vida o muerte. También gobernantes argentinos pueden decidir sobre cuestiones económicas y sociales y demás, eso también puede provocar muertes, pero más despacio. Acá en el año 96 Netanyahu quiso abrir un túnel debajo de unas mezquitas en Jerusalén y eso produjo manifestaciones en las cuales murieron unos 20 israelíes y un par de centenares de palestinos.
Volviendo a la Argentina, espero que el mensaje de diálogo que se produce en la película y tratamos de transmitir sea captado y adoptado por la sociedad. Si llegásemos a lograr eso, estamos hechos.