Por Tomás Rodríguez
Por Tomás Rodríguez
Héctor Horacio "Chiquito" Scotta Guigo, uno de los más fantásticos goleadores de la historia del fútbol argentino, anotando 296 tantos en 553 presentaciones, en su extensa trayectoria en primera, segunda y tercera categoría de nuestro país, la selección nacional y el Sevilla de la Liga Española (excluyendo las conquistas de Colón de San Justo, su club de origen), cumple mañana domingo la séptima década de existencia.
Cuando tenía 19 años apareció en Unión -en 1970- un rubio y tosco volante, Héctor Scotta, proveniente de San Justo, donde había nacido el 27 de septiembre de 1950, que sería capaz de batir los récords del guaraní Arsenio Pastor Erico (máximo anotador del torneo argentino con 295 tantos) de más goles en una temporada, uniendo los dos torneos que se disputaban entonces: Metropolitano (32 dianas) y Nacional (28 conversiones) en 61 cotejos disputados. El "Fantástico saltarín Rojo" logró 40 anotaciones en 34 juegos en 1939.
El contador. Jorge Piedrabuena, un reconocido dirigente tatengue y José Perone, natural de la Perla del Norte de la provincia, delegado ante la liga local, habló sobre las condiciones del futbolista de Colón de San justo, acercándolo a Unión siendo el goleador de esa infausta temporada de 1970 con nueve goles, teniendo como compañeros, entre otros, a Héctor Cordero, Juan Pablo Garzón, Julio A. Bravo, Pulcini, Alfredo Joaquín Cañete, Antonio Sanseverino, Luis Vicente Casal, Inocencio Luis Dusso, César Augusto Toyé, Roberto Roque Carrizo, Orlando Edgardo Genolet, Raúl Nogueras, Aníbal Francisco Cibeyra, Roberto Juan Martínez, Tomás "Patón" Rossi y Hugo José Gentiletti, entre otros, bajo la conducción técnica de Humberto Dionisio Maschio.
Al año siguiente, cuando Scotta apareció en San Lorenzo de Almagro, el técnico Rogelio Antonio Domínguez, arquero de Racing, River Plate, la selección blanquiceleste y Real Madrid, otra gloria del balompié nacional, lo ubicó como extremo derecho y allí empezó su despegue. En esa época la revista "Goles" expresaba "marcarlo es muy difícil; impone su velocidad y fuerza, generalmente gana; los marcadores así lo expresaban". Uno de ellos reconoció: "Lo corrí por toda la cancha, traté de obstruirlo, pero todo fue en vano; siempre me ganó y para colmo terminé el partido muy dolorido; le pega fuerte al balón y con las dos piernas; desborda con velocidad y posee una importante dosis de fuerza; algunos lo comparan con Fischer, pero es más veloz que el misionero".
El otro técnico que comenzó a moldearlo fue Juan Carlos Lorenzo, quien en 1972 opinaba: "Scotta ganó con la salida de Fischer; pudo desarrollarse por sí solo; antes dependía del 'Lobo' para hacer todo, como el resto del equipo, ahora comenzó a ser figura y eso lo agranda moralmente, tiene más confianza; cuando estaba en Unión era el dueño del conjunto y ahora tuvo que acostumbrarse a manejarse sólo arriba; hasta le mejoró el humor este protagonismo".
El periodista Guillermo Gasparini escribió en "El Grafico" la característica esencial del modelo en ese año inolvidable de 1975. "Parece mentira que a esta altura, después que ha marcado su gol número 52 en el año, los rivales no hayan descubierto que es la única arma de éxito de San Lorenzo de Almagro; Scotta habrá rematado unas 10 veces al arco; cuatro fueron goles, aunque el segundo fue de Oscar Ortíz, porque el palo se le negó al artillero), cuatro pegaron en los carteles, una la atajó el arquero Daniel Osvaldo Serrano y otra se fue por un lateral, ante tamaña contundencia, no se puede discutir mucho; pero no sólo hay que valorar esa mezcla de empuje, egoísmo, capacidad, temple extraordinario y fortísimo remate del sanjustino; sino que hay que reconocer los serios errores de todo Atlético Tucumán. Cuesta entender como cuatro hombres hayan rodeado permanentemente al goleador azulgrana y siempre éste, sistemáticamente, los haya superado en cada pique, en cada salto, en cada choque".
César Luis Menotti alternaba a Scotta con René Orlando "Hueso" Houseman en los primeros ensayos de la selección argentina en 1976. Después Scotta se fue al Sevilla y perdió su silla. Compartió buenas campañas con Ricardo Daniel Bertoni y volvió a comienzos de los '80, con menos velocidad aunque con la misma pólvora, ya para jugar en el ascenso.
"¡Gringo!... ¡Vos rompés los carteles!"
Cuando llegó a San Lorenzo de Almagro donde en seis temporadas (1971 a 1975 y 1981) en 226 partidos anotó 140 goles, Héctor Horacio Scotta, debió tener el temperamento necesario para aguantar las cargadas de los defensores rivales y de los aficionados, revelándole a sus compañeros que "digan lo que quieran".
En un partido ante River Plate, un conocido defensor millonario se burlaba del futbolista del Ciclón de la Avda. La Plata 1782, señalándole a un periodista: "Ahí, donde están las huellas de las herraduras, pasó Scotta".
El "Gringo" había conocido distintos campos de juego muchas veces pelados en San Justo, Santa Fe y en sus presentaciones con el seleccionado de la liga local en distintos lugares del país, antes de jugar en primera división afista de Unión, donde en 1970 cuando perdió por segunda vez la categoría superior en magra campaña, actuó en 23 juegos con nueve anotaciones.
En una oportunidad, un colega porteño quiso mofarse de su labor, "Eh, Scotta, pero vos rompés los carteles con esos disparos violentos desde cualquier posición, que se van desviados".
"Chiquito" herido en su amor propio, le respondió: "Si, pero si va al arco, es hospital para el arquero o gol…". Una prueba de ello, quedó demostrado cuando el semanario "El Gráfico" publicó cierta vez en su tapa una foto donde dos futbolistas en una barrera se abrazaban ante el tiro libre efectuado por el santafesino.
En otra ocasión, el exitoso goleador azulgrana, aseguró tras convertir sus 60 tantos en un año, en 1975: "Aunque parezca extraño, no me acuerdo del primer gol jugando por Unión o con la malla de San Lorenzo de Almagro. Nunca fui de tener en cuenta estas cuestiones", aseveró el quinto goleador histórico de los Gauchos de Boedo (José Francisco Sanfilippo 207, Diego García 169, Rinaldo Fioramonte Martino 164 y Rodolfo José Fischer 143).
Leyenda del Sevilla
El Domingo de Ramos de 1980, en horario matinal como entonces mandaba la costumbre, el delantero argentino Scotta le marcó al Barcelona el último de los 53 goles conquistados en su paso por la Liga Española, en 101 partidos que lo convirtieron en una leyenda del Sevilla donde jugó entre 1976 y 1980.
"No recordaba que mi último gol en el Sevilla hubiera sido contra el Barcelona. Han pasado 40 años, eso es mucho tiempo", rememoró "Chiquito" Scotta para la agencia EFE desde Buenos Aires, hace algunos días previos a cumplir 70 años y que aún desarrolla algún trabajo episódico para las divisiones inferiores de San Lorenzo de Almagro, donde brilló en las décadas del 70-80 del siglo pasado donde anotó 140 tantos con esa camiseta del total de 152 guindas en su carrera profesional en la categoría superior.
El último de ellos fue el 30 de marzo de 1980, en la jornada 27, para cerrar una victoria (3-1) frente al Barcelona abierta por los goles de su compatriota Ricardo Daniel Bertoni, de penal, y del utrerano Yiyi, antes de que Chus Landáburu salvase en el último minuto la honra azulgrana.