Desde el 20 de marzo, cuando se dispuso en la Argentina el aislamiento social, preventivo y obligatorio, hasta este momento, seis meses después, el escenario mundial, nacional y local cambió. Y las restricciones, que en principio serían por dos semanas, se extendieron con distintas modalidades ante un crecimiento exponencial de contagios y como la única forma conocida para evitar la propagación del nuevo coronavirus.
¿Qué lectura se puede hacer a medio año de aquella medida y cómo puede impactar que esta situación de apertura y cierre controlados se prolongue? Esa fue la primera de las preguntas formuladas al decano de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Santa Fe, Fabián Castriota.
"Hay distintas perspectivas para abordar el tema -responde. En principio la salud mental es más grave en este momento que al comienzo de la pandemia. Todas las investigaciones están mostrando que empiezan a aparecer trastornos más severos: las indicaciones de los centros de datos farmacéuticos muestran un mayor consumo de psicofármacos, antipsicóticos, y antidepresivos y ansiolíticos. Está claro que en muchos casos los médicos los indican por prevención, pero también hay automedicación y esto se debe a que, indudablemente, se han agravado muchos trastornos psicológicos".
- Yo abriría un paréntesis allí porque se trata de medicamentos que requieren doble receta, ¿se pueden automedicar las personas?
- Se venden con receta pero hay medicación a la que se accede con venta libre y que la gente toma creyendo que la alivia. Por ejemplo, uno de los mayores trastornos que perdura es el de sueño y hay medicación de venta libre a base de hierbas; además de lo recetado para poder dormir que también se está pidiendo mucho. También es verdad que cuando comenzó la cuarentena el gobierno nacional sumó al gabinete a un comité de expertos infectólogos, clínicos y epidemiólogos, pero no incluyó expertos en salud mental: psiquiatras y psicólogos. En general cuesta mucho prestar atención a la salud mental o a los problemas psicológicos y en un comienzo no se declaró la atención psicológica como actividad esencial (la atención presencial se habilitó tiempo después). Ese es un dato muy significativo porque hasta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud muestran la importancia de la salud mental. Entonces, ¿qué nos pasa a nosotros como sociedad? Por eso hay que analizar, por un lado, las características psicológicas de la cuarentena a nivel mundial con rasgos similares, pero también hay que diferenciarlo de manera particular en cada sociedad.
- ¿Qué sería lo similar a nivel mundial?
- A nivel mundial las investigaciones muestran que a medida que transcurre más tiempo de cuarentena van cambiando los síntomas. No es lo mismo a los 15 días, a los 60; en el caso nuestro en particular son seis meses. Puede haber un fastidio colectivo significativo: uno puede observar en el último tiempo alguna señal de fenómenos sociales violentos, y esto es muy delicado y complejo.
- El presidente decía "no hay más cuarentena". Quitarle la carga negativa a una palabra, ¿influye en el ánimo de la gente?
- A nivel mundial y en Argentina, vemos que los líderes, salvo excepciones, desconocen el poder de la comunicación y la palabra. Los líderes tienen que dar ejemplo con lo que piensan, hacen y dicen. Cuando esto es contradictorio o hay un doble mensaje a la sociedad, impacta en forma negativa. "No hay cuarentena" pero la realidad es que hay muchos negocios que no pueden abrir, los centros educativos están cerrados. Se pueden hacer análisis comparados y ver lo que sucedió con la Peste Negra en el año 1347 al 53, cuando murió prácticamente el 50 por ciento de la población europea, se pueden ver los errores que se cometieron y aprender de los aciertos: en ese momento apareció la xenofobia y el prejuicio hacia los judíos, Ricardo II de Inglaterra estaba en guerra con Francia y quería subir impuestos y hubo una protesta masiva por esa situación. Hay muchas situaciones similares aunque en escenarios distintos.
- ¿Qué aprendizaje se podría tomar de aquella experiencia?
- Actualmente también aparecen las xenofobias: al comienzo se decía que todo esto era culpa de los chinos (los primeros casos se registraron en Wuhan), después empiezan a aparecer EE.UU. que sacó la visa J1 (para visitantes de intercambio no inmigrantes). Empieza a aparecer el temor de que el "otro" me va a contaminar. Hay algunas restricciones que habría que estudiar mejor porque si la cuarentena se sigue prolongando el daño psicológico y sociológico va a ser mucho mayor. Esto también sucede dentro del país, entre provincias y en ciudades cercanas.
Para Castriota sigue el pie el mito que siempre trató de asimilar los trastornos mentales a pacientes psicóticos que, como tales, tienen que estar internados. "La verdad es que eso no es así y hay problemas psicológicos en gran parte de la población", aclara.
"Hay poblaciones más expuestas que otras y una economía que ya venía con problemas antes de la pandemia que tomó por sorpresa a países desarrollados como España o Italia que en pocos días tuvieron exceso de casos y no daban abasto para una respuesta sanitaria. Nosotros, en ese sentido, tomamos medidas correctas al comienzo pero la cuarentena se hizo extensa. Y ahora tenemos un pico de casos que ya dejó de ser en el AMBA y pasó a otras provincias, pero nos encuentra en un estado psicosociológico, a mi criterio, muy delicado". "Hay fatiga social por la cuarentena y estrés psicosocial por la situación económica, social e institucional del país", refuerza.
- Tenemos un diagnóstico complicado, con una situación que puede ser peor que en marzo, ¿cuál sería la alternativa? ¿Dónde habría que poner la atención para morigerar el impacto o, al menos, acompañar a las personas que están sufriendo?
- En psicología, muchos síntomas no se detectan. Pueden aparecer indicadores como aislamiento, en algunos casos la irritabilidad, los cambios de humor, pero a veces no son tan visibles. El gobierno incorporó ahora a profesionales de salud mental y eso está bien; si hubiese sido al comienzo me parece que habría sido muchísimo mejor porque tenemos que trabajar en la prevención. Ahora vamos a tener que abordar más la atención primaria.
Tenemos que atender a los grupos de mayor riesgo: es fundamental que los equipos sanitarios estén bien porque si se desmoronan, tendremos otro problema. Después habrá que abordar todo lo que si se puede hacer en forma preventiva y planificada, y fomentar actividades con responsabilidad social: una familia que vive en un departamento pequeño necesita un lugar donde oxigenarse. Los ejercicios físicos, la relajación, la actividad espiritual, religiosa, son muy importantes para la salud mental.
Nadie fue entrenado para estar en una cuarentena durante tanto tiempo; tenemos que atravesarla de la manera más tolerable posible.