Un dirigente sindical de peso en Rosario se quejó: "me falsificaron la firma" y a su alrededor respiraron aliviados. Se refería a una nota (que ya había llegado a manos del gobernador) en la que él aparecía pidiendo la renuncia de un par a un cargo público. Dijo saber quién se tomó esas atribuciones y también el sello del gremio. Conclusión: se asoma una dura e íntima interna, que va más allá de lo sindical.