Relato de un narco local que tuvo coronavirus en la cárcel de Ezeiza
“Uno siente que se puede morir en cualquier momento”, afirma el preso de 57 años, que toma 34 pastillas por día por un complejo cuadro de salud que lo convierte en “grupo de riesgo”. A pesar de que la última vez se escapó de las salidas transitorias, pide que le concedan la domiciliaria.
Archivo El Litoral Mendoza fue condenado en tres oportunidades -1983, 2000 y 2015-, la última, en el histórico juicio al ex jefe de policía Hugo Tognoli.
Hace veinte meses que está preso en una de las cárceles más grandes del país, donde pasó 18 días aislado por haberle dado positivo el test para coronavirus. Un mes antes, había pedido “autoaislarse” en su celda, cuando se enteró que el virus había entrado al penal y uno de sus compañeros de pabellón murió a causa de la enfermedad. Ahora insiste con la posibilidad de la domiciliaria, que la justicia federal volvió a rechazarle hace dos semanas.
Daniel Francisco Mendoza atiende el teléfono comunitario que está en el hall del Pabellón “D” del Módulo 1 del Complejo Penitenciario Federal (CPF1) de Ezeiza. Se lo nota sereno, como si hubiera aprendido a sobrellevar el encierro de manera estoica. “El Tuerto” cuenta que pasó unos 19 años de su vida entre rejas (fue condenado tres veces en 1983, 2000 y 2015), aunque nunca vivió algo parecido a lo de ahora, en tiempos de pandemia. Lleva siete meses sin recibir visitas y teme que un nuevo contagio termine con su vida.
“Acá uno siente que se puede morir en cualquier momento”, confiesa. “No sé si los jueces o fiscales saben lo que se vive adentro”, pregunta y a su vez contesta: “Es muy jodido vivir acá siendo una persona enferman, se agravan las dolencias, todo”.
“Mil pastillas”
Mendoza tiene 57 años y padece obesidad mórbida, HIV y diabetes, entre las comorbilidades más delicadas. “Tomo 34 pastillas por día”, revela y enumera que son “para el corazón, la diabetes, la presión, etc. Me dan una bolsa con casi mil pastillas mensuales y si no las tomo me perjudico”, razona.
Hace poco más de un mes -el 24 de agosto-, debía ser juzgado por el Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe en una causa en la que se lo acusa de haber continuado con el negocio de la droga, incluso desde la cárcel, mientras cumplía condena en Las Flores, tras ser apresado en 2012 por haber montado una cocina de cocaína en Colastiné Norte bajo el amparo policial. El último juicio se suspendió, justamente ante la imposibilidad de ser trasladado a la sala de videoconferencias del penal, como medida preventiva dispuesta por el Servicio Penitenciario y hasta la fecha no fue reprogramado.
Fue internado el 31 de agosto con hisopado positivo para Covid 19 y según informes del 9 de septiembre, del Centro Medico de la Unidad 21 (del Hospital Muñiz) era un paciente “clínicamente estable”.
-¿Cómo fueron esos días?
-Previamente, antes de que solicitara el aislamiento voluntario, se descompensó un hombre de apellido Tello, lo hisoparon, estuvo tres días internado y lo llevaron de nuevo al pabellón porque dio negativo. Se vuelve a descompensar y muere a fines de julio y el hisopado postmortem da positivo para Covid.
Por eso de los 50 que eramos en el pabellón, quedamos 49 como sospechosos. En ese momento yo pedí resguardarme voluntariamente en mi celda debido a mis enfermedades, pero no se me concedió. Justo un mes después nos hacen un hisopado al pabellón completo y de los 47 que eramos -porque dos estaban internados-, 35 dieron positivo. De esos 35, a los 15 que eramos de alto riesgo nos internaron en la Unidad 21 del Hospital Muñiz. A los demás se los dejó en un pabellón de ingreso que habían preparado para esos caso y quedaron en observación.
En el caso de los 15 de alto riesgo quedamos 18 días con la medicación que te dan ahí, en una habitación muy precaria que se comparte con otras 5 personas. El día 19 nos hacen otro hisopado y en mi casa me dio negativo y me dieron el alta por eso volví al Módulo 1 – Pabellón D, donde estoy en una celda solo. Todos volvimos al mimos pabellón.
-¿Cuál es su preocupación ahora?
-Que según el infectólogo que nos atendió, la inmunología que tenemos es de dos meses sin contagiarnos de nuevo. Después nada evita que podamos ser contagiados y el riesgo que se corre acá es extremo en el caso mío y no quiero pasar por lo mismo.
-¿Por qué cree que no le dan la domiciliaria?
-Quizás sea porque estoy procesado y no estoy con condena todavía, la verdad que no sé por qué no me dan la domiciliaria, en el caso mio me dicen que estoy bien atendido porque hay un hospital de alta complejidad cosa que no es verdad, es muy buen hospital, pero no tenemos atención adecuada.
-¿Por qué no volvió de las salidas transitorias cuando estaba en Coronda?
-Cuando me trasladan del penal de Las Flores a Coronda, estuvimos 3 días sin luz, sin agua y los chicos de abajo prendieron fuego los colchones y casi nos morimos ahogados. Al otro día recibo el permiso para la transitoria. Hacía un año y medio que estaba con las salidas, pero debido a eso temí por mi vida y no volví. Eso fue en septiembre de 2017, me faltaban 9 meses para llegar a la condicional, era un tema de supervivencia. Para mi fue un abuso de confianza, no una fuga. Estuve viviendo en Córdoba, en la casa de mi hermana.
-¿Y a pesar de que lo investigaban por otra causa usted seguía saliendo?
-Cuando me vincularon a la última causa -en abril de 2017- me allanaron en ese momento mi casa de Santo Tomé y mi celda. Me dijeron que buscaban teléfonos, chips, agendas, pero no que era por drogas. Yo seguí saliendo con permiso hasta que pasó lo de la quema de colchones y cuando me vuelve a recapturar me trajeron acá (a Ezeiza) por una cuestión de salud, pero me alejaron a 600 km de mi casa, cuando en Santa Fe en el Cullen estaba mucho mejor atendido que ahora.
-¿Cuántos años lleva preso en total?
-Alrededor de 19 años preso.
-¿Vivió algo parecido estando preso alguna vez?
-Nunca viví nada igual. Siempre tuvimos ciertas libertades, jugábamos al fútbol, hacíamos talleres, cosas en las que se iba el tiempo. Nada parecido como la pandemia, donde uno siente que se puede morir en cualquier momento. Sabíamos que todos íbamos a terminar así porque era cuestión de tiempo.
DATO
-¿Por qué le dicen “Tuerto”? -Ustedes me pusieron así, la prensa. Pero nunca gente conocida me ha dicho “Tuerto”. Tengo un ojo que no lo puedo abrir, sí. -¿Y qué le pasó? -Fue un accidente con una munición de escopeta. Tiraron para arriba, pegó en una viga, rebotó y me pegó en el ojo. Tenía 30 años.
Flavio Raina No sé si los jueces o fiscales saben lo que se vive acá adentro , interpela el reo, que pasó unos 19 años de su vida tras las rejas.
“No sé si los jueces o fiscales saben lo que se vive acá adentro”, interpela el reo, que pasó unos 19 años de su vida tras las rejas.Foto: Flavio Raina
Último rechazo
El 17 de septiembre el Tribunal Oral Federal de Santa Fe -José María Escobar Cello, María Ivón Vella y Luciano Lauría- rechazó un pedido de prisión domiciliaria intentado por el abogado Sebastián Gervasoni, en favor de Daniel Mendoza.
“El estado de salud de mi defendido se ha agravado desde su detención a la fecha” indicó el Dr. Gervasoni en el escrito. Por su parte, el fiscal general Martín Suárez Faisal se opuso al entender que el encausado no se encuentra comprendido en ninguna de las excepciones previstas en el DNU 297/20 y a pesar de haber sido diagnosticado con Covid 19 positivo el caso no encuadra en el supuesto legal previsto para las “enfermedades terminales” (art 10 inc C del CP y art 32 de la ley Nº 24.660).
Aunque rechazaron el incidente el tribunal insistió para que en el lugar de alojamiento “se extremen y refuercen las medidas de salud correspondientes”.
Para los jueces “la circunstancias de Covid positivo per se no habilita la concesión automática de prisión domiciliaria”. Además, “su actual lugar de alojamiento resulta el más conveniente en pos de la protección de su salud” dado que está junto al Hospital de Infecciosas Francisco Muñiz.
Cifras
13 muertos Según un informe de la Procuración Penitenciaria de la Nación del 21 de septiembre, hubo 374 contagios por coronavirus detectados dentro de la unidades que dependen del SPF (corte al 11 de septiembre) de los cuales 118 ocurrieron dentro del CPF1 Ezeiza. El primer fallecimiento por coronavirus se registró el 20 de julio y hasta la fecha de cohorte llevan contabilizados 13 en total.