Juan Manuel Fernández | @jotafenan
La primavera llegó con temperaturas bajo cero a lotes que empezaban la etapa reproductiva. A una semana del fenómeno empiezan los diagnósticos más precisos. Y son peores también por la sequía.
Juan Manuel Fernández | @jotafenan
A poco más de una semana de las últimas heladas en el centro santafesino las evaluaciones en los trigales van despejando dudas y aportan más precisión de los daños ocasionados. Aunque todavía quedan algunos días para que se cumpla el tiempo necesario para un diagnóstico final, los técnicos de la región reportan una amplia gama de afectación según las condiciones de cada lote. Todos coinciden en que, en mayor o menor medida, el fenómeno pegó en todos los potreros, ya castigados por la sequía.
Con epicentro en Gálvez, unos 20 ingenieros agrónomos salieron ayer de recorrida por la región para mirar los trigos y ayudarse entre sí a decidir qué hacer en cada caso. “Pocas buenas noticias” se generaron, dijo a Campolitoral el asesor Claudio Bosco. Debatieron, sobre todo, la continuidad o no de los lotes. “Para ganaderos, que están sufriendo la sequía con crisis de pasto, serían una posibilidad para evitar comprar forraje a un tercero”, explicó, una interesante opción a la vista de la escalada de precios que generó el crecimiento de la demanda.
Con la única certeza de que la helada se sintió en todos los lotes, Bosco aclaró: “es difícil encontrar un patrón, hay de todo”. Por ejemplo mencionó casos de lotes con fertilización deficiente donde “el daño es muy alto; casi total”. Pero en los mejor fertilizados el impacto es mucho menor.
Otro factor en el diagnóstico es la sequía. Si bien la helada impactó el tallo principal, los macollos que no sufrieron el evento tampoco es probable que prosperen por la situación hídrica y los pronósticos climáticos. “La probabilidad de que den una espiga verdadera es cero; entonces hoy al evaluar un trigo el daño de helada puede alcanzar el 50% de las espigas, pero el macollo que representa el otro 50% no va prosperar por la sequía”, sentenció.
A su vez, en las zonas más altas, como San Carlos o Gessler, el impacto fue algo menor. También lo fue donde había un poco más de humedad en el suelo y la helada llegó con mejor estado de planta. Bosco describió como “una catástrofe” la situación en Gálvez y distritos como Bernardo de Irigoyen, Centeno o Casalegno. “Golpeó mucho”, dijo. En cambio en San Fabián el daño fue mucho menor porque atemperó la proximidad del río.
El ingeniero Julián Imhoff, propietario de un establecimiento en Gessler fue parte de la recorrida y mencionó que vieron lotes de 70%, 80% “y hasta algo más de daño”. Pero aclaró que la situación cambia “lote a lote” porque depende no solo de la humedad en cada uno sino de los cultivos antecesores, la cantidad y distribución del rastrojo, de la variedad, fecha de siembra y fertilización. “La helada sin dudas ha sido muy fuerte, va a generar bastantes pérdidas; algunos productores se van a llevar una sorpresa y además no llueve: o sea que el panorama no es el mejor”.
Incluso pueden seguir apareciendo daños, según la experiencia de uno de los profesionales que hicieron el monitoreo, tasador de una compañía de seguros, quien sostuvo que recién a los 15 días se puede saber el impacto definitivo.
En el intercambio, los técnicos se preguntaron con qué estrategia “encarar la gruesa”. Porque secar los trigos para hacer una soja más temprana puede parecer lo más lógico, sin embargo -explicó Imhoff- hacerlo “sin tener humedad en el perfil es muy arriesgado, entonces por más que no rinda mucho posiblemente los trigos se cosechen igual así den 5 quintales”.
Más al oeste, cerca del límite con Córdoba, el ingeniero Pablo Ponzio de la consultora Agromaker comenzó ayer con los monitoreos, que son muy minuciosos y lentos: se sacan las plantas de un metro en hilera, se cuentan las espigas y se pesan los granos. Con esa información se evalúa si se deja que el cultivo continúe o se interrumpe para darle otro destino al lote. “Todos los lotes en la zona están afectados, en más o menos porcentajes”, dijo, desde 3.5% a 90%. Los mayores perjuicios los observó en Pellegrini y los menores en El Trébol. “Tengo lotes de 75%, de 70%, de 50%, de 35%… o sea, todos tienen daño”.
Habiendo transcurrido 9 días de la helada más fuerte “todavía se sigue viendo cada vez más daño”, dijo el asesor. Al principio apenas se notaba, pero “con el paso del tiempo se va acentuando cada vez más y se va viendo el tallo seco, descolorido”. También influye que “erramos la lluvia del fin de semana, que la teníamos contabilizada; daban 90 % de probabilidades y no cayó una gota”, lamentó
Más al norte, desde Cululú el ingeniero agrónomo Federico Alonso agregó que en suelos de menor calidad la combinación con la sequía hace que el cultivo acelere el ciclo “o inducir la etapa reproductiva, como mecanismo de supervivencia” y a esos particularmente la helada los afectó mucho. En cambio los que permanecen en vegetativo no habrían sufrido demasiado. “La afectación es total desde la Laguna de Mar Chiquita hasta la Ruta Provincial 1, también en Bandera y Tostado”, comentó.