Oficialismo y oposición: recelo, a pesar de algunos guiños y charlas
Varios interlocutores intentan el armado de una mesa política que permita avanzar con la sanción de un paquete de leyes en el último trimestre del año. Hay gestos de acercamiento pero a la par, actitudes que desalientan la confianza.
A diez meses de la asunción de Omar Perotti, no ha logrado forjarse en la provincia todavía una relación oficialismo-oposición que logre traducirse en una mayor productividad legislativa. O cuanto menos, en el armado de una mesa política que permita avanzar. Hubo avances respecto de la tirantez con la que se había iniciado el mandato; se produjeron acercamientos y gestos, pero sigue el recelo. Incluso, en el propio oficialismo.
Desde hace algunas semanas, diferentes interlocutores desde la Casa Gris intentaron empezar a reestablecer vínculos. Se mantuvieron, entonces, reuniones reservadas entre algunos ministros y referentes del Frente Progresista. Y hace diez días, una conversación telefónica entre el propio gobernador y Miguel Lifschitz. No es sólo la necesidad del gobierno de contar con leyes neurálgicas para la gestión; es también el exiguo margen que deja la pandemia para mezquindades políticas desde todos los sectores. Devino de esa charla la decisión de Perotti de convocar – con otra denominación – al Consejo Económico y Social; y en el mismo día, el anuncio – todavía no materializado – de constituir la Junta Provincial de Seguridad. Ambos habían sido medidas solicitadas por el Socialismo.
Siguió a ello una exposición conciliadora del diputado Joaquín Blanco en la última sesión de la cámara baja. "Son necesarios espacios de encuentro para trabajar juntos en momentos muy delicados para la población desde el punto vista sanitario, económico, laboral y de seguridad. Desde la política debemos dar respuestas maduras para lograr soluciones transversales a los problemas de los santafesinos. Tenemos una absoluta predisposición para encontrar una agenda más productiva, para leyes que sirvan para mejorar la calidad de vida de la gente", sostenía, tal como lo publicara esta semana El Litoral ("Un veto que suma desconfianza"). Pero como también informara este diario, el paso siguiente fue la decisión del Poder Ejecutivo de vetar parcialmente la ley que propone otorgar un bono para los docentes reemplazantes. Se explicó que obedecía a cuestiones técnicas y de imprecisiones en la redacción, pero la argumentación no evitó la sorpresa y, otra vez, la desconfianza.
Una situación similar tuvo lugar esta semana. En este caso era un grupo de senadores del propio oficialismo que conversaba con funcionarios del Poder Ejecutivo la agenda legislativa con la que el gobierno aspira poder avanzar de aquí a fin de año. El punteo no incluía las leyes de seguridad que serían ingresadas por Diputados, pero sí otras como ART, presupuesto provincial 2020, creación de un ente para administrar la Autopista Santa Fe – Rosario, y la ley de Conectividad, entre otras. Estaban en el cónclave todavía, cuando desde la Mesa de Entrada de la Cámara le informaron a los legisladores reunidos que un nuevo mensaje del Ejecutivo había ingresado al cuerpo. Los interlocutores del gobierno ni lo habían mencionado. El proyecto en cuestión plantea un nuevo pedido de endeudamiento por cien millones de dólares con el Banco de Desarrollo de América Latina para financiar el programa de conectividad. La situación volvió a sorprender.
Así de zigzagueante se plantea la relación política en la provincia: para los "propios" persiste el recelo; y para los "extraños", los guiños se desvanecen rápidamente y convierten en reproche, hasta por los comentarios que se postean en las redes sociales. La desconfianza mutua pareciera ser lo único que todos tienen en común.