El profesor Enrique Chávez y aquella vuelta del "10" a Boca hace 25 años
El ex PF de Colón y aquel duelo ante Maradona: "Nos dimos cuenta de que nos iban a entregar"
"Tuvimos que 'aceptar' entre comillas que la fiesta estaba preparada para ellos", dijo el preparador físico sabalero de aquel entonces. "Cuando Caniggia le pegó la patada a Unali, pensé que lo había quebrado", señaló.
Archivo El momento de mayor efervescencia dentro del partido, Maradona y Toresani en plena discusión y Lamolina observando.
Quito Chávez fue un hombre que participó de momentos clave, inolvidables en la historia de Colón. Parece que fue ayer, pero han pasado ya 25 años de un partido que se recuerda como el de la vuelta de Maradona al fútbol argentino, pero que tuvo a Colón de protagonista y de "víctima" de un atropello futbolero. El propio Francisco Lamolina, árbitro de aquél partido, reconoció en una charla con los colegas de LT 10 que "no vio" el tremendo foul que le hizo Caniggia a Unali y que desembocó en la expulsión de Toresani por sus protestas. Ahí también nació aquella famosa frase de "Segurola y La Habana, lo espero y no me dura 30 segundos", que Diego inmortalizó ese mismo día, invitándolo a pelear al "Huevo", con el que luego fue compañero en Boca y tuvieron una excelente relación. Fue un partido que terminó en victoria ilegítima de Boca. Darío Scotto hizo el gol con sangre en el rostro y no debió estar en ese momento en el campo de juego. Pasaron cosas extrañas ese día en una Bombonera que metía miedo y que se movía como nunca. No latía la Bombonera, explotaba. Y volviendo al protagonista, el profesor Enrique Chávez tuvo el honor de haber sido el preparador físico del equipo de Chabay que consiguió el anhelado ascenso luego de catorce años en la B y después, ante el intempestivo adiós del uruguayo, se quedó para continuar con la complicada misión de la permanencia en la máxima categoría. En La Primera de Sol, Quito Chávez no se guardó nada de lo que pasó aquél día.
-Imagino que los recuerdos son muchos y afloran a cada instante de ese día en la Bombonera...
-¡Por supuesto!... Nos habíamos puesto de acuerdo con el Gringo Trossero y Villaverde para ir bien vestidos, de saquito y corbata... A los 15 minutos del partido nos tiraban de todo, era la cancha vieja con esos palcos arriba del banco visitante, no te podías dar vuelta que te tiraban de todo, lo que te imagines...
-¿Te queda, como a nosotros, la imagen de que pasaron cosas raras, perjudiciales para Colón en ese partido?
-Todos sabemos que fue un robo desde el principio hasta el final... En el primer tiempo, nos mirábamos con el Gringo y sabíamos que la cosa estaba dirigida... Tuvimos que "aceptar" entre comillas, que la fiesta estaba preparada para ellos... Y que Colón era el "pato de la boda" como se dice habitualmente.
-Con jugadores que, caso Scotto autor del gol y Caniggia protagonista de una tremenda patada, no debieron estar o seguir en la cancha...
-Sobre todo eso... Cuando lo dejó seguir a Scotto todo ensangrentado como estaba, no entendíamos nada... Nosotros lo veíamos venir al banco y nos dábamos cuenta de que eso no estaba bien. Y bueno, al Gringo lo echaron porque explotó, a mi me sacaron los jugadores... Fue todo muy evidente y por eso nos calentamos... De cualquier manera es lindo recordar lo que fue la fiesta en sí, desde que llegamos al estadio... Pero bueno, el transcurso del partido nos fue demostrando que nos iban a entregar como locos... Y como decís, la patada de Caniggia a Dante y el circo que se armó en torno al Huevo...
-Fue alevosa la patada, porque era expulsión de Caniggia y terminó siendo expulsión de Toresani y 11 de Boca contra 10 de Colón...
-Nosotros nos levantamos rápido con el Gringo y Lalo Vega porque pensamos que lo había quebrado... ¡Fue tremendo el ruido que hizo ese golpe!... La verdad es que fuimos espectadores de un circo armado para Boca.
-Mucha calentura... Al Gringo no lo podían tener... ¡Quería ir a boxearlo a Lamolina!... Después salieron los chicos para el antidóping, cerraron las puertas porque los jugadores estaban muy calientes, salimos del estadio a cenar en silencio y a comernos la bronca que habíamos pasado... Hubo protestas después por parte de la comisión directiva... Siendo Boca y nosotros del interior, sabemos lo que pasa...
-Existe una leyenda urbana respecto de ese control antidóping a Diego...
-No puedo decir nada de eso, pero siendo Diego, ¿te sorprende algo?... Mirá, Diego es un ídolo... Cuento algo: me sorprendió la entrada en el segundo tiempo... Nosotros, sin querer, íbamos con Pedro Uliambre caminando hacia el banco de suplentes y lo vemos al Diego... Aprovechamos para sacarnos una foto... Todo bien, aceptó la foto, pero me sorprendió mucho la cara, la mirada... Qué se yo... Yo lo idolatro al Diego, eso no está en discusión. Me sorprendió esa mirada... Feroz, como de bronca, nada que ver con una sonrisa... Qué se yo, era el regreso, había tanta gente, periodismo, todo ese circo montado que capaz que pasaba por ahí... Ni siquiera un hola, sólo se prestó para la foto...
Gentileza El Gráfico El momento de mayor efervescencia dentro del partido, Maradona y Toresani en plena discusión y Lamolina observando.
El momento de mayor efervescencia dentro del partido, Maradona y Toresani en plena discusión y Lamolina observando.Foto: Gentileza El Gráfico
-¿Se movía la Bombonera?
-¿Viste el tema de Fito, "dale alegría a mi corazón"?... Se me caían las lágrimas, temblaba todo... A mí, que me tocó la posibilidad de estar ahí, se me cayeron las lágrimas, es una presión constante que se siente, es tremendo el sonido de ese estadio, temblaba entero...
-Y mirá que costó mantener a ese plantel en Primera, siendo que era un buen equipo, con jugadores de experiencia...
-Tenían una mentalidad ganadora tremenda... Yo sé de colegas, actuales, a los que les cuesta mucho mentalizarlos para ganar, no se encuentran jugadores con ascendencia, caudillos, líderes... Los nuestros eran jugadores consagrados, que venían de equipos grandes... Pero nos costó mucho hacer pie en primera, nos costó acoplar los refuerzos... Con Vignatti seguimos viajando en colectivo y parando en hoteles de dos estrellas, en ese aspecto no hubo cambios, no se comportó como un presidente de Primera... Ni en ese, ni en ningún aspecto... Nosotros lo sentimos así, inclusive con el Gringo... Muchas veces, Trossero venía caliente después de hablar con él, no sé si se le quería meter en el armado del equipo o qué, pero lo tenía que frenar porque se enfurecía... Pero ese paso del Nacional B a Primera fue costosísimo.
Alejandro Villar El profesor Enrique Chávez, junto a Enzo Trossero y el doctor Eduardo Vega.
El profesor Enrique Chávez, junto a Enzo Trossero y el doctor Eduardo Vega. Foto: Alejandro Villar
-¿Y en tu aspecto puntual de la preparación física?
-El promedio de edad era alto y no podía entrenarlos el doble para llevarlos a un ritmo de Primera. En la línea de cuatro había pibes jóvenes, pero en el resto del equipo, no. Hasta a Marcelo Saralegui costó acoplarlo. Yo le recriminaba entre comillas a Trossero por qué no lo había dejado al Loco González... Yo lo cuidaba mucho, nunca me mentía, sabía cuándo parar y cuándo entrenar más duro, era muy responsable el Loco, me llevé y me llevo muy bien con él.
-¿No lo quiso Trossero o no lo quiso Vignatti?
-No lo quiso Trossero... Lo había tenido en Estudiantes y no tuvieron buena relación... Gabriel era loco (risas)... Una cosa era afuera de la cancha y otra adentro... Ojo, te repito, conmigo se comportó muy bien, es un amigo, no tengo nada que decir de él...
-¿Qué te causó la muerte del Huevo Toresani?
-Sabía que se había ido a dirigir a Uruguay, pero luego le perdí el rastro, desconocía que se había vuelto y que estaba viviendo donde estaba viviendo... Me quedó el sabor amargo de no haber podido hacer algo por él... En el velatorio hablé con Nery Pumpido del tema, para ayudar a los ex jugadores y que no pase lo que pasó con el Huevo... Me dolió mucho...