En Colón jugó más de 100 partidos en dos ciclos e hizo 44 goles. Su paso por Unión fue más efímero, apenas un puñado de partidos. Hizo ruido porque se trató de la única transferencia de club a club, aunque en realidad fue la venta de Colón a un grupo empresario en el que, entre otros, se encontraba el doctor Scoco, un esperancino hincha de Unión y al que acompañaron otras personalidades tatengues, como el ex presidente Ricardo Tenerello. Pero Claudio Mir, más allá de haber jugado también en otros equipos del país, hizo una dilatada trayectoria en el fútbol boliviano. Y se dio el gusto de jugar en The Strongest y en Bolívar, que es como decir que "jugué en River y en Boca, porque son los dos más grandes de Bolivia".
La selección tomó la decisión, inédita en los últimos tiempos, de viajar dos noches antes del partido a La Paz. Más allá de aquélla experiencia, hoy irrepetible, de concentrar a un equipo para aclimatarse a la altura durante mucho tiempo antes como fue la "selección fantasma" de 1973, los últimos antecedentes marcaron un camino: el de llegar algunas horas antes del partido e ir directamente desde el aeropuerto al estadio para jugar el partido y regresar de inmediato.
-¿Está bien lo que se hace, "Carozo"?
-Siempre se puso a la altura como un mito. El argentino siempre va con mala predisposición a jugar en La Paz. Y yo digo que es relativo, Boca fue dos días antes y tuvo la suerte de ganar allí... Bolivia no tiene una selección fuerte, Bolívar, Oriente Petrolero y Wilsterman no le entregaron jugadores y está disminuido... Se pueden llegar a apunar, puede dolerles la cabeza, tener algunos vómitos, porque eso es lo que pasa en el segundo día que estás allá... No sé si la pastillita esa que te dan allá se puede tomar, por el tema del dóping y tampoco el mate de coca, que se usa mucho para apaciguar los efectos de la altura.
-¿Tiene mucho de mentalidad lo de la altura?
-Mirá, cuando yo llegué a La Paz no sentí nada y al tercer día jugué un partido e hice dos goles... Antes no se hablaba de la altura. Es un fantasma que lo magnifica el argentino.
-Muchos creen que no se debiera jugar en La Paz. Y algunos, como el profesor Fernando Signorini, opinan que "en La Paz se puede morir un jugador"...
-Cada uno juega adónde quiere... Colombia lo hace en Barranquilla... Y en Barranquilla tenés 35 grados de calor y un sol tremendo... Y eso te jode bastante... En la altura y al segundo día, algunos jugadores pueden vomitar, eso te lo puedo asegurar... Allá en La Paz también pega fuerte el sol en el verano y al que va del llano se le complica. Pero ahora no están en verano... Si Bolivia aprieta en los primeros 20 minutos, se pueden ahogar los jugadores argentinos... Hay que ver qué clase de partido plantean ellos...
-Con Atlético Bermejo me fue muy bien y eso que jugué en Potosí, que es peor... Por ejemplo, les pedía a los defensores que no me pasen la mitad de cancha...
-Con dos volantes de contención y dos por afuera. Yo jugaría 4-4-1-1... Sabella lo planteó bien y metió línea de tres con dos laterales por afuera, tres volantes y Messi acompañando a Palacio. No está mal, se puede jugar así también: sería un 5-3-2 o 5-3-1-1, con un líbero, dos stopper y dos marcadores de punta... ¿Sabés qué hacía cuando dirigía e iba a la altura?
-Lo entrenaba al arquero mío pateándole con pelotas de voley... Son más livianas, van más rápido y se mueven... Y después, el día anterior y ya en el lugar del partido, entrenaba con la pelota, corre más rápido, se eleva mucho y como tenía dos jugadores que le pegaban muy bien, gané así, con dos goles de tiro libre.
-Vos le pegabas fuerte a la pelota, ¿hiciste goles en la altura?
-Varios... Y también muchos de cabeza. Hay uno en Sucre que hice, pegándole de tres cuartos de cancha al ángulo y con ese gol tuvimos la suerte de salir campeón.
-Bolivia no llevó a todos sus jugadores a Brasil. ¿Vos pensás que César Farías, el entrenador, pensó que era imposible sacar un buen resultado y por eso guardó lo mejor para enfrentar a Argentina de local?
-El técnico es vivo, dejó a Martins, un delantero que va al frente y exige siempre, para jugarle a Argentina... Farías dirigió a The Strongest, sabe lo que es jugar en la altura y fue a San Pablo con nueve jugadores que recién debutaban en la selección y tenían temor, se notaba... Brasil bajó el acelerador, porque, si no, ¡le hacía quince goles!... A Chumacero, otro que no jugó en Brasil, lo tuvimos con el Huevo Toresani en The Strongest y corre muchísimo en la altura, no para...
-A propósiito, ¿te dolió lo del Huevo?
-Muchísimo, conmigo se comportó de maravillas... Hay que tener huevos para hacer lo que hizo...
-No es el ejemplo del Huevo, puntualmente, pero, ¿es un problema complicado el que tiene el jugador de fútbol cuando cuelga los botines y empieza otra vida?
-Termina el fútbol y no te da bola nadie... ¡Ni tu familia te da bola!... De mi familia, te puedo decir que mi vieja, mi hermana, el Pelado Centurión que es mi cuñado y mis tías, estuvieron siempre conmigo... De mis amigos de la infancia, me quedan tres o cuatro... Cachito Vera, Alejo Franco y Jorge Cantero son los amigos de Colón, a los que siempre recuerdo muy bien y comparto cosas... Y después, otro de barrio Roma... Es un problema cuando dejás el fútbol, tenés todo y de repente pasan cosas y se hace difícil seguir adelante...
-¿Qué es de tu vida actualmente?
-Estoy entrenando a unos quince chicos, no es una escuela de fútbol... Son padres amigos, que tenían sus hijos en escuelitas y por la pandemia dejaron de ir. Les estoy enseñando la parte técnica, vamos a una placita enfrente del club Escalante, los martes y jueves y les enseño a parar la pelota, a dar pases... La técnica, que es lo que no abunda... Me gusta mucho porque los padres confían en mí y eso es importante. Sigo ligado al fútbol, a mi no me gusta que digan que soy un ex jugador, yo sigo siendo un jugador, veo los partidos y me muevo como si tuviera que patear una pelota... Eso me mantiene bien, estoy ocupado y eso es bueno...