"Nadie puede dudar de que las cosas recaen. Un señor se enferma, y de golpe un miércoles recae. Un lápiz en la mesa recae seguido. Las mujeres, cómo recaen. Teóricamente a nada o a nadie se le ocurría recaer pero lo mismo está sujeto, sobre todo porque recae sin conciencia, recae como si nunca antes. Un jazmín, para dar un ejemplo perfumado. A esa blancura, ¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo? El mero permanecer ya es recaída: el jazmín, entonces. Y no hablamos de las palabras, esas recayentes deplorables, ni de los buñuelos fríos, que son la recaída clavada.
Contra lo que pasa se impone pacientemente la rehabilitación. En lo mas recaído hay siempre algo que pugna por rehabilitarse, en el hongo pisoteado, en el reloj sin cuerda, en los poemas de Pérez, en Pérez. Todo recayente tiene ya en sí un rehabilitante pero el problema, para nosotros los que pensamos nuestra vida, es confuso y casi infinito. Un caracol segrega y una nube aspira; seguramente recaerán, pero una compensación ajena a ellos los rehabilita, los hace treparse poco a poco a lo mejor de sí mismos antes de la recaída inevitable. Pero nosotros, tía, ¿cómo haremos, cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído si por la mañana estamos tan bien, tan café con leche, y no podemos medir hasta dónde hemos recaído en el sueño o en la ducha? Y si sospechamos lo recayente de nuestro estado, ¿cómo nos rehabilitaremos? Hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña, al terminar su obra maestra, al afeitarse sin un solo tajito; no toda recaída va de arriba a abajo, porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa cuando ya no se sabe dónde se está. Probablemente Ícaro creía tocar el cielo cuando se hundió en el mar epónimo, y Dios te libre de una zambullida tan mal preparada. Tía, ¿cómo nos rehabilitaremos?
Hay quien ha sostenido que la rehabilitación sólo es posible alterándose, pero olvidó que toda recaída es una desalteración, una vuelta al barro de la culpa…".
Sobre el texto de Julio Cortázar (Me caigo y me levanto) Argentina, su gente, la provincia, su gente, Rosario, su gente, pueden escribir más páginas, muchas más páginas.
Un país que trata de modo diferente a Venezuela según qué persona y qué día, a veces la misma persona pero diferentes días, es una recaída de la coherencia o más claro: una vertical caída de las certidumbres internacionales para un país y sus democráticos representantes y más aún: ¿qué parte de país siente conmoción personal por el caso Venezuela? Puestas de a una las miserias conmueven todas, porque toda relación injusta y toda hambruna conmueve pero ay, la política interna de Venezuela no es un eje de nuestro país… en todo caso de algunos interesados. De algunos.
El caso Trump / Biden y la mirada oblicua de muchos colegas sobre un tema central, quienes manejan "yankilandia", pone a este tema, como el de los yuanes que podemos y no podemos usar en este punto: ni Carnales con Venezuela ni poco Carnales con EE.UU., pero parecidas ayer, hoy y mañana, tal vez la única forma de la credibilidad, que sigue siendo la coherencia en los dichos y los actos. No somos coherentes.
Dejamos fuera Economía, Corte Suprema, Federalismo violentado y mentido… dejemos fuera las incoherencias porque se insiste: es parte de la decadencia. Estamos decayendo.
Es un santafesino de San Mariano, habitante de Santa Fe y de Rosario quien corrigió la historia mundial sobre la fecha del asesinato, tiro de gracia del Che. Walter Operto. No mereció un Pulitzer porque no es de por allá.
Ni el 7/8/9 de octubre del Che, ni el 8 de octubre de Perón son parte de algo que conmueva al país. Nada. Decayeron sus memorias esto es: las memorias populares donde estaban guardadas tanto la marchita como la camiseta que se vende en el mundo entero. Nada de aquello que fue fervor en el otro siglo. De Perón a Alberto F. y de El Che a Grabois. En la provincia debería sobrevivir Carlos Silvestre Begnis, "the best". Otro olvido.
Hay algo que los que analizan, deberían analizar: ¿qué memoria estamos fabricando? Esa pregunta va con el texto de Cortázar, me caigo y me levanto pero… decaemos, che. Cultura… teléfono…hola…
El socialismo había decaído. Perdieron. No hay modo de ocultar que Roberto Miguel Lifschitz, cada vez mejor asesorado por alguien que verdaderamente entiende de inteligencia política sostiene, desde sus mínimos cuadros socialistas, todos con domicilio en Rosario y sueldo en Santa Fe, una decisión: seguiremos "convenciendo" al radicalismo y partidos minoritarios e iremos por la gobernación en el 2023, antes por la caída de los votos peronistas en las elecciones parciales del 2021. No hay pandemia que valga. Ahora la inseguridad será culpa del peronismo… y los problemas de salud también.
Sin voceros reales, antes bien, con yerros y ausencias en la comunicación de quienes era descontado que iban a fracasar, con el peso de los silenciosos peronistas de la provincia trabajando en la nación, que no aparecen con declaraciones regionales (cito a tres: María Eugenia Bielsa, Agustín Rossi, Marcos Cleri y puedo subir a la tarima a la senadora María de los Ángeles Sacnun, natural de Firmat) la Gobernación Perotti, cuidadosa de los números de gastos, del debe y el haber, del endeudamiento, de la transparencia, todas cuestiones reales y visibles sobre las que no aparecen quejas, se encuentra en este punto. El Punto Cortázar. Debe enfrentar dos hechos: Pandemia y Pobreza. Y una más: la foto en soledad. No decaer es el mandato.
La pandemia debería juntar a todos los que sufrimos La Peste en mi Pago, debería reunir a los honestos y contar -ellos- los desaguisados del socialismo, si los hubiere (que los hubo) y después cerrar las cuentas y franquear las tranqueras: Santa Fe sigue con problemas de inseguridad que "Binner, Bonfatti y Los Monos" convirtieran en leyenda nacional, le suma problemas de Salud que, ahora se advierte, en Región Rosario cruzaba / cruza la salud privada atada a la estatal y la Peste en mi Pago diferencia unos de otros costos. Hoy con muy alto diferencial.
La peste es el eje socio cultural económico del Siglo XXI. Cambió paradigmas, planes y controversias. Los Gremios estatales mordiéndose la cola, quieren aumentos y paritarias.
Rosario está fundida y la provincia no tiene empate ni ganancias. Perotti debe unir a todos (el líder del sur en mitad de la Peste -Javkin- tal vez con la ayuda Jatón, el locutor puesto a Intendente con buenas propuestas, parece).
Lo que resta es Banco de Alimentos salvando el Hambre, Marcelo Sain y sus declaraciones, los chicos de Lifschitz haciendo los deberes (gruñendo) y los senadores provinciales en la tribuna, mirando el partido de la cuarentena que desnudó la economía y agregó indigencia.
Así gana Julio Cortázar… "Hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña, al terminar su obra maestra, al afeitarse sin un solo tajito; no toda recaída va de arriba a abajo, porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa cuando ya no se sabe dónde se está…". De eso se trata en mitad de la Peste en mi Pago.
Ni Carnales con Venezuela ni poco Carnales con EE.UU., pero parecidos ayer, hoy y mañana, tal vez la única forma de la credibilidad, que sigue siendo la coherencia en los dichos y los actos. No somos coherentes.
Dejamos fuera Economía, Corte Suprema, Federalismo violentado y mentido… dejemos fuera las incoherencias porque se insiste: es parte de la decadencia. Estamos decayendo.